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viernes, 23 de septiembre de 2011

CHARLOT, POETA Y GITANO Segunda parte


LUCES DE LA CIUDAD 1931

            Para mí, esta es una película especial. Y mi favorita, por diversas razones; Chaplin toca fibra muchas veces a lo largo del film, y a veces me he revolcado de risa en otras escenas; es por tanto, modelo de lo que en la primera entrada referente al gran vagabundo dije sobre su entrega de sensaciones, risa, llanto, dolor, ternura.
            Dos escenas trepidantes al principio, la inauguración del monumento y la del escaparate, la tercera, ternura… el encuentro con la vendedora de flores:


            La música que suena y el tema principal de la película se trata de “La violetera”, compuesta por José Padilla, autor también de “El relicario”. Curiosamente, Chaplin no citó su autoría, por lo que Padilla interpuso un pleito que ganó. La canción fue popularizada por Raquel Meller en los años 30.

Raquel Meller

             El nudo es otra de las genialidades de Chaplin. Un borracho al que salva de morir cuando intenta quitarse la vida ahogándose en el río le lleva a su casa y le da calor de amigo. Lo malo es que cuando despierta no le reconoce. Luego, tropieza con él en una nueva borrachera y vuelve a invitarle. Fresco, vuelve a ignorarle. Cuando está borracho, le adora. Luego de un episodio complicado, Charlot acaba encarcelado no sin antes haberle proporcionado a la chica dinero suficiente para operarse y recuperar la vista. Cuando sale de prisión, va al sitio donde conoció a la florista, pero no la encuentra. Unos chicos que suelen hacerle burla en la calle le irritan. Vuelve la cara hacia un escaparate y allí está ella. Quizá la mejor escena del film.
            El final es abierto. Ella le reconoce por el tacto de su mano cuando le entrega una rosa y después le obliga a aceptar una limosna. “¿Tú?” El vagabundo afirma con la cabeza… “¿Puedes ver?”  “Si, ahora puedo ver”, dice ella,  mientras un fader cierra con una sonrisa de Charlot. No se la pierdan:

TIEMPOS MODERNOS 1936
            Escogió para esta película a Paulette Goddard, quien posteriormente se convertiría en su esposa. Dicen que a Chaplin le gustaban las mujeres muy jóvenes por una obsesión que tenía con la sífilis, enfermedad que temía y abominaba quizá porque la padeció su madre; por tanto, las mujeres que no hubieran tenido mucho contacto sexual, serían menos proclives a padecerla, y por tanto, a contagiársela. Puede tratarse de una leyenda.


Charles Chaplin y Paulette Goddard
            Ambientada en el entorno de tristeza y depresión que trajo el crack del 29, del que algunos países no se recuperaron hasta mediados de los treinta, es una mezcla de cine mudo y sonoro, ya que Chaplin incluyó algunos sonidos como voces, música y el sonido infernal de las máquinas. Al final, interpreta una canción, en la que puede escucharse la voz de Chaplin,  que es una versión de “Je cherche après Titine” de Léo Daniderff, a la que le monta una letra, batiburrillo de francés, italiano y algo de inglés, pero sin ningún sentido prosaico, que fue conocida por “Charabia”. En este video pueden escuchar (y ver) a Charles Chaplin y otra de sus genialidades.

 LA GRAN CAZA DE BRUJAS
            El macartismo veía sospechas de ideas subversivas en cada manifestación de arte que, como en el caso de Chaplin era transgresora y que se identificaba con ideas de justicia, democracia y honestidad, tildándolas de comunistas y cercanas al régimen de la Unión soviética. Y resulta que Charlie ejercía su actividad en Estados Unidos, y además se relacionaba con Picasso, Mahatma Gandhi, Winston Churchill, Albert Einstein… por lo que tuvo que abandonar ese país en varias ocasiones, hasta que, agobiado, se estableció en Vevey, Suiza, donde vivió y murió el día de Navidad de  1977.

EL GRAN DICTADOR 1940
            Tuve ocasión de verla de estreno; y digo bien, porque a pesar de no haber nacido cuando se estrenó oficialmente, en España no pudo verse hasta 1976. Es una parodia cómica, claro, pero que tiene profundidad suficiente como para haberse convertido en el tótem de los demócratas de un tiempo definido por la imposición de las ideas por la razón de la fuerza. De unas ideas demenciales, donde unos hombres serían superiores a otros según la familia, la religión o el país donde hubieran nacido, y la aniquilación de aquellos que no cumplieran con los requisitos; la historia es muy conocida. Charlot, en su rebeldía y su lucha por la igualdad entre los seres humanos, nos hace un descarnado manifiesto en contra de esas injusticias, de las que por su carácter, era enemigo. Un barbero judío, es confundido por su parecido físico con el dictador, y usurpa sin querer, su puesto. Las escenas, en su mayoría son memorables; me quedo con la “danza húngara” y ese especial afeitado.
            La vi junto a unos amigos en el cine Llorens- qué sitio…-; nos conmovió el discurso final. La gente, a 36 años vista, se levantaba de los asientos y aplaudía hasta que acababa. Salíamos del cine profundamente emocionados:

"El reino de Dios está dentro del hombre, no de un hombre ni de un grupo de hombres, sino de todos los hombres..."

GITANO

            Considero a Chaplin un hombre honrado, fiel a su pensamiento, generoso, consecuente y transmisor de sensaciones, y eso sólo se puede dar en un genio, posiblemente, y a pesar de lo que otros afirmen, el único que ha dado el séptimo arte, y no lo digo yo, que lo decía George Bernard Shaw.
            Pero hay un trasfondo muy particular en la vida de Chaplin,  ya muy divulgado y conocido. Sus padres eran gitanos; su madre, cantante de cabaret y su padre, actor, pero ¿cómo se averiguó dicha ascendencia? Sus biógrafos nunca encontraron el certificado de nacimiento, ¿porqué?
            En 1971, seis años antes de su muerte, recibió una carta; la firmaba Jack Hill, que aseguraba que conocía el auténtico origen de "Charlot" gracias a su tía, una reina gitana. Decía: “si quieres saberlo, naciste en una caravana. Era una buena; pertenecía a la reina gitana que era mi tía. Naciste en el Black Patch (mancha negra) de Smethwick (localidad a las afueras de Birmingham)". Esa carta permaneció hasta 1991 en un cajón en el que Chaplin la guardaba. Una hija suya mandó a un cerrajero abrir un  viejo mueble y la encontró.
            Observen el compás que tiene Charlot en el anterior video de la “Charabia”. Dicen que los gitanos nacen con el compás en el alma, desde pequeños lo demuestran.
            Lo cierto es que, por suerte para la humanidad, Chaplin, naciera en Londres, en Birmingham o en Triana, es un regalo para sus semejantes, alguien a quien Dios puso en nuestro camino para hacerlo más llevadero. Mi admiración, homenaje y eterno agradecimiento a su persona.

1 comentario:

  1. Excelente también tu segunda entrega, José Luis. Enhorabuena. Ramón.

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