El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

martes, 29 de mayo de 2012

PARKING EN LA ALAMEDA. PLATAFORMA...¿QUÉ?


Manuel Melado me envía la siguiente nota. Vivir para ver.



PARKING ALAMEDA


Sr. Director: Leo con cierta perplejidad, como un colectivo denominado, "Plataforma no Parking Alameda”, que:- Cuando aún no existe un estudio riguroso de esa zona por los arquitectos, se dirigen exclusivamente a los vecinos y comerciantes del entorno animándoles a que voten en contra. Los que así se manifiesten, lo "distinguirán" instando al vecindario a comprar en sus establecimientos; es decir, los que no, intuyo, que quedan condenados comercialmente al ostracismo.

En este estudio, pienso, (que no lo sé) si fuera viable su puesta en marcha, tendrían derecho a ese voto todos los sevillanos que con ello se beneficiarían de sus compras en el centro. “Por ello, si se demuestra que no existe para su ejecución fines especulativos, si no el deseo de beneficiar a la ciudad, y no afecta a la estética ya antiestética del entorno, ni dificulta la fluidez del tráfico,  las autoridades podrían decidir  llevarlo a efecto, o no.- ¡De ahí mi asombro, ya que si este colectivo sesudo y democrático, llegara a regir en alguna institución los designios de los sevillanos no afines a sus "ocurrencias", como lo pasaríamos.



Manuel Melado Prado

DNI. 28. 214. 844- P

Sevilla.



Con el ruego de su publicación. 


domingo, 27 de mayo de 2012

EL TEMPLE EN EL CANTE


EL AYEO Y EL TEMPLE

         Si tecleamos en el google la palabra “ayeo”, van a surgirnos las definiciones, en varias páginas, en lo referido al espacio de tiempo que emplea el cantaor en decir “ay”, de una manera bastante vaga o difusa. Unos ejemplos de estas definiciones, las encontramos en la página “Cyberpeña”, en la que ofrecen las opiniones de los usuarios. Estas son algunas e ellas, a modo de ejemplo:

“Ayeo es una sección de introducción al cante que sirve al cantaor para ubicarse en la tonalidad y calentar la garganta.
Javier Sáramo, México

Ayeo es una introducción hecha por el cantaor antes de que el cante comience. ‘Ayeo’ viene de la exclamación ‘ay’, que es un llanto prolongado sin palabras hecho por el cantaor, que añade un carácter trágico, apenado y dramático al cante.
Sheba D. Bergman, Israel

Ayeo es la forma que tiene el cantaor de templarse y además de sugerir la profundidad o la cadencia del estilo que va a interpretar.
Gonzalo Franco, Uruguay”

            En la tercera podemos discernir algo de luz y la frase nos ofrece una idea un poco más ajustada de la utilidad del ayeo en el cante. Todo esto, si no fuera porque en ninguna de ellas se ofrece unas distinción clara entre lo que es el ayeo, que es cada vez que el interprete dice ¡ay!, en una sola vez con varios melismas, o la repite sucesivamente, y el temple.



PERO ¿QUÉ ES EL TEMPLE?

         Otra cosa muy distinta, que puede contener ayes, tiritirí, lerelere, yayaya, o cualquier otra forma personal o adquirida y que precede a la letra propia del palo, a su cuerpo específico o, como dicen los flamencos, a los tercios. Es, técnicamente, lo que sirve para entonar; un tiento directo al vibrato de la guitarra, la forma de acomodar el diapasón natural del cantaor, que supongo se aloja en alguna parte del cerebro, en conexión directa con el oído y hace que se ajusten las cuerdas vocales para arrancarles la nota exacta. ¿Complicado? Se ha hecho toda la vida, estamos  acostumbrados a escuchar a los cantaores y cantaoras desde antiguo y forma parte del cante.



         Como veremos a continuación, hay cantaores que ya traen el temple de fábrica, y no lo necesitan.

         Caracol lo obviaba en multitud de ocasiones, he tenido oportunidad de escucharle empezar a cantar directamente, sin calentar.  ¿No se sentiría sobrado, como para empezar sin dar un tiento al  primero soplo de cuerdas?








Sin embargo Tomás se templaba casi  siempre; solía hacer una especie de lerelereayayayay que ya sonaba a mágico antes del cante. Sea esta la excepción a la regla, en la que Tomás entra directo al cante sin templar. “Cuando tú me eches de menos”




         Lo de bulería por soleá o soleá por bulería merece un capítulo aparte y tiene su razonamiento y desarrollo histórico y desde el punto de vista de la lógica. Ya llegará el tema al blog.



