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sábado, 19 de diciembre de 2020

LOLO VEGA, CANTAOR

                 Esto de localizar artistas flamencos, datarlos, identificarlos, fijarlos  y darles esplendor sirve, en mi opinión, y en mi circunstancia, para ocupar un tiempo donde en otro caso  se ubicarían miedos, ansiedades y desconsuelos. A mí me sirve.

                No somos okupas de ningún espacio reservado a doctores. Aquello que está colgado para consultarlo, se consulta. No hay más. No molestamos, ni invadimos, ni pontificamos; simplemente nos entretenemos. Total, si como dice Ortiz Nuevo, tras, tras, los flamencos no leen…

http://miflamencoymipoesia.blogspot.com/search?q=bailaora+identificada


               
Pero para establecer escuelas, estilos, formas reconocibles, etc., el pan sólo sirve para empujar y esto tiene poca miga. Otra cosa es que, al escuchar a Manuel Cagancho después de la limpieza de su única grabación, donde impresionó siguiriya y soleá, o al ver dar unos pasos a La Macarrona en una inédita grabación escondida tras el olvido y bien hallada por los soñadores del tiempo, a los que admiro, algo se me remueva en el corazón, que lo tengo que si tú lo vieras…

Simpatía en la cara

                Y esto viene a colación de una reseña del “Sevilla recuperada" de M.A. Yáñez Polo, donde aparece una noble anciana, antigua bailaora y a la que la Alameda conocía como “La tía Nicanora”. Y a uno le pica la curiosidad. Quién seria, de qué familia, de qué calle, actuó en los café-cantante, conocería a La Malena, a Macarrona, a Realito… Y la primera intención, echar la red sobre la red. Desde casa, tranquilito, un cafelito,  darle la soba al sofá. Nicanora…

                Desde 2000 en que apareció el libro, me picó la curiosidad, por La Melliza, Nicanora y un tal Lolo Vega que el autor incluye en esa pléyade de artistas del anonimato que no probaron las mieles del éxito y que tuvieron que currar y mucho para sobrevivir. Este, concretamente, en la fragua de su familia. Si, es verdad, como dice el siguiente texto, que era de la saga. Efectivamente, una distinguida familia.

                Se llamaba Manuel Vega Moreno y era tío abuelo de Curro Puya, hermano de su abuelo Joaquin. Sin noticia de su partida de nacimiento, consta dicha fecha en su llamamiento a filas, veintidós de Enero de 1849. Enamorado de una gitanilla de Lora del Rio, pueblo de la Josefa, madre de Faico, que se llamaba Rosario en unos padrones y Setefilla en otros, fue padre a los veintitrés años, siendo el número de sus hijos de seis, llamados Manuel, Rosario, Rocío, José, Francisco y Rafael,  nacidos entre la calle San Juan y el puerto camaronero.

                Como digno integrante de la pléyade, nada sabemos de su carrera artística, sino lo que alumbra la siguiente foto, en la que aparece con dieciocho años.

Pie de foto: Lolo Vega, cantaor flamenco

                Tenia una estatura de 1.67 M. En su documento de llamamiento a filas, puede leerse:

<<…Alegó que era manco de la mano izquierda. Reconocido por los profesores en medicina y cirugía D. Matías Palacios y D. Enrique Romero, certificaron que en razón a estar lesionado exclusivamente los tegumentos exteriores y no siendo por consecuencia la causa de su alegación, según lo observado para impedimento de las funciones del miembro, lo creemos en perfecta utilidad. El Ayuntamiento en su vista le declaró soldado.>>

                Eso sería un martillazo, entusiasmado con un martinete, que el bueno de Manuel se pegó en la mano izquierda, cosa que según la foto, no le impedía sostener suavemente el cigarro puro que se esta fumando.

 

José Luis Tirado Fernández

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