El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

lunes, 27 de enero de 2014

LA HUERTA DE MOLINA


A la huerta de Molina
me fuiste, niña a buscar,
el fango por las rodillas,
las enagüitas remangás.

La huerta de Molina, documentada en Triana en 1866


La Macanita canta a la huerta de Molina

domingo, 26 de enero de 2014

TRIANA. EL MONTE PIROLO Y LA CAVA (Segunda parte)

EL MONTE PIROLO
                Este nombre debió acuñarse en la segunda década del XX, dado que esa foto de referencia y que apareció en la anterior entrada de este blog, está tomada justamente desde el sitio exacto donde estuvo el Monte Pirolo. Mi abuelo decía que se había formado a partir las escorias procedentes de obras y reformas y otros desechos que los propios vecinos arrojaban en ese sitio, solar resultante de la demolición de ese edificio industrial y otras casas, que dieron como resultado la desaparición de la calle Puerto y otras. Por lo tanto, y en lenguaje popular, ese lugar fue un estercolero hasta el trazado de la actual plaza y su entorno.
                Sobre la foto aparecida en la entrada anterior, podemos situar unos puntos de orientación, que nos ayudarán a localizar lugares que hoy serían difíciles de reconocer.


1.- Boca de entrada a calle Paraíso, esquina donde más tarde se edificaría el templo de San Vicente de Paul, cuyos terrenos, a primeros del siglo XX, fueron adquiridos por el Conde de Bustillo para edificar las escuelas salesianas, pero se desechó la idea por la poca extensión de los terrenos y fueron vendidos a los padres Paúles por el mismo precio. En esa esquina, marcada con el 1, está la boca de la calle Paraíso, y posiblemente ya en obras, porque podemos apreciar, delante de la tapia, un hombre sentado en una silla, seguramente un guarda de obras.
2.- El edificio marcado con el número 2 existe todavía, como podemos apreciar en esta foto actual.


 3.- Boca entrada calle Ardilla.
4.- Colegio Reina Victoria (en la actualidad José María del Campo).
5.- Los casetones de la azotea de Villa Troya revelan la boca de calle Troya.
6.- Boca entrada calle Diana, actual Rosario Vega.
Veámoslo ahora desde el otro ángulo, con los mismos referentes:


Y esta otras, en la actualidad, con los Paúles terminado y la actual esquina de Diana reconvertida.


BAR EL BAÚL
                Mi abuelo lo conoció en plena actividad, y atribuía dicho nombre a que estaba totalmente forrado con carteles de  toros. En el libro de Ángel Vela “Triana, la otra orilla del flamenco”, podemos leer:
                <<Taberna típica, perla húmeda del “Monte Pirolo” donde confluía el arte cañí de Triana, situada en el corazón de la Cava de los gitanos, justo en la esquina de la vieja calle Diana (hoy Rosario Vega) con Pagés del Corro. Galerín, el singular reportero, nos hace en 1921 una sabrosa descripción del lugar y sus usos: “Hace tiempo era una cuadra con un mostrador, dos camarotes donde se entraba de canto y una salita adornada con Lidias antiguas (…) Hoy han variado la decoración y en la misma Cava sigue El Baúl, pero no aquel Baúl forrado de piel de burro, sino un Baúl de expreso. En El Baúl se improvisaba a diario juergas con los mismos gitanos que vivían a dos pasos. Las juergas siguen, pero la casa ha mejorado de aspecto y ha perdido mucho con ganar en lujo”. Y remata Galerín con visión humorística y publicitaria: “Hoy conserva algunos rasgos der cosa de Sevilla, particularmente la muestra que dice: Venta el Baúl. Dios sea con todos. No se fía ni a mi padre hasta luego. Este letrero hay que explicarlo para aquellos que no son de Sevilla. Es muy frecuente en las tabernas dejar fiado, diciéndole al dependiente “hasta luego”. Estas dos palabras que en otro sitio son de despedida, aquí es dejar una cuenta en la taberna. Por eso en el Baúl no reza ni con el padre del dueño”.
                Este lugar que mereció tan prolija descripción para la sonrisa, subsistió hasta pasada la guerra civil. Allí paraban los toreros gitanos con sus amistades de dentro y de fuera buscando el cante y el baile que solían estallar, por simpatía o en fiestas organizadas, entre los gitanitos del lugar. Los Gitanillo de Triana y Cagancho frecuentaban el Baúl y a su presencia acudían los chiquillos como a los padrinos más generosos. Por recuerdos de La Bella sabemos que cuando Manuel Torre venia a Triana llegaba al Baúl, “el bar más grande que ha habido en el mundo, que estaba en pleno Monte Pirolo, donde venía gente muy importante. Un día le preguntó a mi sobrina Pastora que quién le había enseñado a cantar y ella se levantó y le hizo allí una demostración de cante y baile.” (Triana Universal, 2002).
                De este relato afloran unas conclusiones que en absoluto contradicen lo que me contaba mi abuelo, pues Galerín no cita en ningún momento el nombre de “Pirolo”, sino la Cava. Sobre el número 6 que aparece en la boca de la calle Diana, de la primera foto, se puede ver un toldo que muy bien podemos relacionar con dicho establecimiento de bebidas. Centro neurálgico, por su situación, ubicada cerca de sus viviendas y sus fraguas, del cante de los gitanos de Triana, que es como decir del germen lógico de nuestro arte.

