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martes, 25 de agosto de 2020

FLAMENCO Y GRAN PODER

 

                Es el icono religioso y popular del pueblo sevillano. Aquí resulta difícil mirar para cualquier lado sin encontrarnos con su imagen; azulejos estampas, cuadros, figuritas, medallas, tatuajes, platos, llaveros, y así multitud de objetos que forman parte de nuestro día a día y que hemos incorporado al paisaje de nuestra mirada como algo familiar y cotidiano.

Foto de la Cadena SER

                De mi infancia, las personas vestidas con su hábito, camisa o vestido morado y cordón amarillo al cuello. Llevaban ese atuendo por una promesa o por una gracia concedida. Han dejado de usarse.

                Su influjo, no sólo religioso sino como imagen de gran influencia emocional, ha motivado desde siempre a artistas de distintas ramas, desde músicos a pintores, poetas, directores de cine, y como no podía dejar de serlo, numen y aliento de cantaores.

                Muchos han sido los que le han invocado en sus letras, por eso será tarea ardua nombrar todos y cada uno de los que lo han hecho. Se incluirán solamente los más trascendentes, siendo ya de por sí una lista amplia y significativa. En el flamenco está muy presente, no sólo en saetas, sino en soleares, siguiriyas y fandangos, incluso en bulerías, como estas de Fernanda y Bernarda, que lo nombraban mucho:

 bulerías cané

El Gran Poder este año está enfadao

no escucha las trompetas de los armaos

mira que pena

que este año no sale la Macarena

Todo el mundo nos separa (Bulerías)

Lo que tú haces conmigo

el del Gran Poder es muy grande

y te va a mandá un castigo

Inéditas

Si lo salvas Padre mío
en silencio te juré
en tus manos lo confío
que eres el del Gran Poder

 

LA DEVOCIÓN DE MANOLO CARACOL

                Caracol cantó a muchas imágenes; solía cantarle al Cristo de los Gitanos desde el balcón del Uno de San Román las mañanas de Viernes Santo, y fue hermano de la corporación junto a su hija Luisa y su yerno Arturo. Parece ser que también fue miembro de una gestora que dirigió la Hermandad  de los Gitanos a principios de los cincuenta, pero vivía en Madrid y fue poca su aportación a la misma. También cruzaba el río y se daba baños de arte entre sus gitanos de la Cava, le cantaba a la Esperanza en la calle Pureza, como puede apreciarse:

                Cuestionada su sevillanía en algún medio, donde pude leer con ojos de plato que Caracol nació en Sevilla porque casualmente su padre estaba de mozo de espadas de su primo Joselito, me resulta necesario hacer algún alto en este tema. Para nacer se necesita una madre ¿bien?, y la suya vivía en Sevilla, en la Alameda, donde conoció a Caracol el del Bulto. ¿O es que Manuel Ortega Fernández tenía el carisma de poder parir?

                Tres pasiones fundamentales, junto a su familia y seres queridos tenía Caracol:

* El flamenco, del que no se vistió, sino al que dejó vestido.

* El Sevilla Fútbol Club, equipo al que veneraba; suya la anécdota de que cuando ganó la Liga, cogió una papa que le llevó al hospital. Ello le impidió invitar a cenar los jugadores que habían lograda la hazaña. ¿Qué hubiera hecho Manuel en la actualidad, con su equipo coronado con seis copas de la UEFA?

Calles de Sevilla engalanadas

* El Gran Poder, Señor de Sevilla y al cual tenía tal respeto, que, cuando iba a cantarle desde un balcón en Conde de Barajas, fue agasajado por la dueña de la casa antes de que llegara el Señor.

-Manué, ¿se le apetece una copita de coñac?

-No, muchas gracias.

-¿De whisky?

-No gracias.

¿De vino, de champán, una torrija, un pestiño?

Caracol negaba y negaba, hasta que decidió pedirle a la señora una cosa muy curiosa.

-Tráigame un poco de colonia.

-¿Colonia? ¿Pero… porqué?

-Porque quiero oler bien cuando tenga que enfrentarme con El.

Sevilla duele. Y su marca jamás desaparece. Manuel Ortega Juárez, bautizado a sus plantas, casado ante su divina presencia, debió, más de una vez cuando cantaba y no podía de dónde le llegaba el poder para continuar. En ese y en otros momentos del “Señor, por dónde tiro”, en el que todos hemos sufrido el desaliento, siempre en la espera de su Gran Poder.

En esta saeta, de altísimo registro, Caracol dibuja el ambiente callado y fervoroso de la plaza, pendiente entera de la cara del Señor.

Pinceles y al lienzo,

no hay un pintor que traslade

la plaza de San Lorenzo

ni tu carita, Gran Poder,

en tan profundo silencio.

                En esta otra, más técnica y más caracolera, donde Manuel abraza el nombre de Dios como suyo, expresando lo que siente dentro del corazón ante la imagen que venera el pueblo de Sevilla.

Entre las dos y las tres

el corazón se me para

cuando yo le veo la cara

a mi Jesús del Gran Poder

como se le para al pueblo sevillano

cuando te ve la cara, Gran Poder.

 

                Y la letra de un fandango magistral, que dejó grabado.

 

Le tengo ofrecío al Gran Poder

dos candelabros de oro

si me hace aborrecer

tanto como se lo imploro

pa´ los restos a esa mujer.

