El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

domingo, 12 de abril de 2015

QUEVEDILLAS DE PASIÓN


Y pues pasó, Dolorcitas,
nuestra Semana Mayor,
te ofrezco con estos versos
la humildad de mi opinión.

Antes de empezar la fiesta,
el Consejo se coló,
queriendo imponer el orden
allí do siempre faltó.

Cuando se lo habían creído
les cortó el rollo el Cecop
y a viejos itinerarios
de nuevo les obligó.

¿quieres arroz, Catalina?
pues dos tazas, vive Dios,
que se te quiten las ganas
de caer en tentación.

En otro orden de cosas,
y hablando de “la calor”,
llegó el Domingo de Ramos
rubio como nunca, el sol.

Por su causa se volvía
ardua la respiración
y bajo los antifaces
tórrida la sensación.

Algunos se destocaban
raudos, sin ningún pudor
no ya fuera de las filas,
sino en plena procesión.

Esos buenos nazarenos
que completan la estación
sin salirse de la fila,
son dignos de admiración.

Que estación de penitencia
no es sólo satisfacción,
pues cuando bastos dibujan,
hay que aguantar el tirón.

Otras causas de tormento
que aumentan la devoción
son los malditos parones
por la masificación.

No admiten “númerus clausus”
las hermandades de pro,
sin atender argumentos
ni venirse a la razón.

Que los nazarenos vayan
dispuestos de dos en dos
es lo de toda la vida,
no puestos a repelón.

Si adocenan a los cirios,
ya no entiendo la función
del diputado de tramo,
¿por dónde, por dónde no?

La segunda madrugada,
parece la solución,
pero ¿lo pone en las Reglas
de alguna corporación?

Ya comprendo, Bourrelier,
se cambian y se acabó,
a otra cosa, mariposa,
vamos con otra cuestión.

Decir café para todos,
como el remedio mejor
es un disparate grande
y produce confusión.

No se puede contentar
a toda la población
ni encender por los dos cabos
la vela de la aprensión.

Son cojones  las premisas
de una buena decisión,
que la que aconseja el miedo
son de canguelo y mojón.

Así que a currar, muchachos,
a rematar la misión,
y a poner peras al cuarto
a quien vaya de matón.

Aquí se encienden las luces
y se echa imaginación
o acaba el Consejo entero
como el gallo de Morón.

Dios mio... ¿Qué he hecho yo para merecer esto?


José Luis Tirado Fernández




5 comentarios:

  1. Jocosas quevedianas, José Luis. Pero lo del tema del que hablas, jamás se solucionará. Existen muchos intereses por parte de todas las hermandades y mucho ego.

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  2. Estas quevedillas, Luis,
    a nuestra Pasión dejadas
    bienvenidas siempre son.
    No por todos secundadas,

    Tu opinión es muy certera,
    para muchos... novelada.
    La solución es difícil,
    aunque sí... muy deseada.

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  3. Allá se las apañen ellos, José Luis, acá lo que vale es la salsa de esa jocosidad tuya bienvenida al pelo...

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  4. Razones tendrás para contarlo así de bien.... desenfadando tus versos. Me encantaron

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  5. Muy valiente tus quevedillas. Al pan, pan..........
    Un fuerte abrazo.

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