El tiempo no es real.
En el universo, lo único real es el movimiento.
La humanidad observa.
Ve la luna ir, venir, menguar, crecer…
e interponerse entre la tierra y el sol.
Ve girar las sombras,
menstruar las hembras cada veintiocho días,
nacer a sus hijos y morir a sus padres.
Ve abrirse la
flor,
desprenderse de sus pétalos
y convertirse en
fruto.
La humanidad observa los hechos
y tiende a dividir, contar y medir esos lapsos.
Entonces, marca en su mente una raya,
otra paralela y las transporta a una clepsidra.
Ésta le da un referente plausible;
entonces da por buena la pauta…
y la convierte en
ley.
Cada hecho, cada hallazgo, cada invento,
están relacionados con el movimiento.
El tiempo es una entelequia.
Newton y Copérnico son payasos del sistema
que reconoce reglas conformes al contraste físico.
La humanidad no tuvo nunca en cuenta sus propios
movimientos,
lo único real en el universo.
José Luis Tirado
Fernández
El tiempo: la sucesión irreversible de movimientos.
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