El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

miércoles, 9 de mayo de 2012

FLAMENCO: CANTES DE IGLESIA III




CANTES DEL TRONCO 

         Mi teoría personal es que el flamenco nace en el campo. Allí, bien en trabajos continuos o temporeros, los braceros terminaban la jornada en el cortijo y, a la luz de la candela,  se escuchaban unos a otros, que esa es la forma de aprender los cantes. Los recién llegados aportaban cosas, los conocidos las establecían. Es por tanto en los pueblos donde arde la primera llama; en la historia queda que, Pastora Pavón, si bien nacida en Sevilla, descendía por una rama de su madre, nacida en Arahal, igual que su hermano Arturo, y por la otra de su padre, fragüero al que apodaban “El Paiti” y natural de El Viso del Alcor. Parece que su abuelo materno dejó huella sobre Arturo cantando por tangos, así como su padre en los estilos de fragua.





         Luego, el paso de estas tonadas y melodías por la urbe (aquí en Sevilla por Triana) los enriquecía y refinaba, tanto como para ofrecerlos como espectáculo en cafés cantantes, de moda en aquella época (Siglo XVIII). Se sabe que también Silverio salía al campo a buscar gitanos que supieran cantar y bailar para ofrecerles trabajo en su legendario café. Silverio, el primer profesional de cante reconocido -documentado-, también tomó afición al flamenco en el medio rural, en una etapa en que su familia se traslado a vivir a Morón de la Frontera. 

         Un tipo de siguiriya denominada “playera” tiene su origen en los ayes, posiblemente declamados, de las mujeres que detrás de los pasos en las procesiones lloraban amargamente, por la muerte de Cristo. ¿En qué lugares se producía este fenómeno? Es posible que en los pueblos, ya que no me consta que en las capitales –al menos en Sevilla- se diera ese tipo de cantos, bien a la cantinela o en letanías.


CANTES DE CREADOR

          Escribir de flamenco siempre me lleva a Tomás. Por eso, no quiero dejar de citar que, a pesar de de ser un gran escuchador de cantes, tanto por la estela que a la fuerza le impuso haber nacido en la casa de los Pavones y haberlo mamado desde niño, o bien después, cuando lo hacía en el gramófono de su hermana Pastora, en el que se pasaba horas y horas escuchando y asimilando cantes. Pero Tomás no era un copista, como algunos que hoy están viviendo de este arte, sino que mejoraba, como un Rey Midas gitano, todo lo que tocaba imprimiéndole su personalísimo sello. Mucho del flamenco que se está haciendo en nuestros días se lo debemos. Y como pasaba tantos ratos en las iglesias “tomando el fresquito”, no es de extrañar que adquiriera influencias de los cantos sagrados para –claro- mejorarlos en su incorporación a lo que cantaba.

         Esto puede ayudar a la teoría de que algunos cantes, incluso de los más básicos o importantes para el flamenco, pueden tener una clara influencia o asimismo tener sus raíces en los canticos que a la luz de las velas y entre el aroma de los inciensos escuchaban los flamencos:

         Alfredo Arrebola, el llamado “Profesor cantaor”, nos indica en su página “Folklore y flamenco.com: 

“…Todo esto nos demuestra el substratum religioso del flamenco. Quiero creer que fuera este substratum religioso el impulsor de Enrique el Mellizo para crear su famosa “Malagueña”, inspirándose -según es tradición - en el “prefacio” de la misa gregoriana.”


 Aqui la podemos escuchar en la version del Chato de la Isla



LA MISA FLAMENCA

         Es corto su recorrido, y escasa su historia, si no se pudiera reducir a alguna docena de discos grabados aprovechando el momento de esplendor y algunas misas que se anunciaban a bombo y platillo porque las cantaba Mairena, Meneses o Naranjito, que dejaban en un segundo plano a los predicadores para pasar a ser protagonistas de la ceremonia. Es una consecuencia del Concilio Vaticano Segundo, que entre otras cosas permitió las misas en lenguas vernáculas, así como la liberalización de la liturgia, que desde ese Concilio, importantísimo y que pone a la iglesia católica en el siglo XX -o mejor, por poco pone- en casi todas sus estructuras, morales y de razonamiento, admite la incorporación de músicas y danzas propias del folklore del lugar.  En la actualidad, se dan algunas misas flamencas, pero con carácter esporádico y por motivos señalados.


José Luis Tirado Fernández

3 comentarios:

  1. Quieres decir, que estos cantes: del Arriero, Sementera, Temporeras, Rondeñas, Trilleras, Serranas, Caleseras, etc., una vez llegados a la ciudad se convierten, por ejemplo en Tonás etc.
    Saludos.

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  2. Cada uno de esos cantes, tiene su tonada, es decir, su -en flamenco- "toná", que es lo que llega a las urbes. Allí se refinan y se modelan, dando lugar a otro tipo de cantes, el más claro exponente, porque además se prodiga en las herrerias de tu barrio, es el martinete, cuyo nombre es fácil de augurar, quiero decir su etimología. Un saludo

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  3. José Luis, ¿crees que que Silverio logró grabar algún disco, por raro que parezca, dada la época en que vivió? Si sabes algo, por favor, hazmelo saber. (Yo creo que no). Se trataría de una verdadera joya, por deteriodada que estuviera.
    Cualquier otra cosa que te llegue, cuéntamelo.
    Gracias por todo.
    En mi blog, tengo reservado la publicación de comentarios, así que si lo crees oportuno, me podrías dejar tu correo, no se divulgará. Es solo una idea, claro.
    Un afectuoso saludo.
    Mari Carmen

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