Páginas del blog

domingo, 27 de mayo de 2012

EL TEMPLE EN EL CANTE


EL AYEO Y EL TEMPLE

         Si tecleamos en el google la palabra “ayeo”, van a surgirnos las definiciones, en varias páginas, en lo referido al espacio de tiempo que emplea el cantaor en decir “ay”, de una manera bastante vaga o difusa. Unos ejemplos de estas definiciones, las encontramos en la página “Cyberpeña”, en la que ofrecen las opiniones de los usuarios. Estas son algunas e ellas, a modo de ejemplo:

“Ayeo es una sección de introducción al cante que sirve al cantaor para ubicarse en la tonalidad y calentar la garganta.
Javier Sáramo, México

Ayeo es una introducción hecha por el cantaor antes de que el cante comience. ‘Ayeo’ viene de la exclamación ‘ay’, que es un llanto prolongado sin palabras hecho por el cantaor, que añade un carácter trágico, apenado y dramático al cante.
Sheba D. Bergman, Israel

Ayeo es la forma que tiene el cantaor de templarse y además de sugerir la profundidad o la cadencia del estilo que va a interpretar.
Gonzalo Franco, Uruguay”

            En la tercera podemos discernir algo de luz y la frase nos ofrece una idea un poco más ajustada de la utilidad del ayeo en el cante. Todo esto, si no fuera porque en ninguna de ellas se ofrece unas distinción clara entre lo que es el ayeo, que es cada vez que el interprete dice ¡ay!, en una sola vez con varios melismas, o la repite sucesivamente, y el temple.



PERO ¿QUÉ ES EL TEMPLE?

         Otra cosa muy distinta, que puede contener ayes, tiritirí, lerelere, yayaya, o cualquier otra forma personal o adquirida y que precede a la letra propia del palo, a su cuerpo específico o, como dicen los flamencos, a los tercios. Es, técnicamente, lo que sirve para entonar; un tiento directo al vibrato de la guitarra, la forma de acomodar el diapasón natural del cantaor, que supongo se aloja en alguna parte del cerebro, en conexión directa con el oído y hace que se ajusten las cuerdas vocales para arrancarles la nota exacta. ¿Complicado? Se ha hecho toda la vida, estamos  acostumbrados a escuchar a los cantaores y cantaoras desde antiguo y forma parte del cante.



         Como veremos a continuación, hay cantaores que ya traen el temple de fábrica, y no lo necesitan.

         Caracol lo obviaba en multitud de ocasiones, he tenido oportunidad de escucharle empezar a cantar directamente, sin calentar.  ¿No se sentiría sobrado, como para empezar sin dar un tiento al  primero soplo de cuerdas?








Sin embargo Tomás se templaba casi  siempre; solía hacer una especie de lerelereayayayay que ya sonaba a mágico antes del cante. Sea esta la excepción a la regla, en la que Tomás entra directo al cante sin templar. “Cuando tú me eches de menos”




         Lo de bulería por soleá o soleá por bulería merece un capítulo aparte y tiene su razonamiento y desarrollo histórico y desde el punto de vista de la lógica. Ya llegará el tema al blog.



José Luis Tirado Fernández


4 comentarios:

  1. Lo estaré esperando espectante, José Luis.
    Magnifica y descriptiva entrada.
    ¡Ole, ole y oleeeeee!!!

    ResponderEliminar
  2. José Luis, me fascina la facilidad con que tratas un tema aparentemente intrascendente y el 'jugo' que obtienes de él. Recibe un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. José Luís no sé si alguna vez hablamos sobre los tientos.
    En una ocasión dije en un foro flamenco que los tientos en sí no era un palo concreto (Por poco me matan los "flamencólogos)Sólo dije: Los Tientos es una forma que tiene el cantaor de templar su garganta. Lo de templarse y tentarse es lo mismo. De ahí los ayeos. Luego a mi parecer se hicieron los Tientos ya como un palo flamenco de tanto templarse el cantaor lo hicieron más largo.

    Saludos

    ResponderEliminar