El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

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domingo, 18 de mayo de 2025

LO QUE PESA LA MONTAÑA

 No es lo que vale el trigo, el porte o el jornal del carretero, sino el olor delicado del vapor de la telera, cuando hiende el aire buscando las ventanas. No es el valor del agua, la sal o el costo del fermento. sino el son de la lluvia en los trigales.

Pueden y deben ser, como ha sido desde siempre. Alfa, la chispa que crepita entre las yemas, como un nimbo de entrada al cielo, un minuto en el tiempo, terciopelo recamado de azahar. Escalón de la memoria, para alzarse de puntillas al presente. Vientre de plata, que sentimos en los dedos, paso de palio. 

Quizá el más olvidado. Aquel que llena sin saciar, que conmueve a su paso por el aire. Lamda, que conduce el calor, la dulzura y la humedad. Aquel que vuelve a la niñez, a la harina tostada con canela, la miel y la fritura. Hermano de la flor, del incienso, la cera y el confite, que te guía hasta lo sano, lo puro, lo de siempre.

Puede ser la memoria de la madre. El jugo de su pecho, lo dulce de sus manos, de sus besos. Omicron, que regresa siempre y te encuentra, que te asoma a la perola del pasado, sus maneras, su rito, que te da a beber la primavera.

Tal vez la realidad en la llamada. Volver la cara y encontrarla. Sigma, la caricia sutil de la voz, el privilegio de oír la melodía, el llanto, la súplica o hallar en las pisadas el camino, seguir la estela y sucumbir en el la sostenido que barrena la madera del oboe.

Quizá la fe, o el saber cierto. El regalo del impacto en los sentidos. Omega, la gloria en la mirada, la divina gracia de encontrar al fin en el laberinto de las pasiones el final de la voluta en la madera. Lo esencial es la luz.

No midamos la montaña por su peso. Ella puede ser inalcanzable, o esconderse tras el pulgar una tarde de otoño, herido ya, o muerto, el horizonte, o venir en un rayo transparente que sana y purifica. Ni dejemos de pensar en el futuro, porque es el fruto del árbol amoroso de la vida.


José Luis Tirado Fernández

lunes, 24 de marzo de 2025

EL GERMEN DE LOS CAGANCHO


DIEGO MARIANO RODRIGUEZ

Este Diego Mariano, casado con Ana María Camacho, nacidos ambos a mediados del XVIII, son los más antiguos ascendientes y hasta ahora sin más información, de esta saga de artistas trianeros.

Diego y Ana tuvieron dos hijos que se sepa, llamados Miguel Juan y Vicente. Miguel Juan estaba casado con María de los Santos Flores de la Rosa (1) y de dicho matrimonio nacieron tres hijos conocidos.

Juan Rodríguez Flores (1789) (a) El Gallego, conocido por aparecer en el relato de 1841 “Un bautizo de gitanos” Pueden seguir aquí la historia (enlace)

-Francisco Rodríguez Flores (1793)

-Manuel Rodríguez Flores (1795). Padre de Tío Antonio Cagancho

 

MANUEL VICENTE LUTGARDO RODRIGUEZ FLORES

Nació en Triana el 5 de abril de 1798 y tuvo por madrina a Antonia Jiménez. Su primer matrimonio, con Rita Ramona Moreno, se produjo el 25 de septiembre de 1818 en la Real Parroquia de los trianeros. 

En su expediente matrimonial, su padre, Miguel Rodríguez comparece para otorgar su licencia y consentimiento. Además comparecen como testigos Francisco Moreno y su esposa Luisa de Flores y Juan el Gallego y su esposa Isabel Montenegro. Ninguno de los cinco firman, por no saber.

Manuel tenía veinte años.

RITA RAMONA MORENO VARGAS

Esposa de Manuel Rodríguez Flores, madre por tanto de Tío Antonio Cagancho, hija de Juan Moreno y Juana Vargas, nació en Triana el , inscrita como Rita Ramona María del Rosario Francisca de Paula, nació el uno de septiembre de 1795 y fueron sus padrinos de bautismo Juan Filigrana Navarro y María Candelaria Lérida Arjona, matrimonio y vecinos de Triana.

 En el expediente, y siguiendo la fórmula de aquel tiempo, en sus términos, y entre otras cosas, Rita hacía juramento de 

“...que no es ni ha sido casada, hecho voto de castidad ni de religión ni ha dado palabra de casamiento sino a Manuel Rodríguez, a quien se la quiere hacer cumplir de su voluntad...”

