En el autobús venia, más alegre
y más contento que un pensionista que cobra su pensión del mes de enero, cuando
reparé que al lado, por el aledaño izquierdo, se me aproximaba un tipo un
poquito ancho de huesos que despacio y
sigiloso llegaba a ocupar su puesto, tanto que pensé que era nazareno del
silencio, y como no estaba libre ninguno de los asientos, se agarró a la misma
barra en que yo estaba sujeto.
Todo bien, pero de pronto, escuché
de sus adentros -cancioncilla taciturna premonitora del trueno que al terror
pasa factura y al ayuno pide tiempo-, íntimos y familiares, unos soniquetes quedos;
como a tripa me sonaron o a tonos de
vientre suelto, que cualquiera sabe
ahora si eran de hambre o de miedo.
Lo mismo que el barco zarpa en
busca de nuevo puerto, entre pitidos y flautas, adiós, panza, y adiós cuerpo, que
voy a entregarle al aire lo que del aire me llevo, lo cierto es que aquel ciclón
vino a abandonar su hueco y salió por la trasera de aquel hombre, sin quererlo,
(supongo) pues vive Dios que liberando ese preso no le arrendó la ganancia a quienes
cerca tuvieron que soportar el ataque brutal de aquel pozo ciego, pues se le escapó un suspiro de lo más hondo
del ciezo que bajó primero a tierra para después coger vuelo y remontar con la
fuerza que embiste un torito negro, hendiendo las pituitarias de todos los
viajeros.
Y como servidor era el más
cercano al terreno me llevé la mejor parte del furor de su veneno, y recibí una
estocada que me entró por el costero cristalino y despejado de las nacles, para
luego incrustarse en mis sentidos y amordazar mi cerebro como un abrupta maroma
con nudos de marinero.
Ni pensar claro podía, y
respirar, mucho menos, por el riesgo de tragarme aquel fármaco tan denso, de
fumarme aquel pitillo sin comerlo ni beberlo, que adormecía las ideas y oprimía
el pensamiento, tampoco puedo explicar cómo pude estarme quieto y aguantar la puñalada
el rato que pude hacerlo.
Ya todos disimulaban de aquel
acontecimiento eludiendo las miradas y haciéndose los discretos, como si no fuera
cierta tan gran falta de respeto, aunque alguna que otra arcada se sintió, y
algún mareo, que los que mejor fingían llevaban la cruz por dentro.
Cuando al fin se presentía el
declive del tormento se separaron las aguas otra vez, de aquel mar muerto, y la
fosa del diablo retornó al febril progreso,
hundiendo su aguda espina en aquel ambiente tenso, recuperando su fuerza para
irse a morir al centro de los ánimos, que andaban patinando por los suelos.
Yo andaba en el paroxismo de un
aturdimiento intenso, y antes de males mayores, decidí poner remedio e intenté
ponerme a salvo antes de caerme muerto, así que opté por la fuerza de pagar
billete nuevo y bajarme en la parada sin un destino concreto; como a la segunda
carga no perdí el conocimiento, me volví, saqué el pañuelo y tapándome la boca le
eché valor a mi empeño y caminé los tres pasos hasta la puerta de en medio, pulsé
el botón, decidido, y el conductor frenó presto, pues también le habían llegado
los rumores del siniestro, abriendo de par en par las tres puertas, por
completo.
Impetuoso salté, de aquel
infierno salí, bien mis pulmones abrí y tranquilo respiré. ¡Oh, mañana de
hermosura, oh, bendición de aire fresco, no me abandones, oxígeno, oh, gran regalo
del cielo, que no me falte tu auxilio tu fragancia y tu consuelo!
Moraleja:
si no quieres padecer este atropello, te aconsejo para ello: no se te ocurra tomar un autobús en Sevilla y
olvides la mascarilla que te ayude a respirar.
José
Luis Tirado Fernández
Querido José Luis, Muñóz Seca estaría partiéndose de la risa, y mi admirado Serafín diciemdo: coño, que bien organizada la redacción... ahora si que estoy seguro de que con tus cosas el 2016 sera un año feliz. Abrazos.
ResponderEliminarJosé Luis, ante todo desearte lo mejor en este año que empieza para ti y los tuyos. Y luego al leer este articulo tan bien contado ( como siempre lo haces) me he acordado de una anécdota que le pasó a un taxista. Resulta que entró al taxi una mujer parecida al hombre del autobús y al entrar se le escapó uno de esos vientos y el taxista dijo:( como una exclamación muynuestra ) Vamos al turrón !! No, no...al turrón no, al tardón, al tardón!!. Saludos.
ResponderEliminarComo siempre me encanta tu buen hacer, el humor y desenfado. Que no falte la amistad.
ResponderEliminarFeliz y prospero año.
Efectivamente un toque de humor bien es recibido y si además tu pluma certera magnifica el evento, nos haces como siempre disfrutar que es lo que intentas y por supuesto consigues...
ResponderEliminarTengo conocidos -a los que no les gusta la Literatura- que manifiestan que 'éso de escribir y no contar nada, es lo mismo. Que lo tangible son las matemáticas'. Pues bien, a ellos, les voy a trasladar este y otros escritos tuyos para que se den cuenta que el arte en la escritura existe, aunque se trate de un acto tan 'de todos los días, y poco poético' como el que narras hoy, pero que está plagado de lirismo, humor y finura.
ResponderEliminarDebes pensar en recopilar tus excelentes trabajos en un libro.
ResponderEliminarEnhorabuena, maestro.
M. Filpo
¡¡Vive Dios, maestro!! lo pones an explícito que me parece haberlo "saboreado",me has hecho pasar un gran rato de risa, lo malo que mi bronquitis no ha tenido piedad de mi y con la risa me ha entradotal golpe de tos que me ahogaba, han acudido a atenderme mi marido y mi yerno, le he señalado tu entrada y han reido tanto como yo. ¡qué maravilla reir a pleno pulmon( el que pueda)
ResponderEliminarCon su permiso Jose Luis vengo a conocer su blog por recomendación de Mari Carmen ,después de admirar su poesía y prosa. Como bien dice usted el flamenco es un arte y pertenece a los artistas...y si me lo permite le diré que estoy ante uno de los grandes. Aprovecho para desearle un Feliz Año.
ResponderEliminarUn Saludo cordial.
es buenísimo Luis. a mi me pasó una cosa parecida en los ascensores del corte inglés. da igual si es emn el autobus, en el tardón o si te coge resfriado. en el bar tambien nos paso y nos tragamos el sinsabor de la amargura gracias a un señor simpatiquisimo y educado. feliz año y que estre venidero te traiga lo mejor a ti y a los tuyos
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