No
pretendo con este artículo intentar una biografía de José Moreno Moreno, “El
Herejía”. Eso supondría un arduo trabajo de recopilación histórica, discográfica,
audiovisual y testimonial que ocuparía un tiempo del que no dispongo. No
obstante, para ensalzar su figura, como hombre y padre de familia, como artista
y como abanderado de su barrio, el nuestro, Triana, del que nunca anduvo lejos
a pesar de verse obligado por la diáspora de los sesenta y setenta a residir en
un piso del extrarradio, gitano puro y receptor ancestral de los cantes de la
cava, creador y genio de los palos festeros en el cante y en el baile, acometo
este trabajo movido por el gran cariño que siempre le he profesado, y que
también él me retornaba y que tantas veces me demostró.
Para
ello, intentaré en tres trancos bien definidos y distintos la semblanza de este
personaje único, aportando en primer lugar la visión de Triana pura, pura y
pura que él tenía y que un día, sentados en su salón, me transmitió
detalladamente. En segundo lugar, una entrevista que mi gran amigo Antonio
Martín Lorenzo, otro trianero militante, brillante escritor e investigador y
que trabaja en la radio, le hizo dos o tres semanas antes de su muerte. Para
terminar, unas ilustraciones gráficas, audiovisuales y literarias sobre su
vida, obra y legado.
¿Por
qué Triana?
Uno
recuerda, de pequeño, las ruinosas fachadas, los apulgarados tejados, cubiertos
en primavera de amarillos jaramagos, el
interior de los templos, lóbregos, húmedos, sus cuadros, a veces obras de
Murillo, Zurbarán, Herrera, oscurecidos por el tiempo, irreconocibles e
indescifrables.
Uno
recuerda, de pequeño, las tabernas, sus camareros con la tiza tras la oreja,
sus urinarios apestosos, su serrín, sus escupideras, sus carteles de “se
prohíbe el cante”, y… sus cantes. Auténtica y genuina Universidad del flamenco,
donde se iba no sólo a beber, sino a conocer, a distinguir, a apreciar. ¿Qué
sería hoy del flamenco sin las tabernas de Triana? ¿Qué sería hoy del flamenco sin
la fuente?
En el
Morapio se daba más flamenco que en cien bienales. Allí dejaron lo mejor de sus
cantes los míticos, los grandes. En las tabernas se convivía, se adoctrinaba,
se sentaba cátedra de cómo vivir el flamenco.
Uno
recuerda de pequeño, el resplandor de la candelá en el patio, y el rescoldo que
llevaba a casa el calor de la amistad, de la solidaridad, del sentido humano y
sentimental del vecindario, hoy perdido y desperdigado por San Pablo, el
Polígono Norte, las Tres mil, donde miles de trianeros añoran su barrio y
darían todo lo que tienen por volver a su barrio, hoy convertido en una de las
zonas residenciales con el metro cuadrado más caro de Europa. La mayoría de los
trianeros no vive en Triana, por
razones, como digo, de tipo económico, aunque algunos tienen la suerte de
seguir morando las casas donde nacieron.
Ay, Cava de los civiles,
Ay, cava de los calés,
Ya no es la cuna del arte
Ni sombra de lo que fue.
¿Cuna del arte?
Es una calle cualquiera,
Camino de cualquier parte
Los trianeros
se fueron a los barrios periféricos con lágrimas en los ojos y dolor en el
corazón y se llevaron todo su arte a aquellos barrios. Pero allí no tenían
patio ni corral, ni lavaderos, ni cogían agua del pilón, ni encendían fuego las
noches de invierno ni tomaban el fresco en la azotea las noches de verano, ni
compartían el pan y la sal, ni convivían los unos con los otros como en Triana.
Se encerraron en sus pisos a ver la televisión, allí tenían agua corriente, un
brasero eléctrico, un ventilador y una nevera.
¡Y el arte!; seguían teniendo todo el arte; así que, sólo
era cuestión de reencontrarse. ¿Cómo?