 

De ella, habla Luis Vázquez Morilla en su libro “Silverio Franconetti y los Fillos” haciendo alusión al bautismo de un hijo de Antonio el Fillo. Alejandro, en estos términos:

Rita Moreno, la gitana que aquel día vistió al crío y lo sostuvo durante la ceremonia del Sacramento Bautismal, convirtiéndose desde aquella jornada en comadre de Alejandra y Antonio, era la esposa de Manuel Rodríguez Flores - hermano de Juan el Gallego- y madre de Antonio Rodríguez Moreno, el célebre Antonio Cagancho

 

Comete un error Luis Vázquez, ya que Rita Ramona Moreno Vargas debió morir entre 1821 -fecha de nacimiento de su último hijo, Antonio- y 1824, año en el que su viudo Manuel casó en segundas nupcias con María Dolores Velázquez Filigrana y tuvieron su primer retoño, hermana de padre de Antonio Cagancho, que se bautizó como Josefa Rodriguez Velázquez. 

El año de nacimiento de Alejandro (1834) Manuel y María Dolores ya eran padres de cuatro hijos. Su madrina de bautismo debió ser otra llamada igualmente Rita Moreno.

 

Seguiremos en esta historia larga y profusa en documentación, como para un libro, discerniendo en primer lugar el segundo matrimonio de Manuel Rodriguez Flores, el momento en el que se empezó a utilizar el apodo “Cagancho” y su explicación lógica, y otras historias del barrio más universal.

 

(1)Inscrita en otros legajos como Rojas o Roxas.


José Luis Tirado Fernández

jueves, 27 de febrero de 2025

DE TRIANA AL POLIGONO


La casita donde yo habitaba 

como era de polvito y arena 

el vientecito se la llevaba

Los que hemos nacido en la época justa para haber vivido los coletazos finales del arte de los corrales trianeros y a la vez haber podido comprobar la evolución de los trianeros llevados a habitar barriadas tan lejanas a Triana, somos testigos de toda una revolución, si bien no inherente al flamenco, si a la forma de vida y convivencia de la gente que abandonaron su barrio y fueron llevados a pequeñas casas o pisos, donde se alejaron de sus vecinos, considerados familia solidaria en momentos malos, y donde adquirieron, porqué no, una mejora de su calidad de vida en lo que respecta a habitabilidad, ya que aquellas habitaciones donde podían llegar a dormir tres generaciones a la vez, no eran el mejor sitio aunque se hallaran en el barrio más famoso del mundo, el de más arte, de más solera, con más buena gente, pero también con un índice superior de pobreza. En mi caso, con retretes comunes a los que mi abuela no me dejaba ir, porque había ratas como borricos. Me ponía en la sala un cubo con agua donde hacia mis necesidades y luego ella iba a vaciarlo. El pilón de agua, donde se hacían los fregados y se cogía agua, era el sitio donde estaba el único grifo de todo el corral. Los lavaderos también eran compartidos, y allí discutían las mujeres mientras hacían la colada, y donde también se solía escuchar algún cantecito, alguna copla, o una vueltecita por tangos.

Estos apuntes de aquella vida, en casas donde se producían derrumbes o  caídas de tejas frecuentemente, y donde nacía una higuera por accidente en la cornisa de la azotea,  podrían hacerse extensivos también al barrio de San Julián, formidable núcleo de viviendas de familias humildes y que sufrió una transformación brutal en poco menos de diez años. Recuerdo Baturone y a su alrededor los grandes solares que habían dejado los derribos, que incluso fueron utilizados en mi niñez para ubicar un pequeño parque de atracciones, hasta que empezaron las obras que conformaron las calles Corinto y Aceituno tal como hoy podemos verlas. O a la Macarena y su arrabal, donde nacieron El Pinto y Vallejo, también cuajada de este tipo de viviendas, y, en general, toda Sevilla, San Bernardo, las puertas históricas, la Calzada, el centro, la Alameda…

De allí, de sus casas, sacaron a tantos sevillanos que me resulta difícil entender cómo alguien nacido en esta urbe no tiene ningún familiar afectado por aquella diáspora. El término no es una cursilada, se trata de un inmenso movimiento de familias a las cuales llevaron a vivir a sitios muy distantes de donde habían nacido y crecido, donde habían amado y procreado, donde habían aprendido a cantar o a bailar, a tocar la guitarra, a recitar. Comenzó a mediados de los sesenta y su final vino a coincidir con la época de la reforma democrática; la muerte del dictador (1975), a la que curiosamente, y aunque no sea razonable ni ético justificar ese sistema de gobierno en el que se obliga a pensar de manera uniforme a todos los seres humanos, se puede anotar como tanto a su favor, la construcción de tantos y tantos pisos como se entregaron a trabajadores de bajos ingresos y poco -por tanto- poder adquisitivo, a los que se ofreció la posibilidad de adquirir una vivienda, pisos en su mayor parte, pagando módicas cantidades mensuales y haciendo un pago inicial de una entrada asequible.

