Quizá
fue esa su principal aportación a la historia del arte. Haber participado junto
con Rosario la Mejorana en el nacimiento de una de las estrellas más relevantes
del baile y la interpretación de todos los tiempos. También fueron progenitores
de Víctor Rojas Monge, “Rojitas”, guitarrista habitual de su hermana.
Su
contribución al arte flamenco vino dada por ser, aparte de sastre de toreros,
el que diseñaba los trajes de majo que vestían las bailaoras de El Burrero, y
que documentaba el poeta, escritor, político y ateneísta Don José Muñoz
Sanromán, en la revista Mundo Gráfico, en 1931:
<<Desde
el año ochenta comenzaron las flamencas que bailaban solas a vestir el traje de
varón; bien el de Majo con botines, calzón corto, chaquetilla flamenca y
sombrero de queso, o bien el de luces que usan los toreros.
Esta
costumbre se generalizó hasta diez años después de comenzada, en que empezó a
decaer.
Los
trajes de majo confeccionábalos el nombrado Vito, que tenía su tienda en la
Alfalfa, donde vivió y se formó el gran Espartero, y el de luces el más
renombrado Sastre Manfredi.
La
primera flamenca que usó en los bailes el traje de hombre fue la Cuenca, alzaba
preciosos brodequines, y vestía calzón corto de fina seda negra, con botones de
plata y linda chaquetilla de terciopelo. Se ceñía la cintura con hermoso
pañuelo de seda a modo de Faja, y al cuello llevaba una riquísima cadena de oro
para el reloj. Y se tocaba la cabeza, de Pelo negrísimo, con un bonito sombrero
majo. En algunos de sus bailes empleaba muleta y Espada de matador, para simular con ellas
faenas toreras. >>
Los
renuncios de Sanromán sobre materia flamenca son sonados, era un hombre muy
enamorado de su tierra, de sus fiestas, sus costumbres y sobre Semana Santa, un
verdadero erudito, aunque metía cuñitas de su cosecha. Pero nos dejó dos
ilustraciones sobre el tema. La propia Cuenca y la Águeda.
En este párrafo, sin embargo, nos ilustra sobre la costumbre de vestir ropa de hombre las flamencas, aunque atribuye a la Cuenca ser la primera en hacerlo; parece que fue Salud, la hija del Ciego, quien lo hizo en primer lugar. Y sobre el nombre y las señas de quien vestía a estas bailaoras. “el nombrado Vito, que tenía su tienda en la Alfalfa”.
Desde
el año ochenta, constando Víctor como sastre en Confiterías 52. Esta calle se
corresponde con el trozo de la calle Huelva que hoy está dedicada la memoria de
Rafael González-Serna. Efectivamente, era como lo contaba José. Pero La Alfalfa
en aquel tiempo, mediados de los ochenta del XIX, era el principio de la calle
Águilas actual, y lo que hoy día es La Alfalfa, se llamaba Plaza de Mendizábal.
Allí, en el número tres, plantó tienda Víctor Rojas Teresa, según se anunciaba
en las Guías de Sevilla, en 1887 Y 1888.
EL ESPARTERO
Pastora
contaba que había nacido en la misma casa donde lo hizo El Espartero, famoso
torero sevillano que tiene una calle dedicada en la Feria de Sevilla. Es cierto
que el padre de Manuel tenía un negocio de espartería en la misma plaza, y que
prosiguió su hermano Antonio, según el anuncio.
Aunque podría ser, dudo mucho que fuera la misma casa exactamente. La configuración urbanística de aquella zona era distinta a la actual, y aunque así fuera, Manuel el Espartero está datado y nació en la Plaza de San Marcos 1, donde habitaba su familia en aquellas fechas, aunque en 1889 aparecía censado en La Alfalfa 3, mientras que ese mismo años, en Mendizábal 7, habitaba el hermano de Víctor, Antonio Rojas Teresa, sastre.
VICTOR, UNA VIDA INTENSA
Su
padre Joaquin, sevillano de la Judería, también era sastre, dando dicho oficio
a todos sus hijos varones, Víctor, Francisco y Antonio. Su madre Pastora,
sevillana de San Isidoro. Entre el primero y el tercer hijo había una
diferencia de dieciocho años. Tenían una hermana llamada como su madre.
Víctor,
nacido en 1850, según partida de nacimiento que en junio de 2016 publicaba
Alberto en “Flamenco de papel”, se escapó de la milicia por una afección
pulmonar que le acompañó toda la vida y que le llevó, ya de mayor, a Madrid a
una clínica que parece ser costeaba su divina hija. A los veintidós años era
padre soltero, pues le nació una hija llamada Maria Rosario, fruto de sus
amores con Dolores Valenzuela Vázquez, con quien tuvo un nuevo retoño en 1873,
una niña llamada Maria del Coral, que murió de una gastroenteritis a los pocos
días de nacer. No se casaron. Ella aparece casada con otro en 1875, y ese mismo
año Víctor vive con sus padres en la calle Guadiana. Más tarde, en 1895,
Dolores vivía, viuda y con cuatro hijos de su extinto marido Felipe, en una
caseta de madera, en la Enramadilla. El mayor, con diecisiete años.