Al
principio de los ochenta, una mujer que desgraciadamente no está entre
nosotros, cuyo nombre era Gloria Moreno, “Filigrana”, dedicó su tiempo a localizar
en su destierro, convencer, llamar, reclutar, a todos aquellos trianeros que se
distinguieron por su arte, no ya de manera profesional, sino como siempre
hicieron, cantar y bailar, contar chascarrillos, divertirse, convivir.
Así,
luchando por la idea y en colaboración con José Luis Ortiz Nuevo, a la sazón
concejal de cultura del ayuntamiento de Sevilla, quien consiguió en una
brillante gestión el Lope de Vega para, en 1982, organizar un gran espectáculo,
quisieron dar a conocer a Sevilla, a España y a la humanidad cómo era la gente
que habitaba aquellos corrales legendarios, aquellas vecindades de un tiempo
que se fue. Conservo en mi archivo el video del evento, como un tesoro de la
gloria de Triana; el productor del mismo fue en ese caso, otro gigante de los
medios audiovisuales, Ricardo Pachón, el mismo que produjo el disco de Camarón
“La leyenda del tiempo”, a mi criterio, el giro fundamental que convirtió al
isleño en el mito que hoy es.
Allí,
en la bombonera de la Exposición iberoamericana, se consiguió demostrar que
Triana no estaba muerta, que vivía en todos aquellos que habían tenido la
gracia divina de bautizarse en Santana, la O, el Patrocinio, aunque vivieran en
las afueras.
Pusieron
el listón tan alto como sólo ellos podían hacerlo, el Titi, Curro el Juto,
Tragapanes, la Calzona, el Pati, Pastora, Coco, la Perla, José Lérida. Juan
Lérida, Loli Leiría, Paco Vega, el Potaje, Juan el Breva, Carmen Cachero, Tío
Juani, La Salu, Antonio el Cordobés, Carmen la Pillina, y algún otro que se me
escapa, y que, juntos, tuvieron su ratito de gloria, teniendo como artistas
invitados a Lole y Manuel, quienes, trianeros como ellos, vinieron, estando en
la cresta de la ola para darles su aliento.
Aquello
fue una apoteosis del arte. Les llamaron Triana Pura y pura. Luego vinieron
actuaciones esporádicas, siguieron en contacto, hasta que más de quince años
después, y siendo más reducido el número de componentes, alcanzaron el éxito
más impresionante que se pueda recordar en España, con el disco de Triana al
cielo. La tristemente desaparecida Esperanza la del Maera, con el sigiloso
encanto de su voz de niña marinera, con el “Probe migué” rompía la barrera que
separa el arte de Triana de los circuitos comerciales, colocando la pica allí
donde nadie la hubiera imaginado, en discotecas, listas de superventas, hit
parades, grandes éxitos, giras, galas, recepciones…. y el nombre de nuestro barrio, por delante:
Triana… pura.
Aquí
lucía La Perla en bulerías y fandangos, por tangos, sublime Curro, también hoy desaparecido
y a quien Dios guarde en su gloria, solearero de jondo porte Coco, lágrimas
negras nos dejaba Pastora, con su voz antigua y dorada…
Y como
líder natural del grupo, un hombre, trianero puro, gitano puro, hijo de
Concepción, la que mejor ha cantado en la cava por bulerías, recreador de las
chuflillas de Triana, un cante de ascendencia gaditana, genuinamente de juerga,
que él nos ha legado, y que tiene en su haber la satisfacción y el orgullo de
haber compartido juergas con Vallejo, Caracol, Mairena, casi ná…, referente
claro de los tangos de Triana, José Moreno Moreno, a quien conocemos en Triana
por el Herejía.
ENTREVISTA
EL HEREJÍA
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JOSÉ MORENO MORENO
ARTISTA FLAMENCO DE TRIANA
SEVILLA, 1937
Quedamos con José "El Herejía", gracias a la
ayuda de su sobrino José Luis Tirado, y por supuesto, de su hija Salud, quien
nos dio todo tipo de facilidades para poder realizar la entrevista.
