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lunes, 16 de abril de 2012

ELOGIO DE JUDAS


ELOGIO DE JUDAS
                Han pasado los días. No los señalaítos de Santiago y Sant´ana que cantara Manuel Torre, ni los de vino y rosas de la película de Blake Edwards, y que cosquilleaba el tema del alcoholismo, sino los días de la gloria sevillana, y que no son otros sino aquellos en los que se lucen las hermandades por sus calles. Varios son los pasos sevillanos en los que aparece el personaje de Judas, figura más que literaria, no solo por la gran cantidad de libros, ensayos o narraciones que le tienen como personaje principal o secundario, sino por las pasiones, casi todas en su contra, que ha levantado.
                Hacer una defensa de este discípulo de Cristo, que franquea su rol de personaje evangélico para pasar a formar parte de la pléyade de malvados, ruines, miserables y criminales que a lo largo de la historia han sido, puede resultar tarea harto ingrata, por los vientos y huracanes que sobre el autor pueden desatarse. Pero creo que es posible y quiero intentarlo, no me resisto a expresar lo que pienso sobre el tema.
                Si yo digo en esta entrada que Judas Iscariote fue un hombre honrado, con dignidad, humano, cabal y consecuente, supongo que el paso subsiguiente seria argumentarlo. Vamos allá.

                JESUS DE NAZARET
                Judas no era un quintacolumnista del sanedrín como nos lo pinta Zeffirelli, quizá apoyado en la valoración que de una teoría de De Quincey hace Borges en su “Tres versiones de Judas” y que transmito literalmente:
                De Quincey especuló que Judas entregó a Jesucristo para forzarlo a declarar su divinidad y a encender una vasta rebelión contra el yugo de Roma”
                Creo, sin embargo, que Judas era una persona que se dejaba llevar por lo que pensaba, amaba y defendía, como tantos otros seres fieles a su convencimiento y que inevitablemente, por mor de su inclinación a obrar con coherencia, cometen fallos de más o menos calado, o como en el caso que nos ocupa, crear toda una leyenda sobre sí mismo. ¿Malvado? Creo que Judas era un equivocado.



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Ian Macshane, en el papel de Judas
               Luego, Jorge Luis arroja luz y razón con un argumento de un teólogo, Runeberg, sobre una cuestión evidente:
                para identificar a un maestro que diariamente predicaba en la sinagoga y que obraba milagros ante concursos de miles de hombres, no se requiere la traición de un apóstol.”
                ¿Que paso en realidad? Si no existió la delación, entonces toda nuestra vida hemos estado despreciando a un hombre honrado. Esto podría deducirse de que, si al menos el Evangelio se ajusta a la realidad sobre el hecho de la traición, no lo hizo por dinero, aunque tradicionalmente se nos haya presentado como ladrón, por el hecho de que era el que llevaba las cuentas del grupo. No hay constancia en las sagradas escrituras de este punto. ¿Era honrado? Es posible. Vayamos a Mateo.
Mateo 27:4-6
4Yo he pecado entregando a la muerte a un inocente. Pero ellos le respondieron: Y eso a nosotros, ¿qué nos importa?
5 Entonces Judas arrojó las piezas de plata en el templo. Luego salió de allí, y fue y se ahorcó.
6 Los principales sacerdotes recogieron aquellas piezas de plata, y dijeron: No podemos echar ese dinero en el arca de las ofrendas, porque es precio de muerte y la ley nos prohíbe tomarlo.