Mientras se construían aquellos pisos, todo el Polígono Norte, las Tres Mil, las nuevas zonas de San Pablo, etc., había que alojarles en algún sitio. Para ello se inventaron los “refugios”, lugares provisionales y fabricados a toda prisa, y que luego fueron destruidos y asolados. Sobre algunos se edificaron pisos de lujo, y en uno muy significativo que recuerdo, se levantó un ambulatorio, el de Maria Auxiliadora, que anteriormente había sido cochera de los tranvías de Sevilla, en cuyo viejo y vetusto edificio de ladrillo visto, y haciendo unas separaciones algunas veces con mantas entre las infraviviendas, se alojaron muchos sevillanos. También les llevaron a sitios como La Corchuela –yo viví allí-, también hoy asolado refugio para los desalojos por ruina o desahucios de aquellos entrañables patios de brocales y macetas, un lugar de casitas sencillas, con patio interior compartido con otros tres vecinos y con agua de pozo en los grifos, aunque el Ayuntamiento acarreaba a diario agua potable a unos depósitos situados en el centro del poblado, de donde se aprovisionaba las familias.

Calle de la Corchuela

Anterior y efímero, el refugio de “Los Merinales” acogió también a algunos habitantes de patios, cuya anécdota más significativa es que había sido un campo de concentración y lugar de dormitorios de los presos republicanos que construyeron el canal del bajo Guadalquivir, conocido entre nosotros por el “canal de los presos”. Recuerdo los barracones, divididos por tabiques que conformaban las viviendas, que se reducían a una sala y un dormitorio interior sin ventanas, con luz pero sin agua corriente, y la antigua capilla del campamento, junto a la fuente del agua, hoy también desaparecida, con una imagen de la Virgen.

José Luis Tirado Fernández 




lunes, 3 de febrero de 2025

BERRINCHE: EL EXPEDIENTE

 

TABERNA BERRINCHE


El Titanic se había hundido hacía dieciocho días. En este caso, los trianeros tuvimos más suerte, ya que no hubo esa cantidad de fallecidos. Sólo uno, como veremos más adelante, aunque fueron veintiuno los heridos. El jueves dos de mayo de 1912, un tranvía descarriló viniendo del puente y al girar hacia San Jorge, casi entra en una taberna que entonces existía allí, llamada “Berrinche”. El diario Sevilla informaba el viernes 3, con dos reseñas. Una, más amplia.



Extraño suceso el de Don Francisco Sala Pastor, que viajaba en la plataforma y viéndoselas venir, se arrojó del tranvía en pleno Altozano, sufriendo lesiones. Se levantó y se fue andando, suponemos, hasta la plaza de San Francisco, para que le atendieran. ¿Por qué no fue a la casa de Socorro de Triana, que estaba más cerca?



En principio se culpó del accidente al conductor del tranvía, Mariano Medina Raso, aunque no se confirma el hecho en el Diario de Sevilla del día siguiente. En sus declaraciones, argumentaba que falló el freno y que dada la velocidad adquirida al bajar el puente, no pudo controlar la dirección que debió seguir el tranvía. Gritó al cobrador, Enrique Casares Pérez,  por si podía desenganchar la conexión al cable de la corriente, pero tampoco fue posible. En la prensa madrileña, tuvo repercusión.





BERRINCHE

Se trata de un novillero hasta ahora no identificado, ya que hasta tres “Berrinches” constan en las enciclopedias taurinas, entre torero, banderillero y picador. Este que nos ocupa, dueño del negocio y a quien D. Ángel Vela nombra como José Sánchez, aunque resulta imposible su datación más allá de un José Sánchez que en 1913 habitaba en Altozano 14, o esta reseña de “The kon leche”, una revista taurina de lo más surrealista.



