En
este blog, con anterioridad, tratamos de dar una opinión personal sobre lo que
significan los tercios en el cante. Aquí:
Viene
a cuento porque en el "ligao", que es el tema a tratar en esta entrada, los tercios
tienen una importancia fundamental ya que lo que se liga cantando,
precisamente, son los tercios, modificando la estructura del cante, uniendo,
dos o más en algunos casos, o encadenando en un solo tercio toda una estrofa,
como en esta soleá del Zurraque que nos dejó Antonio el Arenero,
Si a ti te quiere tu mare
y
a mi me quiere la mía
y a ti te quiere de noche
y a mí de noche y de día.
quien
la realiza sin respirar, de un tirón, es decir, en un solo tercio.
¿Se "istingue"? Pero, como casi siempre, como paradigma del cante, cito a Tomás
Amapolas de un trigal
corté flores de un almendro
y amapolas de un trigal
y comparé sus colores
con los tuyos, soleá,
cuando me hablas de amores
1:08
Convierte dos estrofas en un tercio, sin respirar.
1:23
hace lo mismo en la ”e” de “colores” en una hermosa escala.
Por
lo general, todos los cantaores ligan, aunque se den casos y casos; hay otros
que se lo tragan, suave, profundo, y otros que se paran. ¡¡¡Pero pararse hay
que pararse!!! Claro que sí, amigo, me has pillado, pero pararse cuando se
debe, porque hay primeras figuras, y no señalo, que se paran cuando no deben, a
verlas venir (compás). Y están ahí, viviendo de eso. De otros se dice que ligan
poco; a lo mejor es que no tienen esa capacidad, o, en honrosos casos, cargan toda la melodía en
medio de las estrofas. Eso tambien es cantar bien, pero, personalmente,
prefiero el “ligao”
A veces, se puede ligar con
una frase que no corresponde a la estrofa original, alguna palabra suelta, óles
o un embuste; tenemos un ejemplo en estos fandangos de Caracol, en los que
suelta un “porque” de su propia cosecha
entre los dos versos “Carmen la portuguesa (liga en 1:20) los lleva p´acá y
p´allá…” El que puede, puede.
Tres
elementos fundamentales tienen que darse para mantener un “ligao”; en
principio, la capacidad pulmonar, la melismática y sobre todo, un sentido rítmico, lo que en flamenco, por lo general, suele
llamarse “tener compás”, y que para hacer estas cosas, en los “ligaos”, como
dice el título de esta entrada, hay que disponer de esa habilidad, un absoluto
control del manejo del compás, porque hay algunos que se pierden en el adorno
desmesurado y entran tarde, mal y nunca.
Ha
habido, a lo largo de la historia del flamenco, muy buenos maestros del
“ligao”, como Carbonerillo, Vallejo, Terremoto en su soleá, ay, ay, y tantos
otros, como, por supuesto, Pastora. A ver qué piensan de ese “no” 0:37 que
borda entre “que te quería no lo niego” ¡Qué difícil!
También
se “istingue”, ¿o no? Lo mejor de la historia. Pues eso. Y como siempre,
recuerden que estas entradas son visiones particulares, sin intención didáctica
alguna y responden a opiniones personales.
José Luis Tirado Fernández
Mi enhorabuena, José Luis, por esta interesante y didáctica entrada. Magnífico trabajo.....como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.