Aviso: yo no soy un crítico de flamenco, sólo escribiré mi opinión sobre lo que pude ver y escuchar
El
pasado sábado, tuve el gusto de acudir al teatro Quintero, local que
todos los sevillanos recordaremos con añoranza por haber sido
durante tantos años el cine Pathé, primera sala estable de
proyección de cinematógrafo en Sevilla, y cuyo edificio fue
diseñado por D. Juan Talavera y Heredia. El público se entreveía
más flamenco de lo habitual, contando con algunos artistas que
fueron a ver cosas buenas; cerca de donde me senté se hallaba Pepe
Torres, que nos dejó tan buen sabor de boca en el hotel Triana hace
unos días.
He querido titular esta
entrada así, porque me parece una respuesta adecuada a la poca
cancha que le han dado en la bienal a los artistas de Triana; se ha llenado el local, compitiendo con tres eventos de la Bienal. Un éxito. Cuando
estrenaron la obra, no pude acudir, en aquel caso, al Lope de Vega,
porque lo programaron un martes de Enero, pero esta vez no quise
dejarlo atrás.
SELECTA NEVERÍA
El
espectáculo toma el nombre del local de José Lérida sito en
Alfarería, cuyo ambiente recrea sobre el escenario. Mostrador,
mesas, sillas y las paredes decoradas con motivos flamencos y
taurinos. Encendió las luces José, que era el oficiante, aunque
intervino posteriormente en una pataíta, dispuesto a abrir el
establecimiento, y encendió la radio. Sonó entonces la voz de Tomás
cantando su debla, que a mí personalmente, y por la debilidad que
siento por el hermano de Pastora, me hicieron estremecerme. En esa
escenificación, fueron llegando los “clientes”, Chiquetete, su
hijo Fran Cortés, Emilio Caracafé, Guillermo Manzano, Manuel
Molina, Antonio El Cordobés y por ausencia de Paco Vega,
accidentado, intervino al baile el joven Luis Peña, que me gustó.
Carmen Ledesma y Joaquina Amaya tomaron asiento junto a los
guitarristas, quedando en pie los varones, junto a la barra. Comenzó
Caracafé con unas fantasías a compás de tango con Camarón asomado
a su guitarra, ya que recreaba en sus cuerdas viejos aires que el de
la Isla cantaba.
LA LOTERA
Era mi primita
hermana
una lindísima
lotera,
se manda a jasé
un vestío
y no le paga a la
costurera...
(El Titi)
Salu
vega hacia el papel de vendedora; nos traía flores y cupones y bailó
unos graciosos compases trianeros en dos ocasiones. Todos brindaban y
se felicitaban, entonces Antonio Cortés se sentó junto a su hijo y
nos dejó unos tientos sutiles, aunque noto que Antonio no respira
como cuando en el ochenta le escuché en el Lope; volvemos siempre a
lo mismo. El tiempo, que no perdona. Marcó entonces unas bulerias
para que Luis Peña y El cordobés se lucieran, para volver a la
calma de la soleá alfarera que Antonio bordó, y que Carmen señalaba
esmeradamente sobre la tarima como puntos cardinales sobre los que
debe discurrir el baile. Ese baile. Entonces es cuando nuestra lotera
acentuó los tangos del Titi cn esos movimientos antiguos, pausados,
etéreos, y que cada vez son más raros de ver.
¿SEVILLANAS?
Chiquetete
inundó el mercado discográfico en los ochenta de singles con sus
sevillanas. Poca gente sabe que es el intérprete que más discos de
ese tipo ha vendido en España, por encima de Julio Y Raphael, que no
es poco. Pero su sencillez y bonhomía le llevan a amar sus raices
por encima de todo, y no olvida sus cantes, incluidas las sevillanas,
que nos dejó para que las bailaran en parejas, Carmen y Luis y
Antonio y Joaquina.
Antes,
y para dar paso a este estilo, Emilio Caracafé tocó con firmes y
bien consentidos punteos cuatro y otras tantas Fran Cortés.