RAFAELA CANO PAZ
Esta
desconocida bailaora, que lo fue del elenco de Silverio, había nacido en 1846
en el Puerto de Santa María, consta en un anuncio de mayo de 1874 en el Diario
de Córdoba, junto a Franconetti y un tal Francisco Rojas.
Puede
tratarse del hermano de Víctor, y no sólo eso, sino que además pudiera ser que
los dos hermanos fueran bailaores, porque en otra reseña del mismo diario en
1877, aparece Víctor, junto a Rafaela Cano.
Pero
Víctor y Rafaela no sólo fueron pareja de baile, sino que en 1880, en los
padrones de Sevilla, constaban como casados. No sabemos cuánto duró la
relación, pero Rafaela se va lejos, y en 1883 y 1884, estaba triunfando en
Santander. Cantaba y bailaba.
VICTOR Y LA JUANACA
En el
artículo arriba referenciado, Muñoz Sanromán redondea la faena, refiriéndose a
las flamencas vestidas de hombre y La Cuenca, haciendo esta referencia:
<<A
su semejanza se vestía también la Robles, y entre otras, usaba el traje de
luces, llevándolo como ninguna, la Juanaca, mujer de Seisdedos.>>
Y,
¿Quién la vestiría de torero? Adivinen.
En
1885, Víctor Rojas se empadrona dos veces, en dos direcciones distintas.
-En la
Correduría, con Juana Escalona Bernal, la Juanaca de Málaga, que vivía junto al
sastre y tenían dos hijos comunes. Antonio, con seis años, y Francisco, de dos.
-En la
calle Confiterías, junto a su madre y su hermano Antonio. Tienen un ilustre
huésped. Una muchacha de 26 años, gaditana, soltera, y se llama Rosario Monge.
El año anterior, 1884, ya se hospedaba con ellos.
Siguiendo
con la Juanaca, no sabemos quién era “Seisdedos”, aunque posteriormente tuvo
hijos con el hermano de Víctor, Francisco Rojas Teresa. José nacido en 1884, y
Pastora, nacida en 1887. En 1894 actuaba en Madrid, en el Liceo Rius, junto a
Juan Breva. En 1895 vivía sola con su hija en la Puerta Osario.
ROSARIO LA MEJORANA
La
sastrería se muda a sitio más comercial, y en 1886, vende en la Plaza de
Mendizábal, 3, donde viven, como solteros, Víctor y Rosario. Ella aparece como
sirviente.
No
consta nadie más en la vivienda-negocio, aunque sospechamos que Pastora Imperio
ya había nacido, pues en 1895 ya tenía once años, según los padrones de
Sevilla. Manuel Bohórquez data la fecha de su nacimiento en 1883, y puede ser.
Tampoco
sabemos nada de que Rosario bailara en esas fechas, y según la tradición oral,
tuvo una carrera muy corta, de tres años, aunque en 1882, en La Ilustración
española y americana, Mas y Prats la cita entre las bailaoras flamencas de más
fuste.
En 1890
nació Víctor Rojas Monge, hijo de Rosario y Víctor Rojas. En 1899, según La
Correspondencia, se le ofrece un homenaje en Madrid. Bien, con 41 años, pudiera
estar retirada.
Mientras
tanto, Víctor da un salto de calidad a su negocio y se instala en la Avenida,
en el número 1, una accesoria junto a los arcos de la mismísima casa de los genoveses,
donde murió Silverio.
BEAUCHY,
GEROMA Y ROJITAS
Se
trata de una serie, con dos modelos a los que el fotógrafo data como –de puño y
letra- Rojita y la Geroma, de corte costumbrista y que se asemeja mucho en su
formas a las poses que actualmente, y creo que por mucho tiempo, adoptan los
actuales bailaores y bailaoras flamencos.
Hay
muchas posibilidades de que el Víctor Rojas que aparece en la reseña junto a
Rafaela Cano y padre de Pastora Imperio sea el mismo que posa junto a Geroma.
Sin embargo, Geroma, aunque en la web de Beauchy esté datada como Leyton de las
Heras, que fue madre de Currito y prima hermana de Manuel Torres y Josefa, la
madre de la Malena, es otra mujer distinta.
Tenía
otros apellidos distintos y en una próxima entrada los dataremos, así como su
nacimiento y su fugaz carrera artística, ya que murió con veinticuatro años. Un
dolor.
José Luis Tirado Fernández