ILUSTRES HERIDOS

Entre los heridos en el accidente se encontraban dos nietas del Fillo, Aurora Bermúdez Ortega, Aguasanta Bermúdez Ortega y su marido, José Lérida Moreno; Ángel Rodríguez Ortiz y Ángel  Rodríguez Garrido, padre e hijo de la calle Castilla; un guardia civil, Antonio de Coll Pérez, y hasta un concejal, D. Manuel Montero Asquith. 




El cobrador, Enrique Casares Pérez, también herido, fue atendido en la casa de Socorro de Triana. Aparece en la siguiente foto, rodeado de gente. Suponemos que en aquella época las curaciones debían de ser públicas…

Hubo un fallecido, a los quince días del accidente, según reseña del Diario La Vanguardia, Rafael Casañas Diaz, vecino de la calle San Jacinto, que dejó viuda y siete hijos.


Josë Luis Tirado Fernández

sábado, 19 de octubre de 2024

REALES ALMONAS DE TRIANA

 

            Alonso de Morgado escribió en 1587 que las dos almonas de jabón establecidas en los barrios del Salvador y de Triana, estaban arrendadas por los duques de Alcalá en veinte mil ducados anuales cada una y seis mil de alcabala, y para dar una idea el mismo Morgado de sus producto, dice que vio vender en un solo dia 445 arrobas de jabón blando, y que de estas almonas se surtían España, Inglaterra, Flandes y América.

 ALMONAS DE TRIANA

                       D. Ángel Vela Nieto, referente fundamental para la historia de Triana lamentaba en 2017 en el diario ABC de que no se pudiera crear un espacio sobre las Reales Almonas, que se situaban en la calle Castilla, en el 24, un museo abierto que pudiera recordar la historia de las fábricas de jabón en Triana. Sin embargo, se construyó sobre el solar y parece que sigue habiendo acceso a los restos pero son privados.

 

            En 1714  D. Alonso de Montoro Vargas y Castillejo, el caballerizo del Duque de Alcalá, era el administrador de las Reales Almonas, según un pleito que en dicho año tuvo.



            Y la verdad que esa industria debió ser importante. En 1758, tenía su administrador



         LA CAPILLA DE LAS REALES ALMONAS

            D. José Gestoso, en sus “Curiosidades antiguas Sevillanas”, en 1910 cita, entre las obras de arte sitas en la Casa de Pilatos, según relato de Rodrigo Caro…


            Ignoramos el valor artístico de dicha capilla, pero estar, estaba.

            Y a partir de ahí, se diversifica; pequeñas industrias repartidas por Triana. En Pelay Correa, constan dos:




            Y en Castilla, en la misma acera de las Almonas, una muy destacada. “La Corona"



            Posteriores propietarios del edificio le añadieron una planta, suprimieron los cierros laterales, hicieron un garaje y cambiaron el balcón de forja por unos herrajes más “modelnos” y prácticos. Lo de siempre, funcionalidad vs. belleza.


Restos de fábricas de jabón en Pelay Correa


José Luis Tirado Fernández

lunes, 30 de septiembre de 2024

ALEJANDRA

 

ALEJANDRA

 



                Llegó. Como una exhalación de abril, sigiloso y sorpresivo, como un gorrión que no se atreve a tomar la miga pero al final se decide y pica. Paró sus andares y dudó por un momento, Me preguntó que si podía sentarse a comer. En el banco, al sol, se estaba bien. Primavera, día laborable, no había mucha gente, en fin.

                San Jacinto sin turistas, tiene más encanto, aunque prefiero que los haya. Por los bares, por los buscavías. Enfrente, más a la derecha, estaba Jesús Heredia, sentado en un velador con otro flamenco, y le entonaba por lo bajini  alguna tonailla. Nubes altas y desabridas aparecieron de golpe, el  hombre miró hacia lo alto y movió  la cabeza.

                Yo, que estaba más pendiente del cante de Jesús,  no le prestaba demasiada atención, hasta que abrió una bolsa y sacó un envase de plástico  que contenía un guiso.  Creo que lentejas con habichuelas. Le miré. -¿Las monjas? Asintió mientras daba un gran mordisco al bollo que tenía en la mano izquierda. De bocado en bocado, me contaba su historia.

                Me vinieron al compás las canciones de Triana y el “Encuentro fugaz”:


Quería hablarme de la luna

 

y no había visto nunca el mar

 

no tenía más fortuna

 

que unos sueños que quería

 

dejar volar.