UNA
VOZ DE TIEMPOS PASADOS
Guillermo
Manzano hizo una salida sin referencia musical alguna, cosa muy
dificil y que pocos cantaores consiguen, para enmarcar unas bulerias
en las que las guitarras entraron a la perfección. Buen oido, mejor
voz, profunda, de otro tiempo. Bailaron entonces Antonio y Luis unos
ensayados pasos al unísono y Carmen Ledesma bailó unos tangos de
Triana en los que volvieron a aparecer Carmen la del Titi y la
Calzona; sabe esta bailaora dónde pisa. El espectáculo avanzaba sin
que nos diéramos cuenta.
¿TE
ACUERDAS?
Entablaron,
sentados, Manuel Molina y Chiquetete un diálogo sobre sus correrias
de chiquillo, de concursos de radio, del Pegaso número cinco
(Tardón), de chistes de toros que se arriman a las tablas
(carpinteros), que me evocaron las charlas que manteníamos mi amigo
Paco y yo cada uno con su guitarra y con el remoquete de ¿te
acuerdas? Cantaron los dos amigos vieja canciones por cuplé por
bulería que jalearon desde las butacas.
Manuel Molina, en su línea, agarró la guitarra, se la pegó a la oreja
izquierda y entonó sus bulerías, las que él mismo escribe, las de
siempre:
Imagínate
que un día
se
te acabara el dinero,
dime,
¿qué te quedaria?
Estoy
en Triana
y
sólo al cruzar el puente
se
me cambia el panorama.
En
una orilla Triana
en
la otra orilla Sevilla
a
ver qué rio en el mundo
tiene
mejores orillas.
Vi
después el pie izquierdo de Caracafé, que era la batuta que
dirigia todo aquel entramado de compás. Guillermo cantaba tangos,
todos bailaban. Luego su fandango, templado, ajustado, sobrio:
Criticando
a los demás
la
gente se divierte
criticando
a los demás
si
yo no he criticao a nadie
ni
lo pienso criticá
porque
yo vivo a mi aire.
Pararla
ahí. Por cierto, esta tarde le he felicitado en la gasolinera, donde
hemos coincidido. -¡Guillermo, no cantas bien! -¿Te ha gustao?, yo
me alegro. Adiós.
MOMENTO
MÁGICO
Y
los pelos como escarpias. Fran le dedicaba a su Padre unas bulerias
de su propia cosecha donde le elogia, acompañándose él mismo, cosa
que a mí personalmente no me sale, o me cuesta muchísimo trabajo.
Le decía que era un gigante, como persona y cantaor, y entre la
letra, le deslizaba con todo el amor filial: “una estrella que no
se apaga”, intercalando trozos de sus antiguas canciones. Un
momento que valió por casi todo.
Se
dieron dos finales de fiesta, uno en el que bailó Salu Vega y
Joaquina que sacó a Molina, que también se marca sus patás, como Dios manda. Y el definitivo, entre todos, al que el público dedicó
una ovación por bulerías que hizo salir varias veces a saludar a
los artistas. Ojalá vuelva a repetirse. Volveré.
José Luis Tirado Fernández
José Luis Tirado Fernández
Me ha gustado tu entrada sobre la noche tan mágica que observo que pasaste, y lo que más me gusta es que con bastante modestia reconoces que tu no eres critico de flamenco, que solo opinas de lo que ves, ¡pues anda que si llegas a entender! puedo decirte que me hubiera gustado ir y oirte darme tu opinión, en fin me alegro de tu noche mágica
ResponderEliminarTodos sabemos que la vorágine que nos invade nos impide disfrutar de momentos limpios y auténticamente felices; éstos, hay que cogerlos al vuelo, quizás atraparlos con codicia.
ResponderEliminarMe satisface que hayas tenido una velada dichosa como la que describes. Te mereces muchas más.
Guillermo anda q no t estas perdiendo na miarma...sinela de coral de coral de coral...la cara de mi niña no se pue agunta...venga sigue disfrutando...vive la vida con alegria...ella ya es policia...psicologa y forense criminologa...anda ahi la llevas...toito lo contrario a ti.jajajja
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