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sábado, 4 de febrero de 2012

LAS HERMANAS DE LA CRUZ

Palomas de hábito tosco
 de calle en calle volando
 y de sus manos dejando
 el mejor don que conozco,
 que allí donde está sangrando
 la herida que necesita
 de vuestra mano bendita,
 alcanza apoyo y favor:
 la señal de vuestro amor
 a aquel que la solicita.

Obstinadas criaturas
 que trocáis lo malo en bueno,
 pues si el cielo inventó el trueno
 vosotras ponéis ternura
 con ese porte sereno
 donde ruge la tormenta,
 pues vuestra entrega sustenta
 la paz para muchas almas,
 entregáis de vuestra calma
 paz que al anciano apacienta.

La gloria os tiene presentes
 debajo de la toquilla,
 lleváis metida a Sevilla
 como devoción ferviente
 y ella dice en seguidilla,
 que sois ángeles del cielo
 convertidos en pañuelo
 para empañar la amargura,
 y lleváis más que dulzura
 al cendal de vuestro velo.

Como siempre hacen el bien,
 el cielo nos las devuelve,
 y aunque la duda resuelve
 todavía hay para quien
 nunca al origen se vuelve.
 Si Dios es luz, también vida,
 y el día que me la pida
 es porque antes la dio
 ¿La puedo administrar yo,
 aunque nada me lo impida?

Yo quiero seguirlas viendo
 revolotear sus calles,
 por no perder el detalle
 de lo que van adquiriendo
 en la humildad de su entalle,
 por los sentimientos bellos;
 y compasión por aquellos
 que no creen en el mañana:
 no lo dudo, las campanas
 están doblando por ellos.

 
José Luis Tirado Fernández

1 comentario:

  1. óle, óle, óle

    ¡¡ tocada en una de las cosas que más sensible soy y que más admiro !!

    No cabe decir más....

    Por ellas

    Mariquilla

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