El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

lunes, 2 de julio de 2012

PASA LA GLORIA


          Hace treinta años se celebraba en España un Mundial de fútbol que fue ganado por Italia, en una final, en la que por supuesto, no participó España. Tan impensable era que nuestro país no ya ganara un campeonato del mundo, sino que accediera a jugar una final, que unos grandes almacenes ofrecían devolver el importe de la compra de los televisores si España ganaba aquel Mundial. Nadie compraba aquellos televisores pensando en que fueran a salirles gratis, sino que aquellas fechas significaron la muerte definitiva de los antiguos armatostes en blanco y negro y trajeron el PAL, un sistema de 625 líneas que patentó telefunken y que fue la base de la televisión analógica hasta hace poco; aún se sigue utilizando en algunos países.

         Y el Mundial celebrado en España fue un buen argumento para que todos nos embarcáramos en firmar 24 o más letras de cambio para poder gozar de los colores de nuestra camiseta, la roja, aunque al equipo se le siguiera llamando, con más acierto, la Selección nacional. Aquello era un lujazo; una tele costaba el sueldo de tres meses, pero quién iba a quedarse atrás en aquella carrera, cuando se podía pagar en tan cómodos plazos. Seguían siendo aparatos primitivos para el punto de vista actual, con seis canales disponibles –en España sólo había dos, la primera y la segunda, ambas estatales- que se sintonizaban manualmente, dando vueltas a un botón hasta que se paraba en la frecuencia buscada.

         Lo mismo que han cambiado los tiempos con respecto a la técnica, así parecen haberlo hecho con nuestro fútbol, ya que no solo es posible que España juegue una final, sino que gane de forma consecutiva tres campeonatos, como ha sucedido. ¿Qué ha pasado? Cada uno tiene sus teorías personales. ¿Cuánto durará esta gloria? Ojalá que mucho; dentro de lo poco aficionado al futbol que soy, y que no extiendo mucho más allá del amor por el equipo de mi ciudad y su seguimiento, deseo que esto dure. Y mucho. Pero también aventuro que, cuando llegue el final de esta hegemonía hispana sobre este deporte seguido por masas, vendrá un periodo de sequia que acabará aproximadamente a los veinticinco años de que nazca otro Andrés Iniesta.