                No quería venderme ningún reloj. Me dijo que su último empleo fue en la Feria. Hace dos años que no se celebra. Me fue narrando, mientras trasegaba aquel pan de cielo, como la rueda dentada del tiempo se había comido su vida, la cruz de esa soledad que padecía, la añoranza de su arraigo y la dura ausencia de seres que amaba.

                Con lo que recibía de las ayudas, no llegaba para alquilar una habitación y sostenerse. No me dijo que su casa era la calle, pero lo presentí. Vivía con sus sobrinos y su hermana, hasta que ella le puso los trastos en la calle. Sesenta y uno. Solo. Lamenté no poder hacer nada por él, o de alguna manera, aliviar su desesperanza. Nada me pidió.

                Después de un rato de compartir incertidumbres, llegó la hora de despedirnos. Le dije adiós y me dirigí a suspirar al mar del Altozano. Cuantas lágrimas desembocaron allí, y a veces, cuánta esperanza. Jesús, el ecijano, el cantaor, quedó también atrás, sentado con su amigo. Creo que lo último que le escuché fue la cabal trianera, ahora, más pura, más autentica, más real.

Mi hermana Alejandra

a la calle me echó.

Dios se lo pague a mi primo el gallego

que me arrecogió.

 

José Luis Tirado Fernández

domingo, 22 de septiembre de 2024

TAGUA, PAVIMENTADOR. LA ESCALERA DE TRIANA.

 

                Hay escaleras con historia. Hasta hubo un café cantante de Sevilla que se llamó La Escalerilla, predecesor del Burrero, o la famosa y cinematográfica de Odessa, que aparece en el acorazado Potenkim, puro drama, o las famosas de Roma, la espiral del Vaticano, la inacabable del capitolio, o la Scala Santa que me dejó dolores en las rodillas para una semana, Triana no es menos y tiene una. Y muy nombrada. Y con historia.

                La datación, tanto de la escalerilla de Tagua como del pretil del malecón de la calle Betis, rueda por páginas de internet y prensa, como un balón que se deja pasar pero que nadie controla y juega. Puede leerse en prensa y blogs de historia pinceladas artísticas empleadas para adornar artículos o escritos, sin otra intención que la demostrar que se sabe lo que es la escalerilla y su historia. Pero no es así. Podemos leer fantasías tales como que la escalerilla la construyó Baldomero Tagua, que fue en 1799, que era ingeniero, y la verdad es que resulta harto difícil su datación ya que a mí me ha costado Dios y ayuda encontrar algún dato útil y al final, me he quedado como estaba. En fin... tengo las siguientes sospechas:

-Primera sospecha

                La escalerilla se construyó junto con el puente. Jamás he visto una imagen, grabado, foto, pintura del puente que enfoque la zona en la que no aparezca la escalerilla y la casilla sobre la que luego se edificó el Faro. Lo más antiguo que he hallado, de 1876, en La ilustración española y americana, este grabado


1876 22 dic La ilustracion española y americana


                Se aprecian tanto la escalera como la casilla, en primer término. Por cierto, no comunica la calle Betis y el Altozano, sino la calle Betis y el puente. Tiene su lógica que al construir el puente a este  se le diera salida tanto a la plaza como a Betis. En 1865, trece años después de su inauguración, en la Guía de Sevilla y su provincia, parece indicarlo:

-Segunda sospecha

                No fue construida por Baldomero Tagua, porque éste nació en 1866. Esta es su partida de nacimiento.

1866 nacimiento de Baldomero Tagua

                La sorpresa fue el lugar donde nació Baldomero. ¡¡¡Allí mismo, en la casilla!!! He leído que fue tostadero de café, y lugar de compra-venta de chatarra, y hasta es posible que se alojara allí alguna industria, ya que se aprecian dos chimeneas emergiendo de dicho sitio, en la famosa foto de Lucién Levy, de 1885:


                También nació en el mismo lugar su hermano Félix, en 1869. Sus demás hermanos, todos trianeros. En 1856, José, en la calle Manga gabán (Rocío), en 1858, Dolores, en el Altozano, en 1861, Francisco, en calle Flota, y en 1863, Carlos, en calle Pureza.

     He leído también que Baldomero era de ascendencia italiana, quizá por su segundo apellido, Garoni. Lo era su abuelo Carlos, un piamontés casado con una mujer de trianerísimo apellido, Doña Juana Pareja.