El antiguo componente de "Triana Pura", reside
en la actualidad en una residencia para la tercera edad muy cerquita de lo que
antes Fué el cuartel de San Fernando.
Llegamos a la hora de las visitas, y nos encontramos a
José, en una de las salas de espera que tiene el centro, e inmediatamente y de
forma muy amable, se puso a nuestra entera disposición.
Con EL HEREJIA, 2 o 3 semanas antes de su muerte, en la clínica donde estaba internado. |
Nací en el número 4 de la calle Evangelista, la antigua
calle San Juán; y después me fui a vivir a 11, donde precisamente vivía la
familia Montoya; allí vivimos con Los Montoyas, 20 años.
Qué maravilla de vida en esos corrales antiguos de
Triana. Nos daban las tantas de la mañana cuando nos metíamos en fiesta, y la
verdad, es que no nos hacía falta gran cosa; con un potaje de chícharos nos
poníamos todos morados, y no veas lo bien que lo pasábamos.
Aquella vida, no tiene nada que ver con la de ahora en
los pisos. Y además se te hacía falta algo, todo el mundo te ayudaba.
Lo de Herejía me lo pusieron de niño, porque dicen que
era muy travieso.
Yo bailaba ya desde chiquetito, aunque no de forma profesional.
Me llamaban mucho los señores para las fiestas, porque yo cantaba muy gracioso,
y bailaba; así que desde los 11 años, ya empecé a ganar dinero con los señores.
Uno, que era don Salvador Guardiola, me llamaba incluso 2 o 3 veces por semana,
y me quería como a un hijo, y me llevaba a todos los sitios.
Yo, la verdad, me iba a jugar todos los días con los
chiquillos, y cuando menos me esperaba, iba don Salvador a buscarme a mi casa
para que me fuera con él.
Después me metió en el Guajiro, y como el pase terminaba
temprano entonces, pues de allí nos íbamos a Citroen. Recuerdo que yo me
llevaba de guitarrista al hermano de Melchor de Marchena, a Antonio, y que
después de Citroen, nos íbamos a cenar a una terraza que había por la Cruz
Campo, y cuando terminábamos, nos marchábamos para "Las 7 Puertas", hasta que nos
hartábamos, y ya venía a por nosotros su chófer, y nos llevaba a un bar de la
Puerta Jerez.
Además de Guardiola, he estado con Pareja Obregón, con
Pepe Marchena, El Algabeño, Manolo Caracol, Antonio Mairena, Manuel Vallejo, El
Sevillano..., con toda esa gente, he cantado yo.
Recuerdo, que a Mairena, lo conocí en una caseta de Feria
que puso Pepe El Gitanillo, el hermano de Rafael Vega de los Reyes, y allí le
canté yo, con mi hermano Curro, El Yoni y Rafael el Negro. Ahí Fué donde conocí
a Mairena, y se quedó encantado con nosotros.
Otra noche, estuve con el torero Sánchez Mejías, en la
Venta Marcelino, y estuvimos toda la noche allí cantando, y como no llevaba
dinero para pagarnos, al final nos citó en el bar Pinto al día siguiente a las
5 de la tarde. Llegamos, tomamos café, y cuando llegó, le dice a Pinto,
"Pago una caja entera de whisky, pero con la condición de que Pastora
venga, y que escuche aquí a mis amigos".
Estábamos Chiquetete, Manuel Molina, El Flores, y yo. Y
Pastora, se quedó encantada, y decía que ¿cómo es posible que estas criaturas
estén por la calle con el arte que tienen en lo alto?.
Y antes de "Triana Pura", hemos estado
trabajando por toda Andalucía, y por Madrid, haciendo "turné". Y el
grupo de "Triana Pura", se debe a una prima del Juani, que tenía
mucha amistad con Ortiz Nuevo, y consiguió reunirnos a todos, le concedieron
200.000 pesetas a fondo perdido y además, el poder disponer del Teatro Lope de
Vega para el espectáculo. Y la verdad es que el resultado Fué un escándalo; un
éxito bárbaro.