José Luis Tirado Fernández



lunes, 20 de enero de 2014

TRIANA. EL MONTE PIROLO Y LA CAVA (Primera parte)

            Mi abuelo solía decir: “Yo soy de la Cava”. Cuando le escuchaba, y como yo había creído siempre que él había nacido en nuestro corral de Pelay Correa, suponía que la Cava era una zona concreta de Triana, y que claro, comprendía, al menos, el trozo de nuestra calle en la que vivieron al menos tres generaciones de mi familia.
            Con el tiempo, supe que Pagés del Corro se llamaba hasta principios del XX “Cava”, y que incluso tenía dos divisiones, Cava nueva desde San Jacinto hasta los Remedios, y Cava vieja desde San Jacinto hasta la actual Clara de Jesús Montero, siendo conocida la primera como Cava de los gitanos por el gran número de vecinos de esta etnia que habitaban sus corrales, y Cava de los Civiles, por estar ubicado en ella el cuartel de la benemérita institución.
            Más tarde le localicé en los padrones de habitantes de primeros de siglo, viviendo, con tres años, en Pagés del Corro 131, por lo que supongo que al casarse sus padres, abandonaron la casa solariega de sus familias y fueron a buscar alquiler a un corral de la cava. ¡Claro que era de la Cava!


QUÉ ERA Y DÓNDE ESTABA EL MONTE PIROLO

            En el libro de Ángel Vela “Triana, la otra orilla del flamenco”, se incluyen dos fotos impagables, y que me ayudaron a localizar exactamente su situación, después de repasarlas atentamente y situar lugares y edificaciones. En la primera, tomada desde la hoy rotulada Plaza de la Virgen Milagrosa y en la que se sitúa el monumento a Rodrigo de Triana, se ofrece una vista de la Cava de los gitanos, en la que el horizonte está delimitado por el macizo del colegio Reina Victoria, inaugurado en marzo de 1909, sirviéndonos pues esta fecha como mínima para datar la foto, aunque como veremos más adelante, contiene otros detalles que pueden servirnos para situar exactamente el monte Pirolo, su contexto y su relación con los gitanos y el flamenco.


La Cava a principios del siglo XX
            Pero, ¿desde dónde está tomada la foto? Aparentemente desde un tejado o una azotea, ya que la chimenea del primer plano así lo indica. Por lo tanto, allí hubo un edificio, pero ¿Cuál?

