El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

jueves, 31 de enero de 2013

TRIANA, LOS GITANOS Y EL FLAMENCO (III)


            No han sido pocas las aportaciones del pueblo gitano al flamenco, si nos referimos a primeras figuras del cante. Hay un factor común en todos ellos, y es la tradición oral de sus familias aplicada a lo que se canta y cómo se canta. Pero si tenemos en cuenta que la técnica -conjunto de reglas- se adquiere a base de muchas repeticiones y además apreciamos como válidos otros medios de aprendizaje –Camarón escuchaba continuamente discos, sobre todo de clásicos, como hacia Tomás con el gramófono de su hermana Pastora-  tales como grabaciones, reuniones de cabales, etc., apreciaremos la facilidad con que los cantaores pueden perfeccionar dicha técnica. Luego está el talento, claro, en flamenco, lo que natura no da, Triana no presta.
            Las tonás del campo llegaron a Triana y a muchos más lugares, y en todos se fue transformando, a veces a mejor, casi siempre a mejor. Independientemente de su entroncamiento en los cantes madres de las tonás tanto como dentro de los que dieron origen a las plañideras y siguiriyas, el martinete toma el alma de los metales, se funde en herraduras y alcayatas, en los metales de las herrerías, y se disuelve a los golpes del martillo en el yunque.  La evolución de aquellas tonás hasta convertirse en martinete o en deblas, puede pasar por los ámbitos en los que fueron perfiladas, como la soleá evoluciona a partir del compás propio de estilos bailables, como el antiguo jaleo y se diversifica desde la que cantaba la Andonda hasta la que hacían los alfareros –Ramón el Ollero-, lógicamente, tiene un desarrollo distinto y más amplio por haber sido cultivada por payos y gitanos, siendo el martinete, a pesar de ser ejecutado con maestría por algunos intérpretes payos, cante característico y procedente de las herrerías regentadas por gitanos.

SEMÁNTICA DEL VOCABLO
            El martinete es el son del martillo sobre el yunque. Así de simple; ¿perogrullesco? puede ser. Ensanchando la expresión, es la continua repetición del sonido de dicho impacto. Si usamos “sonsonete” para referirnos a la cadencia continuada de cualquier golpe ejecutado para imitar el tempo de la música, o si pronunciamos “soniquete” para expresar una especie de palilleo lejano o apagado igualmente repetido, deberá sernos por tanto lógica la manera de denominar a dicho sonido fragüero. Igualmente, toda melodía creada, inspirada o interpretada a su compás, y por lógica natural deberá ser llamada martinete. Pero no se acompasaron los cantes al compas del martillo, sino que al contrario, fueron estos los que se amoldaron a ritmo de las tonás. No es lo mismo perfilar una alcayata que dar forma a una pieza grande, por lo tanto, la cadencia es distinta.

EL MARTINETE EN LA SAETA
            La saeta no es ninguna modalidad del martinete. En primer lugar porque la saeta no sólo es anterior a dicho cante, sino que es anterior  al propio flamenco, y tuvo su propia evolución. El martinete se suele utilizar como remate a la saeta por siguiriya, denominándose de varias maneras en sentido localista, como por ejemplo “el macho” o “la coletilla”. Tampoco se interpreta literalmente ajustándose al modelo aproximado, sino que toma del martinete algunos de sus giros melódicos, aunque se mimetiza con este fácilmente,  por ser ambas interpretaciones a palo seco.

LA DEBLA
            Con respecto al término, parece que al tener el referente práctico en Blas Varea, todo el mundo conocía el cante como el “de Blas”, de donde derivó. También  puede tratarse de un canto místico, ya que en romanó debla significa “diosa”, aunque por su carácter afligido y lastimero es poco probable. Parece ser que es la toná de Triana, aunque poco hay más allá de la grabación de Tomás “En el barrio de Triana ya no hay pluma ni tintero”, sino elucubraciones sin fundamento.

