Loado
dios, alado joven,
hábil arquero que ensartas
pasiones
y apetitos; en tu mano
sostienes
sin vigor tu flecha quebrantada,
punzante,
dolorosa y atrevida
que,
bien surca, silba y pasa
o
acierta a la primera en su destino
calando con su arista la diana.
¿Cómo
te encuentro, desnudo y sin tarea,
en
el sitio más extraño de mi casa?
¿Tenias
algún plan con tus saetas?
o
dime, mi admirado ser, ¿a quién
buscabas?
Caíste
aquí como fin de tu carrera
y
yaces, pues, mártir de tu desgracia,
rendido
de revuelos y retornos sin reserva,
de
enredos, disparates y desganas.
¿Qué
terrible naufragio, qué infortunio
truncó
el curso de tu marcha?
¿Qué
te trajo a tan extraño paradero,
qué
te guió a mi morada?
La
herida de tu dardo no asegura
lo
que vale tu soldada,
ni
el golpe de su efecto la grandeza
del
sitio donde acabas;
aquí,
do duerme el dolor de la rutina,
disputo
el esplendor a las cucharas,
guardo
cuchillos, repaso tenedores
y
recojo los restos de tus alas.
José Luis Tirado Fernández
Eros y Psique por Bouguereau |
¡Qué impactante y original creación!
ResponderEliminar¡Olé, poeta, tienes el sello trianero, eres la repera!
Muy acertada, bonita y expresiva la foto decoradora de la magnifica oda.
¡Ahi queda eso!
Amigo José Luís,es usted un artistazo poeta como la copa de un pino.La primera vez que he leído estos versos no capté lo que en sí encierran.En una segunda lectura -más reposada- intuí su mensaje...y hasta tres veces he tenido que releerlos para comprender el momento brillante,la idea quizá,del amordel dios del amor,entre lo cotidiano,entre lo que es su día a día.¡Enhorabuena poeta!...
ResponderEliminarGeneralmente cuando leemos a alguien o algo,,nos lo llevamos a nuestro terreno,le damos nuestra propia interpretacion .
ResponderEliminarVale K,siente la graneza de este poema tuyo,,tan fuerte,tan sentido,y busca su respuesta.
Yo,, no sé,llevo la intencion, a tu quehacer diario,,a esos seres que se acercan a tu casa y donde quiero imaginar que entre cubiertos ,se encuentran unas almas abandonadas al destino,arrinconadas en los despojos,en las sobras de mundo.
Sea como sea,!que grande eres mi querido amigo ! y !cuan afortunada me siento de haberte conocido en el otoño de mi vida Gracias por ser y por estar
Lo cotidiano, la rutina parece empequeñecer las cosas, o los sentimientos. Pero realmente, cuando se transforman en cotidianos es cuando somos dueños de ellos, cuando disponemos libremente de sus dones, cuando en definitiva dejamos de ser sus esclavos. Yo lo entiendo así, refiriéndome al tema de tus versos. Otra versión puede ser que el amor se muere con la rutina: "...guardo cuchillos, repaso tenedores y recojo los restos de tus alas." ¿Dejó de ser libre el amor al perder las alas? ¡Pues menudo tema!.
ResponderEliminarUn abrazo