El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

sábado, 24 de enero de 2015

MÁS LETRAS FLAMENCAS

Letras flamencas

Ay, Dios mío,
el día que Dios se entere
lo mucho que te he querío

Si te suenan a Triana,
no me digas que no sabes
dónde suenan las campanas.

Me propuse ser un día
fanático de la verdad,
mira tú que tontería.

Decía que era mi amigo
con la mano en el puñal…
Jesús le mande un castigo.

Vete, consuelo,
que te corte la trenza
tu peluquero.

Ayer te quise decir
lo mucho que te quería,
pero no te pude hablar
con la ropita tendía.

Una tira triquitraque,
un lápiz de guachindé
y un onza chocolate.

De tal manera,
que aquella que no se casa
moza se queda.

José Luis Tirado Fernández



OIDO EN LA BARRA DEL BAR X


                …he estado esta mañana en el médico. - ¿Qué te ha dicho? Que si tengo pagado el último recibo del Ocaso…
***
                …y tengo ya tantos libros que no me caben en las estanterías, así que tengo un problema, no sé si regalarlos o devolverlos…
***
                …Por favor, un café con leche. -¿Algún dulce, señora? –No… no como dulces, sólo los que me regalan…
***
                …me caso y me compro un piso bajo en la calle Arroyo, viene la arriá y llega el agua al techo, me mudo a un cuarto en la calle Sol, se pone mi hijo malo y el médico me dice que sin ascensor, no sube, me mudo a un séptimo con ascensor y llega un terremoto que me tembló hasta el bigote, estuve tres días durmiendo en el aeropuerto con mi mujer y mis niños… la verdad es que ya no sé dónde irme a vivir…
***
                …tan guarra, tan guarra, que antes de lavarle la camisa al marido le compraba una nueva…
***
                …y mientras que uno me afeitaba el compañero le decía que el perro es el animal más listo de todos, y el otro que el gato, y así durante toda la faena. Al final, me levanté y les dije a los dos barberos: ¡El animal más listo es el chivo, que se deja la barba para no tratar con ustedes!

***

                …¿Cuándo le vas a poner las peras al cuarto a ese fanfarrón? – Déjalo que ande, que así  le veo mejor la cojera…


sábado, 17 de enero de 2015

UN TESTIMONIO SOBRE ENRIQUE “EL ALMENDRO”

             
                 Mi  querido y más que admirado profesor Don Manuel Filpo Cabanas, me remite un escrito, que por su calidad literaria, valor sentimental  y legítima joya de las vivencias de la Sevilla de aquellos años, reproduzco entera, sin retoques ni adornos. No le hacen falta. Juzguen ustedes mismos.


El Almendro

<< Lo dijo Antonio Machado: «Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo despertar». Pues tu semblanza sobre El Almendro, fotografía incluida, despertó muchos recuerdos de mi infancia y juventud. El dormitorio de don Enrique y doña Rosalía pisaba el de mis padres, lugar de mi nacimiento en un caluroso 24 de julio de 1940 en la calle Santa Ana, 18. En muchas ocasiones mi madre esperaba la llegada de don Enrique para ofrecerle en la planta primera una silla para que descansara, dada su obesidad. Lo vuelvo a escuchar con su voz profunda tallada por el cante, entrecortada por el esfuerzo: «Doña Mercedes, muchas gracias, estas escaleras cada día se vuelven más altas… ¡qué bien me viene este descansito! Muchas gracias».
Solo la familia Ortega tenía teléfono, el 27.0.12. No resulta necesario decir los ofrecimientos para que lo usásemos. Ahora, cuando desde mi actual domicilio, justo enfrente de la casa, observo los dos balcones, me aumentan las vivencias de una querida familia envuelta, como tantas, en las muchas dificultades de una posguerra que, aunque siempre indeseada, creaba unos lazos de sinceros afectos próximos a un cariño sin paliativos.
Llegados los fríos de diciembre, veo a doña Rosalía con toquilla y permanente sonrisa, ojos negros, tez blanca, moño de pelo salido de un cuadro de Romero de Torres, contrapunto de un marido con señorío y curtido en los ruedos de la vida. Cada cual con sus rasgos apaciguaban algunas trifulcas entre los dos hijos varones: Enrique, el mayor, rubio, funcionario destacado de Hacienda y Manolo, sano, de generoso físico, pero algo tarambana. Rosa y Amalia eran dos bellezas impresionantes. La primera, casada con el banderillero Antonio Almensilla, era el prototipo de la mujer gitana andaluza, cariñosa, dicharachera. Le decía a mi madre: «Mercedes, tu hijo crece para mejor: más guapo y buen mozo», entre mis rubores adolescentes… La segunda no quedaba atrás, más dulcificados sus rasgos pero de bondadoso trato. Amalia tuvo tres hijos;  el mayor, Enrique Henares, abogado, dio un Pregón de Semana Santa hace unos cuatro años. 
¡Agua, por favor, cerrad los grifos un ratito! Constituía una frase que resonaba en el patinillo porque la presión no permitía que subiese a las plantas altas. Igual las escaleras impregnadas con  frecuencia por los gratos olores de los platos que intercambiaban el grupo de los siete vecinos. ¡Qué tiempos …!