            Una vez enumerados los principales palos que los gitanos dejaron al flamenco y a Triana y volviendo al tema, como creo demasiado recurrente la historia de la diáspora de mediados del siglo XX hacia los barrios periféricos, acabaré sintetizando que dichos cantes fueron modelo universal y generadores de estilos y formas e inspiradores para muchos cantaores y sus cantes. Los descendientes de aquellos gitanos trianeros que involucraron su trabajo y su arte, siguen creando en las Tres Mil, los Pajaritos o el Polígono norte, barrios que son sede y escuela del flamenco de hoy día.

domingo, 27 de enero de 2013

TRIANA, LOS GITANOS Y EL FLAMENCO (II)


            Hasta ahora, en la entrada anterior hemos vislumbrado, sin que eso sea absolutamente  demostrable, los asentamientos gitanos en Sevilla durante los primeros siglos de su aparición en la península, para pasar más adelante a ampliar su establecimiento en Triana, donde trabajan, fundan hermandades, viven, conviven, cantan y bailan.
            El flamenco no nació en las fraguas trianeras, ni lo inventaron los gitanos. Eso es más largo de contar y más complicado de desarrollar. En el siglo XVII ni siquiera existía el flamenco y en la página que he consultado puede leerse: << No hay constancia de la intervención de gitanos en las procesiones de Sevilla; pero es razonable suponerlo por cuanto la estructura del cortejo era similar a la de otras ciudades -hasta cinco cuerpos de danzantes pagaba el Cabildo en 1697-, donde sabemos a ciencia cierta que actuaron. ¿Quién mejor que ellos podían interpretar la zarabanda, ese baile lascivo que escandalizó al Padre Mariana?>>. No sabemos a cierta ciencia lo que cantaban y bailaban los gitanos en el XVII; flamenco, desde luego que no.
            Según mi convencimiento personal de que nace y procede del campo, tanto de cánticos de laboreo en el tajo como del ámbito familiar en núcleos de población –no olvidemos la ascendencia rural de los Pavones-, la llegada a la urbe de esos cantes y bailes primigenios es el germen básico de todo el cuerpo formal del flamenco y su ramificación en los distintos palos. Claro que el condicionante local de cada zona o comarca convierten en privativos o particulares cantes que llegaron por igual a otros sitios. Pensemos en el ejemplo evidente y concreto del fandango y en su cantidad de variantes, que llega incluso a originar otros palos formales como la granaína y la malagueña.

LA APORTACÓN GITANA AL FLAMENCO

            Parece que en los gitanos se dan unos condicionantes, bien de tipo genético o existencial, que los reviste de una habilidad especial para cualquier manifestación artística, sobre todo en las relacionadas con la danza y el canto, que los distingue por su halo. Pero además, sobresalen de manera excepcional en su dominio del tempo musical, o para que todos me entiendan, en el compás. He visto en las Tres mil viviendas a niños que apenas habían arrancado a andar, marcar a la perfección cuando sus padres los jaleaban con las palmas. También tenemos en la retina la imagen del gitano viejo con el violín, el clisé de la zíngara con el pandero y tantas y tantos otros iconos que relacionan estas artes con los calés. No es de extrañar pues, que también en el flamenco tengamos muestras de esas facultades, en el baile, el cante el toque o la percusión.

seguirá


jueves, 24 de enero de 2013

TRIANA, LOS GITANOS Y EL FLAMENCO (I)


Fuente consultada: Alma mater hispalense, Los gitanos en Andalucía. Siglo XVI. Universidad de Sevilla.

