No hay mejor literatura
que aquella que te divierte,
la que en sonrisas convierte
el rictus de la amargura.
La que en sutileza advierte,
la que al cabo es travesura
y es exacta cuadratura
del circulo de la muerte.
***
Gran bohemio, mal vecino,
manirroto y suntuario,
buen poeta, propietario
del don de lo libertino.
No te arriendo tu destino,
pues temo mucho, Rosario,
que necesite a diario
el favor de tu chumino.
***
Echaba penas al viento
si no acoplaba la cuenta,
y cantaba las cuarenta
a la ocasión del momento.
Su liberal pensamiento
era un foco de tormenta
y una brújula sedienta
su culo de mal asiento.
***
Funámbulo y pendenciero
compañero de la aurora,
corazón que se enamora
sin fundamento certero.
Callejón del tinajero,
corral de la cantimplora,
no corta el mar, sino llora,
si a hueco suena el caldero.
***
Era una noche estrellada
y sin embargo, llovía;
en una alberca vacía,
una mariposa, nada.
A eso de la madrugada
cuando más bebido había,
salió de la sacristía
con la bragueta mojada.
***
Despertóse el malhadado
dentro de una mancebía
y el polvo que lo cubría
era un polvo bien pagado.
Oh, príncipe del pecado,
héroe de la picardía,
muera yo, también un día,
de ese polvo enamorado.
***
En dónde, ¿dónde andará?
¿por dónde se fue la luna
pues en ella su fortuna
colgada en su cuerno va?
Temprana la soleá,
en su llanto desayuna
el zumo de la aceituna
con los panes de Alcalá.
José Luis Tirado Fernández
¡¡Fantastico!!! me he reido un monton con tus Quevedillas sobre todo con el gran bohemio y mal vecino que le reservava mucho trabajo a la pobre de Rosario. como me he rido. un abrazo
ResponderEliminarBueno ,bueno , bueno. Y encima das las gracias a los que te leemos. Si es a ti mi admirado amigo a quien hay que dárselas.
ResponderEliminarDivertidas coplillas, riqueza de vocabulario, perfección de métrica, y sobre todo , como siempre en cada renglón que escribes , tu arte, tu facilidad de comunicación,
Tus correos los abro de inmediato,porque sé que voy a disfrutar de ellos
!EA! a la espera de lo que siga......
Gracias Maestro por esta octavillas quevedianas, que me recuerdan a mis primeros años y a mi Maestro. José Luis, no dejes nunca de hacernos estos regalos... Un abrazo.
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