En la segunda foto del libro, tomada desde el ángulo contrario, nos aparece esa construcción, aparentemente industrial, que no solamente nos ofrece sobre sus tejas un tubo humeante, sino que más a la derecha exhibe una gran chimenea fabril.




En la próxima entrada ampliaremos detalles interesantes sobre esta zona de Triana, cuáles son las calles y comercios que en él aparecen, puntos de orientación y fotos actuales de la zona, para su comparación.

José Luis Tirado Fernández

miércoles, 15 de enero de 2014

FLAMENKOS CON K DE KILO


Serafines de alma blanca
que buscando cosas nuevas,
se han metido en nuestro mundo
con el google por bandera,
y disparan sin reparo
al primero que se mueva
cuando se le va un gazapo
o en un momento se enreda.
Aquí chanela flamenco
hasta el obispo de Cuenca,
de la historia y de los palos,
saben  tela marinera,
van al cabo de la calle
y te hablan de reseñas,
de  censos y de padrones
de raíces y de letras,
como si hablaran del tiempo…
¡Y cómo se documentan!
Que si Ceylán fue la cuna,
que si en la India naciera,
que si están en Cachemira
las raíces verdaderas…

Pero jamás encendieron
la luz de la amarga vela
para alumbrar la desdicha
puesta encima de la mesa,
ni oyeron la sinfonía
del son de sus tripas huecas,
ni sufrieron la injusticia
ni el trago de la pobreza.
No buscaron en los patios
de Jerez de la Frontera,
ni advirtieron en la Cava
el norte de las veletas,
ni en sus viejos adoquines
la magnitud de su huella,
no sintieron en sus carnes
las chispas de la candela,
escuchando la voz rota
de una gitana hechicera,
el crepitar de una faca,
el cuento de una vivencia,
o el látigo de los bailes
sin salir de una loseta
mientras descargaban sueños
las mulas en las traseras,
ni los tratos por reales,
ni por duros ni pesetas,
porque el euro se ha comido
los frutos de su cosecha.
Se apuntaron a la moda
de las luces pasajeras
de los cantes de diseño
y no de las voces viejas;
se emboban con el esparto
y no distinguen la seda,
porque tienen su modelo
en el comercio y la venta.

El arte sólo es el arte
si sale del corazón,
el que no firma ni guarda
diplomas en el cajón,
el que arranca penas negras
y risas, al alimón;
brotó donde manda el hambre,
no tuvo mejor nación
que la casa de los pobres,
columna de la afición
y siempre ha sido del pueblo,
no de la investigación.
Medita, primo, madura,
convéncete a la razón,
si quieres hacer carrera,
ve a correr la maratón,
el arte viene por gracia,
sal, empaque y vocación
y si el cielo te lo otorga,
Dios te dé su bendición.
Te lo dice el que ha sentido
y vivido la emoción
de un cante por siguiriya
con el compás de un bastón,
que ha crecido en los arroyos
donde bebe la pasión,
que ha visto bailar la luna
al vibrato de un bordón,
que en los viveros del tango
renegó de la razón
y vio cambiar por garbanzos
el frenesí de un ciclón.
A ti, amigo de lo nuevo,
te digo, sin presunción,
que he estado en mejores fiestas
que Estébanez Calderón.


José Luis Tirado Fernández

lunes, 13 de enero de 2014

LA ESCALERA DE ODESSA


                Cuando vi por primera vez “El acorazado Potemkin”, en una asociación de vecinos y de forma clandestina, tenia dieciséis años y gran afición al cine. Ver aquello y de aquella forma me hicieron entender cómo los gobiernos  totalitarios, como en otro tiempo hicieran con las quemas de libros,  intentan adormecer la razón colectiva y restringen el acceso a la cultura y a las obras que despiertan conciencias o invitan a la lucha y a la movilización. Siempre me pareció el cine mudo un plantío donde hallar formas e imágenes que, al carecer del amparo de la expresión oral para contar cosas, adquieren mayor grandeza y virtud si consiguen expresar con éxito, en silencio, lo que de manera fonética resultaría una simpleza. Eisenstein, su principal patrón.
                Aconsejo su completo visionado, aunque considero ineludible, por su trascendencia, la famosa escena, a la que considero, si ello fuera negociable, una Pietá o una Gioconda.