                No le tenía demasiado cariño al dinero. Podríamos sospechar que era honrado.
                Digno, según los diccionarios, significa merecedor de algo. La dignidad que invocamos en muchas ocasiones de nuestras vidas, cuando decimos todo aquello de “la cabeza alta”, “pobre pero digno” y otros clisés cotidianos y familiares,  pueden servirnos en este caso para decidir si el Iscariote creyó firmemente que hacia lo que tenía que hacer. Cuando vino a advertir su tremendo error, y tan tremendo, el peor de la humanidad, según nuestro credo, fue tal su arrepentimiento, que no dudó en ahorcarse, dándose, según su criterio, la dignidad perdida por el suceso y recuperando así el merecimiento antes alcanzado de haber sido su discípulo y haberle seguido durante años. Era su forma de pagar el fracaso.
                Esa dignidad que también San Pedro perdió cuando negó conocerle y al que sin embargo el propio Jesús concede la autoridad sobre la iglesia que instituye en el mundo. Y no fue mucho mejor –el hecho- que el de Judas.
                Sobre su humanidad viene también a cuenta Mateo, en el pasaje en que acude a devolver las monedas y donde encuentra la realidad en crudo, la verdad desgarradora que le abre los ojos y el entendimiento y que le desespera como para arrojar las monedas y largarse, supongo que llorando amargamente, como en otras representaciones del suceso hemos visto o leído. Es humano, sobre todo, porque se arrepiente. Esa es una cualidad humana, se lamenta e intenta rectificar, pero no lo consigue. No hay vuelta atrás.
                Tenía a Jesús como su maestro amado, como un líder espiritual y entrañable, que curaba enfermedades  y enseñaba la paz entre los humanos, pero Judas no sabía que Jesús es el hijo de Dios. ¿Como renunciar si no, a la gloria de haber sido uno de los suyos y pasar a ser, sin embargo, a ser el ser mas despreciado del mundo y de la religión? Sin embargo, si lo sabía, y Borges hace una concesión a esa posibilidad, estamos ante el más sacrificado de sus discípulos. Luego, fantasea con la posibilidad de que Dios se encarnara en el propio Judas. Me parece, como creyente, peregrino y extravagante, pero cada cual es libre de hacer sus hipótesis sin agredir otros sentimientos. Al menos, en esta macabra posibilidad, reconoce que Dios existe. ¿O no?
                Todas las cosas que se producen en este mundo tienen una explicación lógica, aunque sobre el tema de Judas y su existencia, me temo y mucho que sólo podamos conjeturar, unos desde nuestras convicciones, otros sobre una sólida base de conocimientos teológicos y alguno como Borges con una sabia manera de disposición literaria que nos conducen al placer de la lectura, sobre los acontecimientos exactos que vinieron a traer este interesantísimo motivo sobre el que cualquiera puede argumentar, más o menos profundamente. Yo me quedo con el placer que me ha producido tocar el tema en este blog.
                Y finalizar, si no con el elogio a Judas por lo anteriormente expuesto, mejor con misericordia…. y declarar con firmeza que hoy, en este mundo de realitys, de televisión basura y de la adoración del lujo y la riqueza que cultivamos, sí vale un elogio real y lógico, porque si bien vendió a su maestro, conozco a mucha gente que hoy, en este país y en esta ciudad, muchos, religiosos o no, creyentes o agnósticos, o incluso, porqué no, integrantes  de nuestras hermandades y cofradías, son capaces de vender a su madre.


José Luis Tirado Fernández

3 comentarios:

  1. Andrés Segura Fernández17 de abril de 2012, 13:13

    Quedo maravillado con tus argumentos. Por desgracia, como dices, sólo podemos conjeturar, porque para nuestra desgracia (o nuestra suerte) los Evangelios no son históricos, y sobre una realidad evidentemente histórica están más cargados de símbolos que de realidad.

    Es cierto que el pasaje del misterio de la hermandad de la Redención, o de los Panaderos, tiene poca lógica, porque a Jesús todos lo conocían y no creo que hiciera falta un "chivato". Probablemente la figura de Judas se convirtió más en un símbolo que en otra cosa, y la historia haya sido injusta con él. Probablemente.

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  2. Genial reflexión sobre Judas. No olvidemos que era necesario para que se cumplieran las escrituras.

    Besoss

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  3. José Luis, magnífico tu planteamiento y, del que se desprende que todo tiene una razón de ser (sepamos, podamos o queramos entenderla). Lo cierto es que Judas o aquél que hizo la corona de espinas ya hizo algo más que muchos... Al final sera Karma el que realice, durante nuestras diferentes encarnaciones, la última jugada.

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