DON FRANCISCO TAGUA GARCIA

                Un herrero de Alcalá de Guadaira, según los padrones, casado con Doña Dolores Garoni Pareja, que en marzo de  1876 consta como asfaltador, según reseña del diario El Español:

                Aunque ya en 1888, su hijo José le sustituye al frente del negocio. Siguen en la caseta del puente, según el anuncio de la misma guía:

-Tercera sospecha

                La llamamos escalerilla de Tagua porque:

                Los Tagua tenían allí su negocio, o incluso una vivienda. Dado el oficio de esta familia, también es posible que pavimentaran la escalera, o la repararan. Yo, de pequeño, recuerdo que algunas losas de los escalones se movían, así que imaginen ustedes en 1897:

                La primera reseña sobre la denominación "escalerilla de Tagua" la encuentro en 1900, en el Diario Sevilla, en un suceso acaecido en el río con un ahogado. Sólo, sobre esta familia, añadir que en 1934, seguían dedicados a esta profesión:

                Y que no me consta el título de ingeniero de Baldomero, que aparece en los padrones de finales del XIX como jornalero. De ahí para acá, hay más noticias y material de información. Sólo mi recuerdo personal, porque allí compré pipas y caramelos de pequeño, y en julio, avellanas verdes:

Avellanas verdes, hoy día desaparecidas de la Velá. Ya nadie las vende

Sobre la casilla se construyó el Faro, como hoy lo conocemos, que fue donde se despachaban los billetes para los vapores que salían desde allí mismo hacia Sanlúcar:

VER AQUI...

EL PRETIL DE LA CALLE BETIS

                Otro tema que me ha dejado como estaba, aunque también puedo recortar fechas. Esta foto no la tengo datada. Se aprecia la calle Betis terriza y sin el pretil:

                La primera foto que se tomó en España fue en 1848, así que supongo que a partir de mediados del XIX, pudo ser. Ignoro por qué se ha datado en 1799. Hoy contamos con notables estudiosos de Triana, quizá tengan alguna aportación. Por ahora, hasta la próxima.

 

José Luis Tirado Fernández

domingo, 20 de agosto de 2023

LOS REDAÑOS DE MATILDE PRADA

 

Revista Nuevo Mundo, 4 de junio de 1896

“Los «Niños Sevillanos» pusieron de moda el baile andaluz, y poco después " no había salón ni saloncete en que señoritas más ó menos distinguidas no hicieran sonar los palillos bailando sevillanas ó panaderos.

Surgieron entonces los profesores de baile, y de ellos los que tuvieron más lecciones fueron Matilde Prada y Adolfo Medina. La Prada y Medina formaban una pareja excelente, y su baile, reproducido por fotografías, ha servido para explicar en centones y enciclopedias las diferentes figuras de las danzas andaluzas. Adolfo Medina murió trágicamente, suicidándose en su casa de la calle de Colón, frente á un altar que tenía instalado en su propia alcoba. Y no se crea que Medina fue entre los boleros el único suicida.”

Revista Por esos mundos (Madrid). 1/2/1902 

Esta reseña de primeros del siglo XX es una visión periodística del auge que tomó el baile de palillos hacia finales del XIX en España. Sería arduo hacer un listado de los artistas que trabajaron en esa época, y más sin dejar alguno fuera.

Parece que Matilde Prada Mercé, (Sevilla, 1973) era de armas tomar. Nació en el barrio de San Julián en las huertas que en aquellas fechas circundaban el barrio, desde las traseras de Santa Lucía hasta la Puerta de Córdoba. Estaban en pie también la Puerta del Sol y las murallas adyacentes. Nació el mismo año que Salud Rodríguez Álvarez, la hija del Ciego, y en el mismo barrio.

Según la noticia de 1902, ante el ataque furibundo de María Fernández, y en legítima defensa, se quitó un zapato y, a taconazos en la cabeza, la dejó como al Señor. Vaya redaños.


 

Jose Luis Tirado Fernandez

domingo, 13 de agosto de 2023

ROSARIO ROBLES

 

ROSARIO ROBLES

                Una vez hallada su partida de nacimiento, podríamos asegurar que su carrera, más que corta fue mínima, ya que tenía ocho años cuando cerró El Burrero de calle Tarifa y doce cuando murió Silverio. La única opción para debutar debió tenerla, a través de su padre, el maestro Robles, tocador en ambos café cantantes, en el Burrero de Sierpes, que permaneció abierto hasta 1895.


