EL
MONTE PIROLO
Este nombre debió acuñarse en la
segunda década del XX, dado que esa foto de referencia y que apareció en la
anterior entrada de este blog, está tomada justamente desde el sitio exacto
donde estuvo el Monte Pirolo. Mi abuelo decía que se había formado a partir las
escorias procedentes de obras y reformas y otros desechos que los propios
vecinos arrojaban en ese sitio, solar resultante de la demolición de ese
edificio industrial y otras casas, que dieron como resultado la desaparición de
la calle Puerto y otras. Por lo tanto, y en lenguaje popular, ese lugar fue un
estercolero hasta el trazado de la actual plaza y su entorno.
Sobre la foto aparecida en la
entrada anterior, podemos situar unos puntos de orientación, que nos ayudarán a
localizar lugares que hoy serían difíciles de reconocer.
1.- Boca
de entrada a calle Paraíso, esquina donde más tarde se edificaría el templo de
San Vicente de Paul, cuyos terrenos, a primeros del siglo XX, fueron adquiridos
por el Conde de Bustillo para edificar las escuelas salesianas, pero se desechó
la idea por la poca extensión de los terrenos y fueron vendidos a los padres
Paúles por el mismo precio. En esa esquina, marcada con el 1, está la boca de
la calle Paraíso, y posiblemente ya en obras, porque podemos apreciar, delante
de la tapia, un hombre sentado en una silla, seguramente un guarda de obras.
2.-
El edificio marcado con el número 2 existe todavía, como podemos apreciar en
esta foto actual.
3.- Boca entrada calle Ardilla.
4.-
Colegio Reina Victoria (en la actualidad José María del Campo).
5.- Los
casetones de la azotea de Villa Troya revelan la boca de calle Troya.
6.-
Boca entrada calle Diana, actual Rosario Vega.
Veámoslo
ahora desde el otro ángulo, con los mismos referentes:
Y
esta otras, en la actualidad, con los Paúles terminado y la actual esquina de
Diana reconvertida.
BAR
EL BAÚL
Mi abuelo lo conoció en plena
actividad, y atribuía dicho nombre a que estaba totalmente forrado con carteles
de toros. En el libro de Ángel Vela “Triana,
la otra orilla del flamenco”, podemos leer:
<<Taberna típica, perla
húmeda del “Monte Pirolo” donde confluía el arte cañí de Triana, situada en el
corazón de la Cava de los gitanos, justo en la esquina de la vieja calle Diana
(hoy Rosario Vega) con Pagés del Corro. Galerín,
el singular reportero, nos hace en 1921 una sabrosa descripción del lugar y sus
usos: “Hace tiempo era una cuadra con un mostrador, dos camarotes donde se
entraba de canto y una salita adornada con Lidias antiguas (…) Hoy han variado
la decoración y en la misma Cava sigue El Baúl, pero no aquel Baúl forrado de
piel de burro, sino un Baúl de expreso. En El Baúl se improvisaba a diario
juergas con los mismos gitanos que vivían a dos pasos. Las juergas siguen, pero
la casa ha mejorado de aspecto y ha perdido mucho con ganar en lujo”. Y remata Galerín con visión humorística y publicitaria:
“Hoy conserva algunos rasgos der cosa de Sevilla, particularmente la muestra
que dice: Venta el Baúl. Dios sea con todos. No se fía ni a mi padre hasta luego.
Este letrero hay que explicarlo para aquellos que no son de Sevilla. Es muy
frecuente en las tabernas dejar fiado, diciéndole al dependiente “hasta luego”.
Estas dos palabras que en otro sitio son de despedida, aquí es dejar una cuenta
en la taberna. Por eso en el Baúl no reza ni con el padre del dueño”.
Este lugar que mereció tan
prolija descripción para la sonrisa, subsistió hasta pasada la guerra civil.
Allí paraban los toreros gitanos con sus amistades de dentro y de fuera
buscando el cante y el baile que solían estallar, por simpatía o en fiestas
organizadas, entre los gitanitos del lugar. Los Gitanillo de Triana y Cagancho
frecuentaban el Baúl y a su presencia acudían los chiquillos como a los
padrinos más generosos. Por recuerdos de La
Bella sabemos que cuando Manuel Torre
venia a Triana llegaba al Baúl, “el bar más grande que ha habido en el mundo,
que estaba en pleno Monte Pirolo, donde venía gente muy importante. Un día le
preguntó a mi sobrina Pastora que quién le había enseñado a cantar y ella se
levantó y le hizo allí una demostración de cante y baile.” (Triana Universal, 2002).
De
este relato afloran unas conclusiones que en absoluto contradicen lo que me
contaba mi abuelo, pues Galerín no cita en ningún momento el nombre de “Pirolo”,
sino la Cava. Sobre el número 6 que aparece en la boca de la calle Diana, de la
primera foto, se puede ver un toldo que muy bien podemos relacionar con dicho
establecimiento de bebidas. Centro neurálgico, por su situación, ubicada cerca
de sus viviendas y sus fraguas, del cante de los gitanos de Triana, que es como
decir del germen lógico de nuestro arte.
José Luis Tirado Fernández
Hola José Luis, por cuestiones creativas estoy muy interesado en conseguir información precisa sobre todo lo que puedas contarme sobre la expulsión de los gitanos de Triana. Me gustaría si eres tan amable que me indicaras algún texto más o menos serio sobre estos hechos.
ResponderEliminarGracias de antemano, Manespi
Hola Jose Luis, yo también estoy interesada en saber más. Muchas gracias, me encanta tu blog.
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