Gozamos el privilegio de haber vivido.
Y la oportunidad de poder contarlo, y como los árboles dejan caer sus hojas patriarcales,
contamos, unos en los bares, otros en redes sociales y otros matando a versos
las inquietudes que van llegando -aunque no es oficio de poeta expresarse con palabras,
sino con sentimientos-, los sucesos cotidianos, que van masticando los días en las
hojas de nuestro calendario. Se acomoda uno a la pena, y ve en un clavo
ardiendo una escalera de mármol que baja hasta el salón del vals, pretendiendo
engañar al bobo que todos llevamos dentro. Pero a veces el cuerpo no está para
bailes.
En el tute, el naipe de menos
valor es el tres, y se suele descartar en los arrastres porque de poco nos
sirve. Pero en multitud de ocasiones, la fortuna nos lo sirve como nuestra
última carta para la jugada final. Una leyenda de jugadores veteranos atribuye al
tres de la vira (palo designado como de mayor valor) la virtud de no perder
nunca por haber aparecido a lo largo de la partida todas las cartas superiores,
apareciendo como la de más valor entre las cuatro finales. Se la suele
denominar como “mataperros”, aunque también la he escuchado llamar “caraperro” y
otras barbaridades.
Es, la esperanza final, la
definitiva. Si esa te falla, todo está perdido. Pero el buen jugador siempre
confía en ella, la festeja cuando le toca en suerte, la acaricia y la mima porque
sabe que en caso de necesidad, siempre aparece.
Se repite durante toda la
partida: “Mataperros” nunca pierde. Así, que es frecuente, entre jugadores y
poetas, cuando los vientos rasgan las velas, llevar siempre a Mataperros en el
bolsillo.
***
En la
baraja española es posible adivinar el palo de que se trata sin descubrirla del
todo, gracias a una orla que rodea los gráficos. En el caso de los oros, la
orla es completa
en
las copas, tiene una interrupción en el trazo
en
las espadas, dos interrupciones
y en
los bastos, tres. Una curiosidad.
Imágenes de la página "ConsultarCartas.com" |
José Luis Tirado Fernández
Me apunto , mañana me busco el res de Oro,...y al bolsillo, haber si esta rachita se hace mas pequeña....
ResponderEliminarTienes el don de barajar todos los palos...
Me gusta tu poesía, en este mundo siempre hay que tener un Mataperros. para poder, jugar la partida y ganar de vez en cuando.
ResponderEliminarMe gusta tu poesía, en este mundo siempre hay que tener un Mataperros. para poder, jugar la partida y ganar de vez en cuando.
ResponderEliminarYo nunca materé ningún perro porque para las cartas soy una negá y cada vez que juego pierdo con la cancebida satis facción de Miguel, en cambio en el dominó me defiendo mejor y alguna que otra vez le doy un buen sofocón,ji.ji.ji un abrazo
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