José Luis Tirado Fernández


miércoles, 9 de mayo de 2012

FLAMENCO: CANTES DE IGLESIA III




CANTES DEL TRONCO 

         Mi teoría personal es que el flamenco nace en el campo. Allí, bien en trabajos continuos o temporeros, los braceros terminaban la jornada en el cortijo y, a la luz de la candela,  se escuchaban unos a otros, que esa es la forma de aprender los cantes. Los recién llegados aportaban cosas, los conocidos las establecían. Es por tanto en los pueblos donde arde la primera llama; en la historia queda que, Pastora Pavón, si bien nacida en Sevilla, descendía por una rama de su madre, nacida en Arahal, igual que su hermano Arturo, y por la otra de su padre, fragüero al que apodaban “El Paiti” y natural de El Viso del Alcor. Parece que su abuelo materno dejó huella sobre Arturo cantando por tangos, así como su padre en los estilos de fragua.





         Luego, el paso de estas tonadas y melodías por la urbe (aquí en Sevilla por Triana) los enriquecía y refinaba, tanto como para ofrecerlos como espectáculo en cafés cantantes, de moda en aquella época (Siglo XVIII). Se sabe que también Silverio salía al campo a buscar gitanos que supieran cantar y bailar para ofrecerles trabajo en su legendario café. Silverio, el primer profesional de cante reconocido -documentado-, también tomó afición al flamenco en el medio rural, en una etapa en que su familia se traslado a vivir a Morón de la Frontera. 

         Un tipo de siguiriya denominada “playera” tiene su origen en los ayes, posiblemente declamados, de las mujeres que detrás de los pasos en las procesiones lloraban amargamente, por la muerte de Cristo. ¿En qué lugares se producía este fenómeno? Es posible que en los pueblos, ya que no me consta que en las capitales –al menos en Sevilla- se diera ese tipo de cantos, bien a la cantinela o en letanías.


CANTES DE CREADOR

          Escribir de flamenco siempre me lleva a Tomás. Por eso, no quiero dejar de citar que, a pesar de de ser un gran escuchador de cantes, tanto por la estela que a la fuerza le impuso haber nacido en la casa de los Pavones y haberlo mamado desde niño, o bien después, cuando lo hacía en el gramófono de su hermana Pastora, en el que se pasaba horas y horas escuchando y asimilando cantes. Pero Tomás no era un copista, como algunos que hoy están viviendo de este arte, sino que mejoraba, como un Rey Midas gitano, todo lo que tocaba imprimiéndole su personalísimo sello. Mucho del flamenco que se está haciendo en nuestros días se lo debemos. Y como pasaba tantos ratos en las iglesias “tomando el fresquito”, no es de extrañar que adquiriera influencias de los cantos sagrados para –claro- mejorarlos en su incorporación a lo que cantaba.

         Esto puede ayudar a la teoría de que algunos cantes, incluso de los más básicos o importantes para el flamenco, pueden tener una clara influencia o asimismo tener sus raíces en los canticos que a la luz de las velas y entre el aroma de los inciensos escuchaban los flamencos:

         Alfredo Arrebola, el llamado “Profesor cantaor”, nos indica en su página “Folklore y flamenco.com: 

“…Todo esto nos demuestra el substratum religioso del flamenco. Quiero creer que fuera este substratum religioso el impulsor de Enrique el Mellizo para crear su famosa “Malagueña”, inspirándose -según es tradición - en el “prefacio” de la misa gregoriana.”


 Aqui la podemos escuchar en la version del Chato de la Isla



LA MISA FLAMENCA

         Es corto su recorrido, y escasa su historia, si no se pudiera reducir a alguna docena de discos grabados aprovechando el momento de esplendor y algunas misas que se anunciaban a bombo y platillo porque las cantaba Mairena, Meneses o Naranjito, que dejaban en un segundo plano a los predicadores para pasar a ser protagonistas de la ceremonia. Es una consecuencia del Concilio Vaticano Segundo, que entre otras cosas permitió las misas en lenguas vernáculas, así como la liberalización de la liturgia, que desde ese Concilio, importantísimo y que pone a la iglesia católica en el siglo XX -o mejor, por poco pone- en casi todas sus estructuras, morales y de razonamiento, admite la incorporación de músicas y danzas propias del folklore del lugar.  En la actualidad, se dan algunas misas flamencas, pero con carácter esporádico y por motivos señalados.


José Luis Tirado Fernández