EL AYEO Y EL TEMPLE
Si
tecleamos en el google la palabra “ayeo”, van a surgirnos las definiciones, en
varias páginas, en lo referido al espacio de tiempo que emplea el cantaor en
decir “ay”, de una manera bastante vaga o difusa. Unos ejemplos de estas definiciones,
las encontramos en la página “Cyberpeña”, en la que ofrecen las opiniones de
los usuarios. Estas son algunas e ellas, a modo de ejemplo:
“Ayeo es una sección de introducción al cante que sirve
al cantaor para ubicarse en la tonalidad y calentar la garganta.
Javier Sáramo, México
Javier Sáramo, México
Ayeo es una introducción hecha por el cantaor antes de
que el cante comience. ‘Ayeo’ viene de la exclamación ‘ay’, que es un llanto
prolongado sin palabras hecho por el cantaor, que añade un carácter trágico,
apenado y dramático al cante.
Sheba D. Bergman, Israel
Ayeo es la forma que tiene el cantaor de templarse y además de sugerir la profundidad o la cadencia del estilo que va a interpretar.
Gonzalo Franco, Uruguay”
Sheba D. Bergman, Israel
Ayeo es la forma que tiene el cantaor de templarse y además de sugerir la profundidad o la cadencia del estilo que va a interpretar.
Gonzalo Franco, Uruguay”
En la tercera podemos discernir algo de luz y la
frase nos ofrece una idea un poco más ajustada de la utilidad del ayeo en el
cante. Todo esto, si no fuera porque en ninguna de ellas se ofrece unas distinción
clara entre lo que es el ayeo, que es cada vez que el interprete dice ¡ay!, en
una sola vez con varios melismas, o la repite sucesivamente, y el temple.
PERO ¿QUÉ ES EL TEMPLE?
Otra
cosa muy distinta, que puede contener ayes, tiritirí, lerelere, yayaya, o
cualquier otra forma personal o adquirida y que precede a la letra propia del
palo, a su cuerpo específico o, como dicen los flamencos, a los tercios. Es,
técnicamente, lo que sirve para entonar; un tiento directo al vibrato de la
guitarra, la forma de acomodar el diapasón natural del cantaor, que supongo se
aloja en alguna parte del cerebro, en conexión directa con el oído y hace que
se ajusten las cuerdas vocales para arrancarles la nota exacta. ¿Complicado? Se
ha hecho toda la vida, estamos acostumbrados a escuchar a los cantaores y
cantaoras desde antiguo y forma parte del cante.
Como
veremos a continuación, hay cantaores que ya traen el temple de fábrica, y no
lo necesitan.
Caracol
lo obviaba en multitud de ocasiones, he tenido oportunidad de escucharle
empezar a cantar directamente, sin calentar. ¿No se sentiría sobrado, como para empezar sin
dar un tiento al primero soplo de
cuerdas?
Sin embargo Tomás se
templaba casi siempre; solía hacer una especie
de lerelereayayayay que ya sonaba a mágico antes del cante. Sea esta la
excepción a la regla, en la que Tomás entra directo al cante sin templar.
“Cuando tú me eches de menos”
Lo de bulería por soleá o soleá por bulería merece un capítulo
aparte y tiene su razonamiento y desarrollo histórico y desde el punto de vista
de la lógica. Ya llegará el tema al blog.
José Luis Tirado Fernández
Lo estaré esperando espectante, José Luis.
ResponderEliminarMagnifica y descriptiva entrada.
¡Ole, ole y oleeeeee!!!
José Luis, me fascina la facilidad con que tratas un tema aparentemente intrascendente y el 'jugo' que obtienes de él. Recibe un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJosé Luís no sé si alguna vez hablamos sobre los tientos.
ResponderEliminarEn una ocasión dije en un foro flamenco que los tientos en sí no era un palo concreto (Por poco me matan los "flamencólogos)Sólo dije: Los Tientos es una forma que tiene el cantaor de templar su garganta. Lo de templarse y tentarse es lo mismo. De ahí los ayeos. Luego a mi parecer se hicieron los Tientos ya como un palo flamenco de tanto templarse el cantaor lo hicieron más largo.
Saludos
Excelente..!
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