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sábado, 11 de octubre de 2014

EL CHÍCHARO DE TRIANA


              

                En esta ocasión, traemos al blog  el glosario de un cantaor modesto, poco conocido y que, a pesar  de tener documentada su familia otros cantes,  sólo se prodigaba como intérprete de saeta, difícil asignatura para un cantaor, dado que el desamparo musical al que se somete – ausencia de cualquier referencia sonora en la que apoyarse- desemboca no pocas veces en crestas imposibles de sostener o falta de lucimiento por bajadas de tono que casi siempre se deben al miedo escénico. Y es que es “mú” difícil cantar bien a una imagen devocional desde un balcón o a pie de calle, cuando miles de oídos se conjuran para escuchar lo que uno dice.    
                Como digo es cantaor poco conocido, y solamente en un libro, “Triana, la otra  orilla del flamenco  (II), 1931-1970 ” de Ángel Vela, he podido encontrar la referencia a su nombre. Dice: “Excelente saetero que cada Domingo de Ramos le cantaba a la Virgen de la Estrella en la Cava de los gitanos, imagen de la que era muy devoto, desde un balcón frente a la iglesia de San Jacinto y en franca competencia con la Niña de la Alfalfa y, más tarde, con su amigo Pepe Huelva; aquel cantaba saeta por martinete y Pepe por seguiriya y gregoriana. Todo un espectáculo. Chicharito vivió frente al colegio Reina Victoria, el gran edificio de Aníbal González (1909), y solía reunirse con amigos cantaores de la otra Cava como Manolo Oliver, El Teoro y, muy especialmente con Paco Taranto.”
                Por el mal estado en que me entregan el documento, tecleo y transcribo una entrevista de José María Gómez para “El Correo de Andalucía en 1981, año en que falleció.



Un popularísimo intérprete de la saeta “por martinetes” (SIC) –dentro de ese estilo moderno que se canta en sustitución de las antiguas (1) desde la segunda decena de este siglo, es Francisco Ponce Durán “El Chícharo de Triana”. Lo encontramos en la comida de hermandad de La Estrella. Está contento nuestro hombre porque hoy tiene “un buen día de garganta”

VIVIR LA SEMANA SANTA

-Los críticos, amigo Chícharo, le digo-, dicen que cantar la “saeta por martinete” es lo mismo que cantar un martinete con palabras propias de la saeta.
-Yo no quiero entrar en polémicas de esas, yo las canto “por martinete” y “por seguiriya”, tal y como lo hacía uno de los mejores cantaores de saetas del mundo: El Niño Gloria.
-¿Aprendiste de ese artista?
-Sí, señor. Yo me arrimé al Gloria cuando contaba diecinueve años de edad, y hoy tengo sesenta y nueve.
-¿No ha podido usted evolucionar y haber variado el estilo? (2)
-¿Variarlo, dice usted? El Chícharo cantará la saeta “por seguiriya y “por martinete” hasta que se muera.
-¿Cuántas ha cantado usted en tantos años de andar por la  vida, de ver la Semana Santa?
-Tres o cuatro mil. Por cierto, que llevo cantándole a la Estrella más años que la Niña de la Alfalfa.
-¿Y qué número canta usted en cada Semana Santa?
- Ciento cincuenta en Sevilla; luego las que canto en los pueblos.     
           
LOS QUE PERDURAN

-¿Tienes cofradías fijas?
-Si, hombre, mire: la Estrella, el Domingo de Ramos; Santa Marta el lunes; Javieres, el martes; Panaderos, el miércoles; los Caballos de Santa Catalina, el jueves; la Esperanza Macarena, la “madrugá”, y la O, el viernes por la tarde.
-¿Dejaste algún año de cantar tus saetas?
-Bueno, como dejar, creo que nunca, aunque sí lo he tenido que hacer con una faringitis o con un resfriado.
-¿Cómo es que un trianero canta a la Virgen de la Esperanza Macarena y no a la de Triana?
-Sí que le canto, ya lo creo que le canto. A la Macarena le canto en la madrugá, pero a la de mi barrio lo hago en la comida de hermandad. Son cosas del oficio ¿sabe? (3)
-¿Qué me dice de los artistas actuales?
-Que estamos quedando muy pocos, Peregil, Angelita Yruela y Pili del Castillo, refiriéndome a los que seguimos al pie del cañón, porque el Rerre se prodiga muy poco, y Rogelio, su hija y Pepe Cárdenas se han retirado.
-¿Has ganado premios?
-No, no, porque no me he presentado a ninguno. Mi cosa es cantar en las entradas y salidas de las cofradías.
-¿Cómo conserva usted tan fresca la voz?
-Cuidándola, no fumando ni bebiendo en exceso.
-¿Cantas más saetas a los Cristos que  a las Vírgenes?
-Igual por igual. Para que la saeta tenga ambiente depende del capataza, de los costaleros y, naturalmente, de la gente.
-¿Cuándo empieza usted a vivir ese clima?
-¿El de la Semana Santa? Pues dos mese antes, desde que comienzan las comidas de hermandades.
-¿Qué porvenir tiene la saeta?
-Muy penoso, porque faltan artistas, porque no veo jóvenes valores. Ya verá, ya verá cuando terminemos los tres o cuatro que quedamos. (4)
¿Por qué el Chícharo de Triana?
-Primero por devoción y con el fin de ganarme unas pesetas, aunque gracias a Dios no necesito darme esos ajetreos; claro que también pica la afición.