«¡Señorita, póngame con Jerez, sí, ya le llamé antes pero sigo sin línea… ¿Que no es  posible? Por favor, hágalo…!». Expresiones altisonantes que resonaban en la calle cuando don Enrique necesitaba hablar para atar las representaciones vinícolas.
Ahora, cuando uno se hace mayor sin saberlo, se activa una infancia dormida, preludio del misterioso círculo vital. La familia de los Ortega y la del bajo, Heredia, gitanas de porte y clase, contribuyeron a que entendiese la vida con sus diferencias. Comprensión basada en algo fundamental: un profundo respeto que, inevitablemente termina en afectos profundos.
Termino con una disculpa. Tus trabajos —el adjetivo ‘magníficos’ lo encuentro raquítico— me llegaban por eso que llaman Span. No sé de dónde saqué el alarmismo de que los borrase sin abrir, y sin más. Hasta que no hace mucho me dijeron que no pasaba nada. Entonces allí encontré algunos de tus sorprendentes por estéticas, amenas, instructivas y elaboradas publicaciones.  
Gracias por tus envíos. Besos para tu mujer y parabienes para la familia.
Un abrazo,  >>



  



miércoles, 7 de enero de 2015

EL “LIGAO”, UNA DEMOSTRACIÓN DEL MANEJO DEL COMPÁS

                   En este blog, con anterioridad, tratamos de dar una opinión personal sobre lo que significan los tercios en el cante. Aquí:


                   Viene a cuento porque en el "ligao", que es el tema a tratar en esta entrada, los tercios tienen una importancia fundamental ya que lo que se liga cantando, precisamente, son los tercios, modificando la estructura del cante, uniendo, dos o más en algunos casos, o encadenando en un solo tercio toda una estrofa, como en esta soleá del Zurraque que nos dejó Antonio el Arenero,

Si a ti te quiere tu mare
                                                 y a mi me quiere la mía                                                
y a ti te quiere de noche
y a mí de noche y de día.

quien la realiza sin respirar, de un tirón, es decir, en un solo tercio.


                ¿Se "istingue"? Pero, como casi siempre, como paradigma del cante, cito a Tomás

Amapolas de un trigal
corté flores de un almendro
y amapolas de un trigal
y comparé sus colores
con los tuyos, soleá,
cuando me hablas de amores


1:08 Convierte dos estrofas en un tercio, sin respirar.
1:23 hace lo mismo en la ”e” de “colores” en una hermosa escala.

                   Por lo general, todos los cantaores ligan, aunque se den casos y casos; hay otros que se lo tragan, suave, profundo, y otros que se paran. ¡¡¡Pero pararse hay que pararse!!! Claro que sí, amigo, me has pillado, pero pararse cuando se debe, porque hay primeras figuras, y no señalo, que se paran cuando no deben, a verlas venir (compás). Y están ahí, viviendo de eso. De otros se dice que ligan poco; a lo mejor es que no tienen esa capacidad, o, en honrosos casos, cargan toda la melodía en medio de las estrofas. Eso tambien es cantar bien, pero, personalmente, prefiero el “ligao”
                   A veces, se puede ligar con una frase que no corresponde a la estrofa original, alguna palabra suelta, óles o un embuste; tenemos un ejemplo en estos fandangos de Caracol, en los que suelta un “porque” de su propia  cosecha entre los dos versos “Carmen la portuguesa (liga en 1:20) los lleva p´acá y p´allá…” El que puede, puede.


                   Tres elementos fundamentales tienen que darse para mantener un “ligao”; en principio, la capacidad pulmonar, la melismática y sobre todo, un  sentido rítmico, lo   que en flamenco, por lo general, suele llamarse “tener compás”, y que para hacer estas cosas, en los “ligaos”, como dice el título de esta entrada, hay que disponer de esa habilidad, un absoluto control del manejo del compás, porque hay algunos que se pierden en el adorno desmesurado y entran tarde, mal y nunca.
                   Ha habido, a lo largo de la historia del flamenco, muy buenos maestros del “ligao”, como Carbonerillo, Vallejo, Terremoto en su soleá, ay, ay, y tantos otros, como, por supuesto, Pastora. A ver qué piensan de ese “no” 0:37 que borda entre “que te quería no lo niego” ¡Qué difícil!


                   También se “istingue”, ¿o no? Lo mejor de la historia. Pues eso. Y como siempre, recuerden que estas entradas son visiones particulares, sin intención didáctica alguna y responden a opiniones personales.

José Luis Tirado Fernández

lunes, 5 de enero de 2015

LOS CUADROS DE GENARA BARRANQUERO (II)



Dice Genara, entre otras cosas, en un mensaje lleno de ternura:

…este curso tengo entre manos un toro de miura, eso le dije a mi nieta,  cuando me dijo lo que queria que le pintara, nada mas y menos que la torre Eifeel de Paris, y con solo un ojo y a mi edad sin pulso, he tenido veces que he querido renunciar, pero ya con este mes si Dios quiere la termino y sin haber pintado nunca en mi juventud, lo miro y mas bien me parece un milagro, alguien me está ayudando…