          Desde el punto de vista del flamenco, sería una grata noticia histórica poder afirmar que los gitanos hubieran accedido a la península allá por el siglo XV por el Sur, y que se vinieron directos a Triana, pero no, no fue así.
            Si a las calles se las rotuló a partir de la toma de Sevilla por San Fernando y la organización que se hizo a partir de entonces de barrios, collaciones o cuarteles atendiendo al nombre de sus habitantes en lo respectivo a sus profesiones, procedencia, religión, o bien como en el caso que nos ocupa a su procedencia étnica –y ya que la actual calle de Jáuregui, a principios del XVI se llamaba calle de Gitanos-, habrá que conceder a la zona de Santa Catalina-Puerta Osario haber sido el  primer asentamiento de los gitanos en Sevilla.
            Durante todo este siglo, el XVI, y hasta el VXIII, son pocas y veladas las noticias que tenemos sobre este pueblo, que, aunque tradicionalmente errante, se asienta en la ciudad sin especial inclinación, a excepción de Triana, por razones que más adelante y en esta misma entrada podremos distinguir. Así como judíos y moriscos disponían de sus propios barrios donde convivían, trabajaban e incluso se enterraban (ejemplos de las excavaciones realizadas en Cano y Cueto y de la plaza de San Pedro que antes de ser la primera fábrica de tabacos de Sevilla había sido un cementerio), los gitanos tomaban asentamiento en distintos barrios, por lo que podemos desechar núcleos habitados exclusivamente por ellos. En unas partes de Sevilla había menos, y en otras, como Triana, había más; sabemos que a finales del XVII la mitad de la población romaní residía en su zona sur, alrededor del Monte Pirolo y la cava, preferentemente, por su humildad y pobreza, en corrales y patios de vecinos donde se integraban con más frecuencia, aunque también a extramuros y en lugares cercanos al matadero, en la zona de la Puerta de la Carne.

FRAGUAS DE TRIANA

Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
F.G.Lorca

            Los gitanos canasteros venían vendiendo su género por los patios, bien en carros o en borricos y se volvían a sus asentamientos en el campo. De los distintos oficios practicados por los gitanos, tradicionalmente artesanos, destaca el anteriormente citado; también se dedicaron al hospedaje, mesoneros y venteros hubo conocidos y populares, así como también los hubo con profesiones sedentarias como los agricultores, aunque en menor medida. Pero el oficio por antonomasia, y más extendido entre los gitanos andaluces, era el de herrero, y tal cantidad hubo de herrerías en esta tierra, que sólo se explica por la oposición del gremio de forjadores franceses a que los calés ejercieran la actividad en territorio gabacho, hecho que bien pudiera haber provocado la llegada masiva a España de herreros gitanos, así como la proliferación de sus negocios . De modo que la producción de herraduras, alcayatas y pequeña herrería tuvieron un alto porcentaje de fabricación en la forja de los “castellanos nuevos”.

Seguirá

FEDERICO






miércoles, 16 de enero de 2013

PICO QUE PICO


         Esta historia me la contó mi abuela, de pequeño. Es un cuento simple, sin muchas pretensiones literarias, pero que resume en muy pocas líneas la infalibilidad del sino, el ineludible camino que el hombre sigue desde que nace hasta que muere, y que algunos intentan alterar sin éxito; para otros, en cambio, es razonable aceptar sin lamentarse y con paciencia, la inevitable aventura de vivir, incluso la mala suerte.

         Un hombre adinerado solía pasear por sus tierras de labor, montado en su caballo, ricamente vestido y luciendo en sus manos y en su cuello oros y brillantes, distintivo de su posición y riquezas. Visitaba la besana y contemplaba laborar a sus trabajadores, aunque jamás se identificó con ellos como el amo, ni ellos le habían visto nunca, pues para esos menesteres tenia buenos administradores.

         Una tarde, durante uno de sus paseos, observó cómo uno de los jornaleros que abría la tierra con una azada tenía la cara cubierta de lágrimas, y decidió acercarse para preguntarle por la razón de su desdicha. No le dijo quién era, y desde su caballo recibió el dolor que aquel hombre hospedaba en su alma, y que le acuchillaban el ánimo, cuando éste desahogó su angustia confesándole que tenía una numerosas prole, la cual se mantenía sólo con el pan que él mismo ganaba trabajando en el campo, su mujer enferma y uno de sus hijos paralítico de nacimiento.

         Grande el corazón del caballero, y de gran largueza para con sus semejantes, urdió un plan para ayudar al labriego en  sus penalidades. Permaneció junto a su tajo hasta que llegó la hora de dar de mano y le vio abandonar la faena y alejarse, después de despedirse. Volvió al lugar de noche con bolsa llena de monedas de oro, con lo que el hombre podría salir de sus pobres circunstancias. La enterró en el lugar en que al siguiente día su trabajador volvería a cavar y se fue a su hogar con la sensación de haber remediado su sufrimiento y el de su familia.

