Estos
son trozos de conversaciones o soliloquios que los clientes “colocan” al
camarero, tomadas a vuelapluma si la pluma, en este caso, fuera una oreja que
gravitara el espacio en el momento oportuno.
No son literales, ni me identifico con todas, aunque algunas me han
parecido maravillosas. Creo, que son trozos de la vida que el viento lleva y
que, si alguien no los capta, mueren en el limbo del olvido. Ahí va la segunda parte.
***
…
he comprado un panteón y lo he mandado construir en mármol, pero italiano, me
ha costado un pico… también he mandado que el pongan una estatua con una
alegoría, una especie de ángel con las alas abiertas y unas letras en bronce
con mi nombre…
-Pare,
si yo tuviera un panteón como el suyo, me moría tres meses antes…
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…ando
buscando novia, pero no tengo prisa. Estoy esperando que llegue una que me
guste, pero que sea delgadita, que mi padre me ha dicho: “canija siempre, que
gorda y guarra se pone sola”…
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…caballero,
haga usted el favor de socorrerme, que
llevo tres días sin comer…
-¿Tres
días? Pues siga usted jugando con el estómago…
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…los
que aprenden antes a comer solos son los niños de las guarderías, porque les
ponen la comida y les dan la cuchara, y ahí te apañes. No sólo aprenden antes,
sino más rápido, antes de que le quiten el plato…
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…voy
al psicólogo porque me da miedo la oscuridad. –A mi me da miedo la luz, sobre
todo cuando llega el recibo…
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…cubrir
con el pelo de los lados de la cabeza la calva de la parte superior, ya sabes,
como Anasagasti, creo que le llaman el cruzado mágico, me parece ridículo. Pero
en un sacerdote, sospecho que es pecado de vanidad…
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…Me
dice viejo a mí… y tiene seis meses menos que su abuelo...
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…un
café con leche y me corta usted un mollete, la parte de abajo muy finita… y me
pone usted la de arriba…
José Luis Tirado Fernández