NACIDO EN LA CAVA DE LOS GITANOS

-¿Qué recuerda con más cariño de su vida de su saetero?
-Fue en la Semana Santa del año 1960, en que nos reunimos para cantar Manuel Mairena, Rerre y un servidor, para cantar a la Macarena. Como canté yo aquella noche, no he vuelto a cantar en mi vida.
-¿Inspirado?
-Aquello fue la gloria, mire usted
-¿Se puede decir que el Chícharo es gitano?
-No, porque no lo soy. Nací en la cava de los gitanos y me he criado entre ellos, pero no lo soy.
-¿Quiénes han sido los monstruos del cante de Triana?
-Gordillo, Oliver, Abadía y el Goro. Este último no ha estado por encima de todos. (SIC)
-El Chícharo, pese a la noche excepcional aquella de 1960, ha cantado hoy con gran inspiración, con una voz fresca y vigorosa increíbles.
Ya veremos cómo está el Domingo de Ramos cuando la Estrella trianera llegue a su capilla, después de repartir su gracia por las calles de la ciudad.

Tenemos, por tanto, la semblanza flamenca de un cantaor trianero, Francisco Ponce Galván, nacido en la Cava de los gitanos en 1912 y fallecido en 1981, discípulo, según sus declaraciones, de Rafael Ramos Antúnez, Niño Gloria, llamado “El Chícharo de Triana”, apodo heredado de su padre, por ser éste de baja estatura y de rolliza complexión, de profesión albañil, aunque en su juventud trabajó en los tejares de la vega y que terminó sus días habitando en la barriada del Carmen. Su familia guarda grabaciones caseras que me han prometido, para colgarlas en este blog, una vez salvadas las dificultades de pasar cintas a formato digital. Desde aquí mi agradecimiento por su colaboración inestimable y la aportación a la historia de nuestro arte.



(1) El periodista habla de las saetas por martinetes que han sustituido a las “antiguas”, y die bien, pero no aclara que las saetas antiguas eran demasiado planas como para haber sobrevivido a estos tiempos (mediados del XX y hogaño)
(2) El estilo lo varía cada intérprete que lo canta, el periodista quiere decir “personalizar”, pero Chícharo contesta de forma categórica.
(3) Una ramificación del “cuartito”, y que aún perdura en algunas hermandades, es la amenización, por lo general a los postres, de dicha comida anual, contratando a saeteros de prestigio. En ese año, 1981, estaba en candelero “Peregil”, quien, por supuesto, cobraba por su cante.
(4) Aquí vaticina Chícharo lo que actualmente está pasando, que la cantidad se está comiendo a la calidad, y escasos artistas del flamenco se aventuran con la saeta, al menos en la calle, salvo honrosas excepciones, como Chiquetete o Paco Taranto que de vez en cuando ponen su pica alta.


José Luis Tirado Fernández

4 comentarios:

  1. Me ha emocionado la historia del chicharo, y tu forma de contarla , me parecia estar viendo al chicharo hablar, me recordaba a mi padre que le encantaban las saetas y entendía bastante y consiguió de mi que me gustaran y me atreviera a acantarlas, te puedes imagnar, mi pader riéndose de mi y yo hasta que no terminaba no me callaba¡ cuantos recuerdos me has traido,un saludo

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  2. Mucho ajetreo el flamenco y la saeta, este ultimo lo comprendéis mejor los que vivís allí.
    Cuantas historia dormidas, habrá por todos lados. Gracias por compartir. Mi abrazo

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  3. Difícil arte el de cantar bien saetas. Como dices, pocos de los consagrados se atreven -y menos a la intemperie si no es desde un balcón-. He tenido la oportunidad de sentir 'el pellizo' de estos dardos en los lugares más insospechados, casi siempre con nocturnidad y por sorpresa: frente a mí, en el zaguán de una casa, a mi lado, tras la reja de un piso bajo... ¡a pie de calle! que aún más difícil.

    Intuyo que 'el Chícharo de Triana' también cantaría así.

    Con vehemencia aguardo esas grabaciones familiares. Tengo otras similares, de Rogelio Barrera, y es una delicia escucharlas atentamente -no sólo oírlas-.

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  4. Interesante, José Luis, y me ha recordado un momento en el que encontrándome en la Campana, no me di cuenta de que muy cerca de mi se encontraba Jesús Heredia hasta que comenzó a cantar; qué voz a sus más de 80 años. Por cierto creo que sería interesante, al menos para mi, nos instruyeras acerca de ese estilo: la Saeta Gregoriana y que no conocía. Saludos y gracias por estas entradas tan educadoras.

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