          Pero el destino quiso que el hombre enfermara aquella noche y al día siguiente estaba postrado en la cama e imposibilitado para la labor. Y también sentenció el destino que otro jornalero ocupara su puesto y hallara aquella bolsa que tanta miseria podía llevarse.

         Volvió a pasear el caballero por su propiedad cuando pudo ver al desdichado cerca del mismo sitio que en la anterior ocasión y se le acercó nuevamente. Le preguntó por su salud y por su familia. Después de contestarle, el hombre relató al caballero lo sucedido y la mala suerte que le había asaltado. Luego de despedirse, siguió dando labor a la tierra, mientras repetía sin parar:

“Pico que pico, que el que nace pa ´pobre, no pué ser rico.”

jueves, 10 de enero de 2013

CARPE DIEM


Herencia deja el que guarda;

yo le voy dando a mi cuerpo

lo mejor de mis ganancias.

 
Reniega de los amigos:

son cosas superficiales

pa´ quien se pasa la vida

persiguiendo los caudales.
 

Por tardes de primavera

las nochecitas de invierno

a mi voluntad volviera.

 
Porque la vida se va,

juerga, vino y alegría

y mañana Dios dirá.

 
Sólo viene el sufrimiento,

yo quiero colmar mi gusto

y aprovechar los momentos.
 

Tengo más peligro que una pistola,

vive…las penas se vienen solas.

JUAN RAMÓN HASTA EN EL TUÉTANO

 
 
 
 
 
Claro que esta foto está tomada en Huelva. En Isla Cristina, concretamente. Pura empatía del pueblo con su poeta. Si llevan a Juan Ramón incrustado en los huesos.

lunes, 7 de enero de 2013

PUENTE

 
A veces cuando te miro
pareces de porcelana:
alfarero es tu semblante
porque eres de Triana.
 
Puentecito mío, camino hermoso,
llévame con mi amante, que bien la añoro.
 
De rosas tu pavimento
te juro que he de cubrir
cuando llegue ese momento.
 
 
Déjame que te cruce, déjame, anda,
acariciar los hierros de tu baranda.
 
¡Ay, puente de los requiebros!
 hasta el rio cuando pasa,
 va revistiendo de besos
las piedras de tu zapata.

 

José Luis Tirado Fernández

Fotos de José Luis Galván

 

domingo, 6 de enero de 2013

CUATRO CONSIDERACIONES SOBRE LA ARQUITECTURA DEL HIERRO (II)

LA ARQUITECTURA DE HIERRO Y SU ÉPOCA

         Cuando, para deshonra del patrimonio arquitectónico de Sevilla asolaron el Teatro San Fernando, los niños tuvimos que cambiar de acera cuando pasábamos por la calle Tetuán; allí, donde entrabamos a mirar las carteleras o a aporrear el teclado del piano de pared que había en el recibidor, se alzaban las ignominiosas vallas metálicas que a lo largo del siglo XX hemos padecido los sevillanos y que han acabado con buena parte del legado arquitectónico que sobrevivió hasta los cincuenta. Al pasar por enfrente, podíamos ver desnudas las vigas de hierro que formaban su estructura. Efectivamente, fue el primer edificio de la capital con estructura metálica. Ello fue producto de aquella efervescencia que supuso para el mundo civilizado el dominio sobre los metales al que había accedido la técnica de los humanos, y que se tradujo en la proliferación de edificios, puentes, estructuras industriales y toda clase de construcciones de exterior, que gracias al descubrimiento del galvanizado, eran sólidas, resistían el paso del tiempo y eran todo lo bellas que les permitía el material con que estaban construidas.

