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miércoles, 15 de agosto de 2012

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS


Para el Nano



Anónimos, desterrados,

juegan rayuela en la plaza;

en cambio, el titiritero

maldice la mala racha

mientras mira de reojo

a las típicas muchachas.

Si la luna le hace un guiño

se va a la casita blanca,

donde los bienaventurados

cantan el himno del Barça

con el noble y el villano

-lo mejor de cada casa-,

y fuman un cigarrito

con el príncipe y la rana.



Los locos bajitos sueñan

con vivir para vivir

y el españolito intenta

someter al porvenir

mientras Penélope espera

en su estación recibir

un galán de cartón piedra

vestido para salir;

cada loco con su tema,

pero cómo transigir

con los que vienen de vuelta

si en la vida todo es ir.



José Luis Tirado Fernández

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