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domingo, 1 de enero de 2012

LOS POETAS QUE ENVIDIO (VI)

Ramón del Valle Inclán



                Valle no deja indiferente a nadie. Tampoco a mí, a lo largo de mi vida, en la que he procurado acudir siempre a su jardín a buscar al genio y a sumirme en su realidad y su mundo. “Eso no soy capaz de hacerlo yo”, entendí, desde muy joven, y por eso me dedico a fregar vasos y a admirar cuando puedo, que el tiempo es hoy un bien escaso, la manera de escribir –qué bestia- de Don Ramón María.

                Le traigo a este apartado, ya que no sólo fue un gran dramaturgo  y creador conceptual, sino que admirado por su capacidad poética, así como por su métrica y rima, he de significar que en esa rama de las artes, sobresalió a tal altura, que si su novela y teatro no hubieran destacado de la manera que, necesariamente,  lo hicieron, relacionaríamos hoy la figura de Valle como la de un elevadísimo poeta, como así lo fue.

                Su vida, por otra parte, que parece extraída de una de sus obras de teatro esperpéntico, me sedujo también, su batalla contra Echegaray y su Premio Nobel; la situación económica de Valle, habitual a lo largo de su vida, seco como una mojama, aunque no obstante, con criado, que le acompañaba a todas partes, y que le protegía de los ataques, físicos, claro,  que por su carácter provocaba. Continuos enfrentamientos con sus contertulios, le llevaron a recibir unos cuantos bastonazos por parte del periodista Manuel Bueno, uno en la cabeza y otro que le fracturó menudamente los huesos de la muñeca. Eso le provocó gangrena en el brazo y le tuvo que ser amputado. Cuando le preguntaban qué le había pasado contaba que no tenían en casa nada para comer y le había dado el brazo a su criado para que se lo guisara. Genio y figura. Por otra parte, la primera vez que se tropezó con el periodista que le dio los bastonazos, le saludó tendiéndole la mano. Supongo que la buena.





En un libro guardada está...
En el espejo mágico aparece
toda mi vida, y bajo su misterio
aquel amor lejano se florece
como un arcángel en un cautiverio.
Llega por un camino nunca andado,
ya no son sus verdades tenebrosas,
desgarrada la sien, triste, aromado,
llega por el camino de las rosas.
Vibró tan duro en contra de la suerte
aquel viejo dolor, que aún se hace nuevo,
está batido como el hierro fuerte,
tiene la gracia noble de un mancebo.
Reza, alma triste, en su devota huella,
los ecos de los muertos son sagrados,
como dicen que alumbran las estrellas,
alumbran los amores apagados.
Este amor tan lejano, ahora vestido
de sombra de la tarde, en el sendero
muestra como un arcángel, el sentido
inmortal de la vida al pasajero.
Yo iba perdido por la selva oscura,
sólo oía el quebrar de mi cadena,
y vi encenderse con medrosa albura,
en la selva, una luz de ánima en pena.
Tuve conciencia. Vi la sombra mía
negra, sobre el camino de la muerte,
y vi tu sombra blanca que decía
su oración a los tigres de mi suerte.

5 comentarios:

  1. Querido José Luis: Excelente tu recuerdo a don Ramón María del Valle-Inclán.

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  2. a ver si este te llega, si es asi comunicamelo. Sabes que te admiro y te aprecio, y tus trabajos son exelentes, tanto que no sé como no tienes algo publicado, pero ya,a ver algun editor, que aqui hay madera.

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  3. D. Ramón -de luengas barbas-, tenía una fuerte personalidad, muy polemista y con cierta agresividad
    que le originó bastantes disgustos con otros componentes de la Generación de 98.

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  4. inquetudes..amigo. Inquietudes por el misterio de lo no vivido..El saber!..El tener prisas por entender la vida.. cuanto lo celebro.. viajamos en el mismo barco..

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  5. inquetudes..amigo. Inquietudes por el misterio de lo no vivido..El saber!..El tener prisas por entender la vida.. cuanto lo celebro.. viajamos en el mismo barco..

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