SEVILLA Y SU CUOTA ARQUITECTONICA

         Si antes hemos citado el mercado de San Miguel madrileño, y que es imposible no ver si se pasa por la calle Mayor en dirección a la Almudena o el Palacio de Oriente, a la izquierda según se avanza, que por cierto es el último testigo en Madrid de aquella  moda, hemos de señalar que en Sevilla, aparte de la reseñada nave del barranco, siguen en pie algunos testigos mudos de esa arquitectura, como el garaje Laverán, de la calle Baños, que por si ustedes no lo sabían, fue la primera gasolinera estable de la ciudad, las dos estaciones de tren ya en desuso y que albergan comercios, las de Cádiz y Córdoba, otros desaparecidos como la Pasarela, los antiguos kioscos de hierro y cristal, como los de la Alameda, el parque o el paseo de las Delicias.
 
Kiosco en laAlameda,hierro y cristal
La pasarela o"pasadera"
          Y, por supuesto,  nuestro puente, el puente más universal, el de Triana, fruto también de aquel movimiento.

Puente en Estrasburgo (No sólo se construyeron puentes a imitación del Carrusel de Paris en Sevilla)
         A nivel internacional, el más claro prototipo y representación ideal, modelo y universal ejemplo de la arquitectura del hierro, es la torre Eiffel parisina, construida con la técnica del remache en caliente, arte que merece página aparte.

LA NAVE DEL BARRANCO, MERCADO CENTRAL DEL PESCADO
         Esta nave, proyectada también por Eiffel, el diseñador de la famosa torre parisina, aunque algunos años antes, fue construida como lonja de pescado; los que por su edad aun puedan recordarla cuando estaba dedicada a esa venta, seguirán teniendo impregnada en su pituitaria el fuerte olor a pescado que despedían la nave y su entorno. Recuerdo en su fachada un gran bullicio y gran movimiento los días laborables, con los vehículos de carga aglomerados en la acera, esperando su carga. Muy cerca, el mercado central de abastos, en Pastor y Landero, ocupaba el solar del antiguo convento del Pópulo, y que posteriormente fue utilizado como prisión.
 

Entorno del Barranco en los treinta. Los edificios que están entre la nave y el rio fueron viviendas hasta principio de los años setenta. Lo sé porque en ellas vivía un amigo mío. Se ven arriba a la izquierda la estación de Córdoba y abajo a la izquierda, ya construida, la capilla del Carmen del Puente, símbolo de otro estilo arquitectónico en el que predominaron el ladrillo visto y la cerámica.




El edificio está compuesto por cuatro naves cubiertas por bóvedas de cañón. Curiosamente, en los años treinta existían en el muelle de la sal unas naves de almacenamiento sospechosamente parecidas a la del barranco. ¿Serían también obra de Eiffel. No lo sé. Para el que disponga de mucho tiempo, un buen tema de investigación

 
          En la acera de enfrente, de la misma calle Arjona, varios quioscos de bebidas, de los que ha llegado a sobrevivir uno, que continua abierto al público,  daban abasto a la sed y al hambre de los trabajadores de aquel mercado, entre los que se encontraba un tío de mi padre llamado José y apodado “El Larguiri”, por su estatura. Cuentan de él que quitó mucha hambre a la familia en los años de la escasez.
 

Así se quitaban el frio los trabajadores del barranco las mañanas intempestivas.
        Y por ahora, no se me ocurre nada más, sólo añadir que ojalá la UTE (unión temporal de empresas) que se adjudique la gestión del mercado gourmet del barranco, conserve el edificio tal cual y que en el nombre del progreso no haga una “gracia”, que supongo el Ayuntamiento que entre todos mantenemos se encargará de impedir. Me refiero a añadidos “estéticos” que “mejoren” lo habido. Y basta de comillas. Ustedes me entienden.
 
José Luis Tirado Fernández

 

miércoles, 2 de enero de 2013

CUATRO CONSIDERACIONES SOBRE LA ARQUITECTURA DEL HIERRO (I)


         Los recientes anuncios sobre la habilitación de la nave del Barranco como mercado gourmet, me han hecho reflexionar sobre este edificio, al que han querido endosarle también usos varios, como por ejemplo un “espacio de acogidas de información turística”, buen sitio, sí señor, en Sevilla y al lado de Triana, o bien un “Centro de interpretación de la Semana Santa”, como si la Semana Santa fuera susceptible de ser interpretada fuera del contexto de su celebración en su fecha y en las calles sevillanas. Interpretar, ¿Para quién? Ya de hecho fue utilizado como oficina de información turística, luego de haber sido morada de gatos e indigentes, y ha sido también alojamiento de una oficina de información turística.
 
