Cuando queráis encontrarme,
buscadme en la luz tranquila,
allí donde el agua pulse
buscadme en la luz tranquila,
allí donde el agua pulse
sus cinco cuerdas de lira
en la médula del tiempo,
donde un rayo de mentira
componga catorce versos
de difícil letanía
en las esferas del cante,
donde el céfiro distinga
el marfil y el azabache
de las luces escondidas,
que venga todas las noches
con centelleos de bujía
a reparar las estrellas
de sus golpes y averías,
que pinte los arquitrabes
con un azul de marisma
y les dé grácil aspecto
de lluvia y de correntía.
Buscadme, entonces, sereno,
inmerso en la platería
de los versos y las sombras
que en sus vanos se cobijan;
buscadme por donde siempre,
porque mis sueños se asilan
en pos de la primavera,
aquí, en la Sevilla mía.
