Ah, si pudiera…
a Mercurio rogara sus alas
y atravesara en grácil vuelo
esa glacial cordillera.
Como un iceberg
transparente y errático,
ensartara el espejo de sus nieves.
Y ya, roto el horizonte del mar,
azul, azul,
como las turquesas de tu corona,
a tu pecho confiara
la amplitud de mi zozobra.
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