                                                                                 

MANUEL VALLEJO                                                                         

…excepcionales fueron sus actuaciones por saetas en la semana santa de su Sevilla natal, sobre todo ante el Cristo del Gran Poder, en la Plaza de San Lorenzo, del que era fervoroso seguIdor… (de Wikipedia)

Fandango de Manuel Vallejo:

A la Virgen de la Esperanza

yo mis penas le conté

y como esta señora es buena

me mandó a ver al Gran Poder

y ese me alivió las penas


El Liberal de Sevilla marzo de 1932


PANSEQUITO

                Le conozco dos fandangos, uno aparece en YouTube:

Le pregunté al Gran Poder

porqué miraba pal  suelo

Le pregunté al Gran Poder

y me contestó: pa´ oír

las pisás del costalero

 

                Y otro con más enjundia y más calidad literaria, más métrico:

 

Gran Poder, tira la cruz

y bájate ya del paso

Gran Poder… tira la cruz,

que aquí está el pueblo andaluz

que quiere darte un abrazo,

bastante has sufrío tú.

 

MANUEL AGUJETAS

                Nos dejó este fandango:

Como si el Gran Poder fueras
tú tienes que llevar una cruz
tú no sabías inocente
que yo valgo más que tú
anda y pregúntaselo tú a la gente

PEPE PINTO

                José Torres Garzón, aunque macareno de nacimiento, también profesaba gran veneración por el Señor de Sevilla. Saetero de balcón, dejó impresionadas algunas saetas magistrales. Presente:

Ahí tenéis presente al Gran Poder,
con la cruz sobre sus hombros;
fijarse despacio en él.
El mirarlo causa asombro
de santo y bueno que es.

                Y en el estilo martinetero, también:

Ya estoy viendo al Gran Poder

saliendo de su capilla

del silencio profundo

que guarda aquella placita,

que cuando asoma el madero

únicamente se oye

el pisar del costalero.

 

GABRIEL MORENO

                Un fandanguero de enjundia, cantaba una levantica con la siguiente letra:

Yo vi una mujer un día
pidiéndole al Gran Poder
por un hijo que tenía
que de su casita se le fue
y muy sola se sentía.

LA PAQUERA

                Nunca pongo de Jerez porque  ella es universal. Diciendo Paquera lo demás sobra, porque no tiene igual. Cantaba el siguiente fandango:

 

La Esperanza Macarena

y el Señor del Gran Poder

son los que alivian mis penas

y me corre su querer

por la sangre de mis venas.

 

CARMEN AMAYA

                Dejó grabado este fandango:


Llorando yo me vi un día

a los pies del Gran Poder

yo lloraba arrepentía

porque me engañó otra vez

el hombre que más quería.

 

NARANJITO DE TRIANA

                Es la devoción universal, pero en lo referente a Sevilla, todo sevillano es del Gran Poder. Podrá ser macareno, pero del Señor, o de san Bernardo, lo mismo, o de Triana, nacido en la calle Fabié, pero con este fervor, estilo Gloria:

               

Cuando entres en la iglesia,

fíjate en el Gran Poder

tiene agachá la cabeza

y se está mirando el pie

pa´ no verte cuando rezas.

 

LA NIÑA DE LOS PEINES

                No podía faltar Pastora, quien habitó la Alameda hasta la muerte, tan sevillana como sus devociones, Santa Lucía, en la iglesia de Santa Catalina, y el Señor del Gran Poder. Cantaba y dejó grabada estas colombianas:

Al señor del Gran Poder
le alumbran cuatro faroles
y a mí me están alumbrando
tus ojitos que eran dos soles
y al Señor del Gran Poder
le alumbran cuatro faroles.

EL NIÑO GLORIA

                Rafael Ramos Antúnez, que posee uno de los fandangos personales más bellos del flamenco, vivió en la Calle de Jesús del Gran Poder, junto a su hermana Manuela la Sorda, muy cerquita de donde vive el Señor. Era uno de los asiduos en los balcones, junto a su hermana Luisa “La Pompi” y tiene numerosas letras de saetas al Gran Poder. Por fandangos, este, uno de los más conocidos de Gloria.

Por tus condiciones malas

te tiene que castigar

aquel que está en San Lorenzo

con la túnica morá

y la cruz del sufrimiento.

 

ANTONIO NUÑEZ CHOCOLATE

                Dejamos para el final la figura de Antonio Núñez, por ser, posiblemente, quien más letras ha dedicado al Gran Poder. Una muestra amplia:

 

Fandangos de desengaño:

Ya no voy al Gran Poder

que yo me voy a otra iglesia

porque me acuerdo, mujer,

de toas tus falsas promesas

y me da vergüenza de él.

 

A San Lorenzo a rezar
va los viernes una mujer
y le píe a El Gran Poder
lo que no le puede dar
porque lo engañó una vez.

Oraciones

Al Señor del Gran Poder

yo le vi rezarle un día

y le oí cómo decía

cuando le besaba el pie:

No quiero ser de la vía.

 

De las cosas de la vida. El Gran Poder también es la imagen del sufrimiento.

Este se lo escuché en La Rinconada a Pedro el Granaíno, atribuido también a Chocolate:

Va llorando El Gran Poder
que está en tu cuello colgado
porque hasta el pan le has negado
a la que a ti te había dao el ser
a la calle tú la has tirao.

Entre sueños el otro día

me lo dijo el Gran Poder

qué equivocación la mía

es cargar con esta cruz

pa ´que la gente se ría

 

También se los cantaba a pares, como en esta grabación:

Yo le pedí aborrecerte

y El Gran Poder me escuchó

porque de tanto quererte

yo iba a perder la razón,

y ahora que Dios te de suerte.

 

Mira lo que estoy yo sufriendo

Gran Poder, fíjate en mí,

desde que te conocí

estoy viviendo un infierno

del que no puedo salir.

 

José Luis Tirado Fernández

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