De cosas graciosas que me hayan pasado te puedo contar
muchas, pero vamos me viene a la cabeza una vez que con el grupo "Triana
Pura", actuábamos en Bilbao, y cogimos aquí en Sevilla un avión hasta
Madrid, y luego allí otro para Bilbao. El tiempo estaba muy malo y el avión
hasta Madrid se movía un poquillo, pero el que cogimos para Bilbao, se movía
más todavía; y no veas La Perla el miedo que tenía,
Es muy miedosa. Y me dice: "José. Cómo es que se
mueve tanto el avión". Y le digo: "Porque el piloto, no sabe más que
abrir la ventanilla para escupir", y dice "Pues ahora cuando
lleguemos a Bilbao se va a enterar éste, le voy a decir que no abra más la
ventanilla para escupir, coño, que se traiga una escupidera". Me acuerdo
que en ese viaje iban también con nosotros Chano Lobato, y el Chato de la Isla.
Yo lo he pasado muy bien, lo he pasado de maravilla, y
una de las personas que más dinero me ha dado a ganar, ha sido José María González
de Caldas, que conmigo siempre ha sido "un pedazo" de señor.
A mí me ha llegado a dar a ganar al año, un millón de
pesetas, de aquella época, y además me tenía trabajando con él; pero cada vez
que hacía falta, me decía que me fuese para el Cortijo, uno que tiene entre
Bollullos y Sanlúcar la Mayor, y allí nos poníamos ciegos de comer y de beber.
ANTONIO MARTÍN LORENZO
Nació
en los pares de Evangelista, aunque pronto se mudó la familia a la acera de
enfrente, al 11, donde él evocaba la recogida de las carretas del Rocío cuando
las almacenaban hasta el año siguiente, así como el ambiente de sano júbilo y arte
que se respiraba las noches de patio en un sitio donde convivió con grandes
artistas, epicentro del desarrollo estructural que sufrió el flamenco cuando
empezaron a eclipsar los punteros y la necesidad de primeras figuras comenzó a
tirar de trianeros que ya habían trasladado, por necesidad, sus hogares a
barrios periféricos. Pero fue allí donde se fraguó –nunca mejor dicho- todo.
José
vivió su historia de amor y terminó casándose con Salud, una íntima amiga de mi
madre que habitaba en la casa de los palos, y allí pusieron su primer nido de
amor, en la misma casa que habitaba Joaquín el Titi. Cuando llegó el éxodo, se
fueron a un piso en la Avda. San Juan de la Cruz, donde residieron hasta su
muerte.
En esta foto de los cincuenta, están José, Salud, en primer lugar, y al final, mi madre, Manuela, y mi padre, José. La gitanita del centro es mi tía Reyes, esposa de mi difunto tío Miguel. |
Tuvieron
cinco hijos: Salud, Concepción, José, Elisa y Eduardo, a los que hace mucho,
demasiado tiempo que no veo. Todos fueron amantísimos hijos, tanto de José como
de Salud, y su apego y devoción por sus padres, hasta el final, podrían servir
de ejemplo en nuestros días. José les hizo crecer en amor y bondad, pues siempre
fue un hombre trabajador como el que más, que pasó de trabajar en las minas
alemanas a buscarse la vida de nuevo en Sevilla, en las minas del pan duro que
suponen los trabajos esporádicos alternados con alguna que otra fiesta. La
honradez no da para más; lo mismo le echaba un cable a mi padre cuando sabía
que su situación no era buena, que aguantaba su vela cuando le tocaba. Pero
cuando llamaba amigo a alguien, eso era cierto.
Para que se hagan una idea, pueden leer
este articulo de Holgado Mejías. Impagable:
Como una última perla, les
ofrezco este video subtitulado tomado por mi padre en una fiesta familiar, donde
Herejía hace derroche de su arte:
José Luis Tirado Fernández