Páginas del blog

domingo, 23 de septiembre de 2012

SETENTA VECES SIETE


SETENTA VECES SIETE
 
Ni a los muertos respetamos,
y ¡qué fácil la condena!
rencores viejos estrena
la actual generación.
 
Yo ni te conozco, primo,
pero mi abuelo me dijo
que conoce el entresijo
de tu mala condición.
 
Lo sabe desde pequeño,
pues de siempre le contaron
los detalles que pasaron
con toda fidelidad.
 
Otros demuestran con libros
reseñas irrefutables
y datos más que fiables,
la verdad de la verdad.
 
Tú calumnia, que algo queda,
que mil veces repetida,
la falsedad es suplida
con celosa exactitud.
 
Y nos importa un pimiento
siempre que le pase a otros,
pero cuidado, a nosotros,
no nos toquen la virtud.
 
¡Cuán vertiginoso el fallo!
¡y qué rápido el juicio!
el odio ejerce su oficio
cuando dentro lo llevamos.
 
Nos ajustamos la inquina
con la ropa de diario,
y en slogan lapidario
sin dudarlo, sentenciamos.
 
¿Para qué nos vino Cristo
si vivimos este encono?
la  causa que aquí razono
se cimenta en el perdón.
 
Pero perdonar… a todos,
no sólo a quien nos conviene,
eso es lo malo que tiene
la dichosa religión.
 
¿Digno de nuestra clemencia?
según  quién,  y de qué modo.
Aquí se resume todo
el presente que me arredra.
 
Por eso venero a Cristo,
El mismo me lo ha enseñado:
el que no tenga pecado,
tire la primera piedra.
 
Aunque  creyente me siento,
de algunas voces me espanto,
y a veces, no sabéis cuánto,
ser cristiano me avergüenza.
 
Sé que Dios tuerce renglones
más siempre escribe derecho;
ahora, los golpes de pecho,
me los daré en la conciencia.
 
José Luis Tirado Fernández

1 comentario:

  1. Me has conmovido, es la vida misma.
    Gracias, invita a la reflexión más profunda.
    ¡Enhorabuenísima!

    ResponderEliminar