Mundo Gráfico 13 de mayo de 1931
Mundo Gráfico 13 de mayo de 1931

                Justo ese año aparece en una bocacalle de la Alameda viviendo en compañía de sus padres y de un torero, Manuel Blanco Ruiz (a) Blanquito, con quien se casaría para trasladarse al pueblo de Gerena, donde tuvieron un hijo que estuvo también dedicado a la tauromaquia.

El hijo de La Robles, José Blanco Robles
del blog "De hombres, toros y caballos"

             Se la cita en reseñas periodísticas y revistas como coetánea de bailaoras que vestían vestidas de majo, como Juanaca, La Cuenca, La Agueda etc., cuando en realidad pertenecía a otra generación distinta. Nació el 19 de julio de 1877 en la calle Bustos Tavera, en uno de los corrales de vecinos en los que se transformó el extinto convento de la Paz. Su nombre de pila era Rosario Bernabea.

Poco más sobre la actividad artística y vital de La Robles, cuyo padre, sí, llegó a Sevilla procedente del Garrobo en 1875 a trabajar en las fábricas de corcho existentes en Santa Marina y San Julián hasta que pudo abrirse hueco entre los guitarristas que se alternaban en los locales de flamenco existentes en la época. Su padre, José María, era de Burguillos y su madre, Rocío, de Gerena.

 

José Luis Tirado Fernández

 

sábado, 8 de julio de 2023

JUAN RODRIGUEZ FLORES Y EL BAUTIZO DE GITANOS DE 1841

 

                 En los archivos de la BNE, aparecen una serie de relatos escritos con el nombre figurado de “Fray Gerundio”  por el periodista y escritor Modesto Lafuente (Palencia, 1806), cuya obra más célebre es “Viage aerostático de Fr. Gerundio y Tirabeque” DE 1847.

                Entre la ingente cantidad de relatos, poemas, artículos de opinión, cuadernos de viaje, epístolas y filigranas literarias aparece, dentro de un viaje general a la baja Andalucía, realizado durante el mes de marzo, y publicado el 26 de ese mismo mes, en 1841, un episodio donde el fraile y su ayudante o acólito “Tirabeque” cruzan el puente y acuden a Triana.

Allí, según narración real o supuesta, que todo pudiera suceder, son invitados por Juan Rodríguez el Gallego.


                Eran muchos los fragüeros que estaban ciegos o tuertos, debido a las pavesas  o a las esquirlas de su oficio. Existían lentes, caras y escasas por lo lento de su fabricación, pero gafas de trabajo propiamente dichas, no.


INVITADOS

                De su familia, y los más conocidos, su hermano Manuel y su sobrino Tío Antonio Cagancho, El Fillo y su familia, los novios Candelaria y Curro Pabla, el jovencísimo Curro Puya, en fin, qué fiesta. Juan de Dios y el Brujo vivían en Sevilla, aunque bien podrían haber hecho la cortesia de su presencia. Y sobre las bailaoras mencionadas en el relato, “Niestra”, que es el nombre con el que se asentaban las Hiniestas en aquellas fechas, muchas, o la Juana Vargas, que por ser nombre y apellido abundante en Triana en aquel tiempo, se quedan en la inopia de esta historia.

   
             Por supuesto que no se bautismaba a ningún hijo de Juan, ya que su benjamín, Antonio, nació en 1830 y no creemos que éste lo celebrara a los once años. Parece ser que el neófito era su nieto Juan Miguel Rodríguez Bermúdez, que había nacido el diez de los corrientes. Por cierto, en Castilla, catorce. Eso me suena. A lo mejor alguien le dijo a alguien que allí se celebraban fiestas. Y hasta asambleas.


José Luis Tirado Fernández


lunes, 12 de junio de 2023

FLAMENCOS VS. COFRADES. NO HAY COLOR.


 

                Así te dije, Rafael. El enunciado sería “El arte se come al arte”.  El mundo cofrade gira dentro del universo del arte, y en él alarga sus tentáculos.  Se desarrolla, no ya como un planeta autárquico y alejado de las disciplinas simultáneas, sino como una enfermedad invasiva que impone su ley.  Y lo hace libremente, sin medida y sin freno, porque no lleva caminando detrás suyo ninguna otra actividad que pudiera sustituirlo o recortarlo.

