Unas
Al campo, niña, que ya es de
día,
va estrenando ilusiones el alma
mía,
y el balanceo
que te doy en la bamba
te da mareo.
De volantes tu falda y en
vendavales
se recrea mi vista cuando tú
sales,
que yo a los vientos
agradezco en el alma
lo que estoy viendo.
Olas de rizos blancos tu
enagüillas,
son de las malas lenguas la
comidilla;
con el festejo
que no notara nadie
que te cortejo.
Si tú me amaras,
la flor más bella
que yo regara.
Otras
Los metales de tu voz,
arietes que desmoronan
los muros de Jericó.
Porqué no llega el cartero
a traerme la encomienda
de la mujer que más quiero.
Pasa este cáliz de mi,
maresita de la O,
mi pena no tiene fin.
Calores del mes de abril,
mocitas de la plazuela
con el cántaro al cuadril.
José
Luis Tirado Fernández
Tu duende no descansa,te aprisiona ,te atrapa,te conquista y en una sinfonia creais esas coplillas que como palomas vuelan para que en su vuelo nos enamore.
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ResponderEliminarBien, maestro. Enhorabuena.
Poesía de la buena. Leyendo tus palabras se ven los movimientos de la chiquilla y lo "embobao" que va el galán. ¡Transmiten! Solo faltaría escucharlas en el aire de una buena voz.
ResponderEliminarUn abrazo Jose Luís, enhorabuena por tu arte.
¡Qué arte tienes más grande, miarma!
ResponderEliminarDe 10 y medio, José Luis...
Un abrazo.