De Wikipedia: Tiene 142 m de longitud y una altura de 27 m. Cuenta en total con 10 descansillos y 192 escalones de longitud diferente, los de la parte baja miden 21,7 m y los de la alta 13,4 m. Esta forma especial de construcción en perspectiva forzada o trampantojo le da a la escalera unas características interesantes de ilusión óptica. Si se mira desde la parte baja se ven solamente los escalones, no los descansillos, y se percibe claramente que los escalones son más cortos en la parte superior. Al contrario, si se mira desde la parte alta se ven los descansillos, pero no los escalones, y se tiene la sensación que tiene una anchura uniforme en toda su longitud.



José Luis Tirado Fernández

domingo, 12 de enero de 2014

TAMBIÉN ME GUSTA EL HORIZONTE Y SI ME ACERCO LO PIERDO

                Atribuida erróneamente en algunas páginas de internet al Quijote, esta frase se inserta en un diálogo de la película “Don Quijote cabalga de nuevo”, una producción hispano-mejicana de 1973, dirigida por Roberto Gavaldón, y que en su momento tuvo división de opiniones respecto a la crítica. Como importante dato anecdótico, el papel de Sancho está protagonizado por Mario Moreno “Cantinflas”, que aporta la nota simpática y extravagante al discurso del film. La música, magistral, de Waldo de los Ríos. Sus actores principales, Fernando Fernán Gómez y Maria Fernanda D´ocón, aportan la calidad interpretativa y el deleite en los diálogos, que soportan casi toda la estructura argumental, ya que en absoluto toma textos de la obra de Cervantes, siendo una recreación libre y personal alrededor de dicha obra, vista, en su mayor parte, desde el punto de vista de Sancho, que es quien recupera la figura de su señor cuando éste está vencido y entregado.

                El guión pertenece a Carlos Blanco, guionista igualmente de “Locura de amor”, que considera el lenguaje de Cervantes demasiado trascendental como para no gozarlo en la intimidad, en la tranquila meditación de la lectura, y pasa a incorporar uno más propio para teatralizar y filmar, con unos resultados tan sorprendentes como éste. Sigan los diálogos con atención, merecen la pena.




José Luis Tirado Fernández

miércoles, 1 de enero de 2014

GAJES DEL OFICIO


                Las pérdidas forman parte del juego, y este tapete en el que vamos recibiendo júbilos y tristezas, este ring en el que ni disponemos del centro de la lona para salir a recibir los trofeos, ni rincón donde volvernos para acurrucarnos a llorar, y que tiene sus reglas, su formato y hasta su federación, dispone en cambio de cuerdas que lo delimitan, y del que no podemos desentendernos ni escapar.
                Parafraseando a Ramón y un mensaje que de él acabo de recibir, en el que metaforizaba el año venidero con un gran ángulo de trescientos sesenta y cinco días que se nos vienen encima, yo opino que el vértice desde el que afrontarlo, el único, debe ser el del optimismo, por encima de todo. Salir, reír, alternar, ilusionarse, deben ser moneda de cambio frecuente en esa pelea. Lo demás viene dentro del sueldo y hay que aceptar los reveses como parte intrínseca de nuestro oficio, que en este caso, es vivir.
                Aquí estamos intercambiando golpes. El boxeo siempre me pareció un deporte hermoso, donde uno sólo depende de sí mismo y de su propia confianza, donde hay que dosificar asalto por asalto para mantenerse en pie, y en el que no siempre gana el más fuerte. Valga como paradigma útil para sobrellevar este combate diario con ánimo y paciencia.
                Os dejo un video de Silvio en el que al compás de “Virgen de las Aguas”, nos demostraba, magistralmente, que sólo con su gracia la vida se puede soportar.



José Luis Tirado Fernández