FLAMENCOS CONTRA VIENTO Y MAREA

                El arte flamenco se nutre de múltiples y diversas actividades, las consabidas y fundamentales cante, guitarra, piano, baile, sobre todo baile, donde se tienen en cuenta otras tales como poesía, pregones, percusión, teatro, pintura, etc. El ámbito de los núcleos familiares de siempre, trasladados a otros barrios, a otros pueblos, en el caso de Triana y Sevilla, es el que sigue aportando la calidad en todas esas disciplinas. Llámense Granaíno, Fernández, Moraos, Vizárraga, Reyes, perdón por las omisiones, y poco más.

Farruquito y familia.

Se han dado débiles intentos por ampliarlo hasta el rap, fomentados por académicos y gente de cátedra (dibújese aquí un icono de admiración), que llegan a comparar a ¿artistas? que desafinan descaradamente con Pastora. *(Aquí los alegatos contra la pureza, pero mejor en Navidad, para que os feliciten). Sólo han conseguido el asombro de la afición y la desazón y el desaliento entre los que luchan por lo nuestro. 

El flamenco sí tiene feroces competidores. Desde la ópera –Sevilla es una ciudad que llena teatros cuando hay funciones, y hay muchas- al rock, el funk, el pop, tantas y tantas… Viene Bob Dylan a Sevilla y me agrada, pero me meto a ver las entradas ¡y sale por 130 pavos la más barata! Y se llena.

Compite también con otras,  que se suponen pertenecen a nuestro mundo. Como es el caso de los grupos que son llamados “nuevo flamenco” y los que más grima me dan  los “flamenkitos” y esa puede ser una competidora más feroz aún porque trabaja desde dentro.

COFRADES VS. TODO

                El primer cofrade, admirador de todas sus facetas, entusiasta y militante, sería yo. A mi me gusta hasta el olor de la cera en el suelo cuando ha pasado una cofradía. Pero los capillas somos legión, y hemos vendido tanto y tan bien nuestro espacio, ritos y costumbres que hemos creado una fiera, una soguilla que se enreda al cuerpo sin saberlo.

                Es muchísimo más antiguo que el flamenco, pero aunque ambos están vivos y coleando, su cuerpo luce joven y ágil y se encuentra en un momento de reproducción activa.  Ha sobrevivido al tiempo y las modas y crece en aspectos conocidos y tradicionales como orfebrería, bordado,  talla y dorado, costura, carpintería artística, lencería, pintura religiosa, floristería, música.

Además se está colando en otros aspectos tales como la moda, el merchandising, la asistencia social y sanitaria, construcción y mantenimiento de hospitales y escuelas en el tercer mundo, bolsas de trabajo propias. Y en política incluso, ya que los políticos no se olvidan visitar hermandades en épocas electorales, y cada cual pertenece a una, incluido los de izquierda, Kichi del nazareno de Cádiz, Susana Diaz de la O, en fin una hornada diversa y fiel hasta los huesos.

Si la historia del flamenco fuera una naranja, la historia de las cofradías se aproximaría a un edificio de muchísimas plantas. Sus raíces se hunden en el XIII, ya que San Fernando entró en Sevilla y existían unas hermandades de santones que a pesar de no tener demostración científica, se supone que virando en sus creencias, sustentaron algunas, existentes hoy en día o no, pues esa sería la ápoca hermética y menos conocida de su protohistoria. Diversas, porque ya en el XIV se fundaron hermandades de negros y otras de mulatos, existentes. Democráticas, porque en todas las épocas las decisiones se tomaron en cabildos con los hermanos levantando el dedito.

Pedro el Granaíno se entrega al Señor de los Gitanos

"Que se callen las cornetas
y que espere la mañana
porque está entrando en Campana
Jesús con la cruz a cuestas
y tiene sangre gitana.


Y poseen los cofrades un cante, inscrito en el árbol del flamenco, que les pertenece por derecho. ¿Qué sería si no de las saetas sin cuaresma y sin Semana Santa? Y lo mejor, o lo peor, según quien lea, es que no tiene quien empuje, como indicamos al principio. Las otras religiones, son mucho más estrictas en esos sentidos. Austeras, adustas y como Dios manda. Así que ni flores. ¡Ah! además tienen detrás a la Iglesia, ¿me has entendido, Sancho?

 

Jesús Despojado. La Esperanza de María.

La imagen de Jesús Despojado fue realizada en la cárcel de Sevilla, durante la posguerra, 
por un preso político llamado Antonio Perea.

José Luis Tirado Fernández