         Con respecto a este uso, el de mercado gourmet, término que está de moda y que parece tener su antecedente en una experiencia gastronómica llevada a cabo en el Mercado de San Miguel madrileño, debo hacer alguna parada obligatoria en lo que se cuece –valga la expresión- en torno al término, en la contienda por su comercialización y en lo que opino sobre esta vaina.

         Se supone al gourmet como una persona de gusto exquisito, que distingue, valora y consume productos comestibles, preferentemente embutidos, salazones o crustáceos, o bebibles, que también los buenos caldos y licores pueden considerarse como objeto del deseo del gourmet. Yo creo que es una variante del sibaritismo, asociada al concepto de lo que entra en el cuerpo y produce digestión, ya que hay otras cosas que entran pero no son digeridas, y no piensen ustedes mal, me estoy refiriendo, por ejemplo, a los cepillos de dientes, a los bastoncillos, a la goma de mascar, etc., y a todo cuanto entra por vía parenteral, que es la manera de administrar medicamentos más rápida y de mayor eficacia.

Foto del diario ABC de Sevilla
         Pero, acudiendo de nuevo a la nave, que parece ser, definitivamente, va a estar destinada a este uso, a albergar este mercado, he leído y releído que hay dos empresas que han participado en el proceso de adjudicación de su  –por usar un sutil eufemismo- gestión, como son la formada por los socios Carlos Herrera y el torero Francisco Rivera, que parece va a ser la que se lleve finalmente el gato al agua, y otra, detrás de la cual están otro torero, José María Manzanares, y el futbolista Sergio Ramos.

         ¿Qué me dicen? Cuatro triunfadores–cada uno en lo suyo-, que movidos por el amor de entregarnos y ofrecernos el placer de degustar productos de elevada calidad y demostrada excelencia, se asocian o alían para meterse en fregados como este,  del que, que yo sepa, el único que hasta ahora ha dado muestras de algún que otro conocimiento gastronómico ha sido el periodista, así que yo me huelo que esto es una mina… pero ¿Por qué no se arrojan empresarios sevillanos de la hostelería, de los que tan buena y archiconocida profesionalidad tenemos muestra? La inversión debe ser fuerte, he leído números, pero soy malísimo con ellos, así que no me meto en esas consideraciones económicas.

Templo del gourmet de los sevillanos de mi tiempo
          Volviendo a la cuestión… ¿Puede ofrecernos Herrera en su mercado mejor loncha que la que nos cortan en cualquier abacería sevillana, o mejorar con sus conservas los garbanzos con acelga que sirve en Bormujos Pepe Girón? ¿Qué queso viejo tiene que venderme Sergio Ramos que yo agradezca más que el que le compro a Cristóbal en su modesto establecimiento de chacinas? ¿Qué mágico caviar va a traernos Manzanares que mejore el sabor de una sardina arenque recién sacada de su caja redonda de madera puesta a la puerta de cualquier tiendecita de ultramarinos del casco antiguo? Y ¿Acaso sabe Fran Rivera de los grados de aquel aceite de oliva que venden donde usted sabe y que amarga, pica y da sabor, como Dios manda? ¿Venderán allí torta de chicharrón, que no encuentro en ningún sitio desde hace varios años? A saber...

Esto si que es un mercado gourmet
         No me resistiré a dar una vueltecita por allí cuando lo tengan montado, pero me temo que el paladar del sevillano, a base de cosas sencillas, es muy exigente. Algo habrá para mí, y seguro que a buen precio. En la próxima entrada, abordaremos más ampliamente el tema de la nave del barranco. Y otras consideraciones, sí, sobre la arquitectura del hierro.
 
José Luis Tirado Fernández