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miércoles, 20 de marzo de 2013

PASO DE PALIO



         Despertó temprano aquel domingo. No acababa de amanecer, pero tampoco acababan de marcharse las tinieblas que envuelven nuestro sueño y amansan las inquietudes que el día va dejando a lo largo e su travesía. Casi clandestinamente, los rayos de Febo lograban alzarse con su victoria cotidiana y constante y le obligaron a levantarse, dispuesto a salir a pasear el perro y comprar el diario, como cada día de fiesta.
         Volvía del quiosco andando tranquilamente e intentando que el perro no tirara de la correa lo suficiente como para apartarlo del camino que le marcaba la apretura de la acera. Enfrente, en otra acera más ancha y cómoda, con farolas y alcorques enmarcados en adoquín,  pendían de los arboles las flores del naranjo, que inevitablemente, marcaban el tiempo de esa antesala de la Pasión, ese tiempo tan nuestro, ese tiempo en el que solemos comer, ayunar, orar y vivir de una manera diferente.
         Sintió, por fin, el sol en el cogote, o mejor, su calidez, mientras una bandada de pájaros atenuaba aquel brillo, y se cambió de manos el periódico y el ceñidor, en el preciso momento en que el animal alzaba la pata sobre un canalón, para aliviarse. Estaban muy cerca de la puerta de la iglesia y al pasar por delante, pudo ver salir de la misma un grupo de personas, y eso le extrañó, porque era demasiado temprano para misas o cualquier otra actividad eclesiástica, por lo que su extrañeza derivó en curiosidad y quiso satisfacerla. Aflojó el paso y al llegar a la puerta del templo se hizo el distraído y se paró para echar un vistazo; olía intensamente a cera, demasiado fuerte como para provenir de un altar o de un lucernario de promesas, un olor a cera excesivamente agudo, muy pasado. Se preguntó qué habían estado haciendo esas personas allí tan temprano, pero decidió seguir su camino y disponerse a desayunar y leer tranquilamente las noticias.
         A medida que iban saliendo, se despedían unos de otros; hasta la tarde, hasta mañana, hasta luego… el último tiró de la puerta y la dejó cerrada; tomaban caminos distintos y se perdieron dejando la calle solitaria de nuevo. El hombre del perro también dejó de formar parte de la escena, sin haber adivinado la certeza de lo que allí había pasado. Era una cosa muy sencilla, y muy repetida a lo largo de las distintas cuaresmas que se venían sucediendo desde que el primer paso de palio llegó a la catedral en Semana Santa. Habían estado fundiendo, durante toda la noche, las velas que alumbrarían el Miércoles Santo el rostro de la Señora, buscando el resplandor más puro para enmarcarla.
         Ardoroso el anafe, caliente la perrubia en el cazo, una a una, despatilla, corta, endereza, mide, alinea, coloca, más para el sagrario, más para el coro, bueno, bueno… vale. Un poco de café, un pestiñito, un aguardiente, un chistecito… ¡Cuántas horas robadas a la familia! ¡Cuánto amor, cuánto cariño, de esas personas, que no duermen por su hermandad, poniendo el alma en lo que hacen, sin pedir más premio que el lucimiento de la Virgen, sin esperar más recompensa que la bendición de su divina madre!



8 comentarios:

  1. Cuánto Amor encerrado en momentos tan sublimes. No puedo decirte más que me encanta la forma de exponer como se desenvuelven todos desde el prioste hasta... Felicidades amigo por hacer de ese trabajo un auténtico disfrute.

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  2. SIEMPRE DANDO LA TALLA
    HERMOSO.SENTIO Y SOBRE TODO HUMANO
    SEVILLA,SEVILLA,SEVILLA
    HOLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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  3. admible

    simple y llanamente admirable

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  4. "-Al bien hacer jamás le falta premio-"
    Cervantes.
    **************
    Eso pienso yo también, José Luis, cuando visito tu blog. Parece que has estado con ellos fundiendo las velas, compartiendo la tarea sublime para la Hermandad, y buscar después el descanso en casa.
    Es un relato de los que calan hasta el alma.
    Cuando yo me atrevo a escribir alguno, es cuando tengo "pellizcado" mis adentros, cuando se pasa mucho...

    Tienes una riqueza de sentimientos enorme.

    ¡¡¡PRECIOSO!!!



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  5. Bonita estampa preliminar. Priostes y ayudantes de priostía.

    Limpiar plata, fundir cera, suplementar trabajaderas, desempolvar alfombras, retirar bancos, preparar altar de insinias... toda una labor anónima para casi todos los que, más tarde, van a verter elogios sin acordarse de estos -también artífices- de nuestra gran Semana.


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  6. Bonita estampa preliminar. Priostes y ayudantes de priostía.

    Limpiar plata, fundir cera, suplementar trabajaderas, desempolvar alfombras, retirar bancos, preparar altar de insinias... toda una labor anónima para casi todos los que, más tarde, van a verter elogios sin acordarse de estos -también artífices- de nuestra gran Semana.

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