El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

martes, 31 de diciembre de 2024

CASETA

 

    El portero que pide las invitaciones a  la entrada, se aparta cuando les ve venir. Ellos llegan saludando como los emperadores. La mano izquierda sobre el pecho, sujetando la vaporosa toga blanca, mientras elegantemente van oscilando la derecha. El pueblo les saluda. Se levantan de sus mesas a su paso sin dejar de masticar y vuelven a sentarse una vez ha pasado. El mismo camarero de chaqueta blanca, pajarita y pelo engominado que les atendió a la entrada les conduce hasta su mesa. Está de cara a la pista. Debería llegar con su pantera negra, su cohorte de ilotas aceitados y anillados y dos querubes lanzando pétalos. No. Este llega con su compañera vestida de Louis Vouiton y/o perfumada de Saint Laurent. Y la fiera es en realidad un caniche malhumorado que ella no suelta de los brazos.

Se sientan frente a la arena. El pueblo baila y se desahoga, la orquesta está en lo más álgido de su actuación. De vez en cuando una sevillanita.

César se toca la frente compulsivamente. Algo falta. Suele ponerse nervioso cuando no toca laurel. Bebe. Se va conformando mientras la Nubia vestida de negro observa los abalorios de las mujeres. El jefe de protocolo ya le ha ha mandado al soumelier. La cata ha dado resultado. Más tensión se vive cuando le presentan la langosta, aún viva. Ahí debería alargar el puño y mostrar el pulgar hacia abajo. ¡Claro! A la perola. Pero no. Levanta el dedo y el sargento de gallinas se va, presto a cocerla. Mientras, le acercan el finamente cortado jamón cinco jotas de una aldeita cerca de Los Marines. Una rosa de lonchas corona el centro mientras las demás se alinean milimétricamente formando un sutil dibujo. Las gambas fresquísimas, de larguísimo y elástico bigote. Bien. Luego llegan la langosta y el champán. Pero cava no, por favor. champán-champán. En el trasiego una mujer morena resuelta en luna se atreve a sacar a bailar al poderoso César. La Nubia sufre, borbotea, intenta revolverse como los calcetines, maldice, farfulla, muerde la servilleta.

Pero el divino se las pinta solo para el baile. ¡Qué gran artista se pierde el flamenco!

Vuelve a su catre y se reclina, abraza a su pareja que no está muy por la labor. Llega el trago largo. Elegancia, distinción. El mejor grupo de sevillanas le dedica el disco de este año. El lo agradece levantando los brazos en señal de contento.

¿Qué se le ofrece? ¿Necesita usted alguna cosa? Qué va, ya se ha ocupado el chófer, no se preocupen.

Y al final, lo acompañan a la puerta, junto al grupo de ilotas, la pantera, el collar de brillantes, el perfume de su Nubia, la raya bien marcada de su pantalón y el diseño impecable de su americana. Salen despidiéndose de todo hasta llegar a su silla de manos. En este caso un alemán de muchísimos caballos y los cristales blindados. Por si acaso. El chófer ya tiene los bolsillos cargados. Por uno de ellos se le está derramando...

las camas de hospital, los tratamientos y los aparatos de detección de cáncer infantil, las horas de asistencia domiciliaria a ancianos desvalidos, las ayudas alimentarias  para familias sin recursos, las ayudas a familias inmigrantes que vienen a trabajar, la fabricación de viviendas para gente humilde, y ustedes, ¿No saben alguna? Ah, si, la concesión de becas estables y definitivas para científicos que investigan contra las enfermedades. Y la biblia en pasta, qué más les digo!

Y se va a su casa César el emperador más a gusto que un guarro en un charco. ¿Qué cuanto le ha costado eso a usted?

Ese no es el problema. El grave problema es que son cuatrocientos mil, y que se han llevado cuarenta años en el cortijo. Y que predicar, predican. Pero de trigo ni pa un jilguero.

¿Y sabe usted lo malo, lo peor? ¿Lo más feroz, lo más insoportable?

Que luego vociferan en las manifestaciones como adalid de los pobres, de los necesitados, de los débiles. Que se bajan del avión y cogen la bandera roja para defender un mejor modelo de reparto de riqueza. Aplausos. Plas plas plas. ¡Qué buenos son, que nos llevan de excursión!

Pues los que están son lo mismo, o peor. Misma madre, distintas camadas. Distintos colores, mismos pensamientos, distintos discursos, mismas conclusiones, distintas ideologías, mismos finales. Ya le han quitado las ilusiones a mucha gente, pero los que tragamos los sostenemos. Creemos que sin nuestro voto todo se va a hundir. Y es lo contrario . Los rosales crecen con estiércol. 

Final. César y sus trescientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve homónimos, de un color o de otro, seguirán existiendo y viviendo así, con sus cortesanos, su guardia pretoriana sus novias nubias o sus efebos y sus panteras. Así. Aunque tú los veas en la feria bailando sevillanas.


ALTO. Esto va por hoy de esta manera en honor de Gladiator, la dos, que a mí si me ha gustado y no tengo problema en reconocerlo

Bueno, ya está, que mañana, siesta, a soñar conque César soy yoooooo¡¡!!!!




domingo, 24 de noviembre de 2024

EL PUERTO CAMARONERO, UNA APROXIMACIÓN

 

LA CALLE PUERTO



                Se corresponde con la actual Gonzalo Segovia, aunque con ligeras variantes, ya que la acera izquierda entrando por Betis tenía detrás todo una barrio de Triana, llamado igualmente Puerto Camaronero, donde habitaron familias emparentadas con mi abuelo Carlos. Se puede apreciar el trazado en esta imagen.


                Allí existieron la calle Quemada, Perlera, Sucia, la calle Betis continuaba hasta bien pasado el convento, en la orilla almacenes, talleres, fábricas y un dique donde se reparaban barcos. Acababa dicho barrio en las lindes de la huerta de la Victoria.

A mediados del XIX, en el Número uno, que hacía esquina con Betis 72, había una fábrica de orozuz.  En 1888 era una taberna. También hay indicios de gran actividad comercial en dicho barrio.




En fin, el puerto camaronero era todo lo que se vea un lado y otro del puente, en esta foto. Y no había ningún muelle, como nuestro querido Ayuntamiento ha tenido a bien rotular la plataforma que han construido en ese sitio. Pero estaba situado más adelante, como se demuestra en la imagen

 

José Luis Tirado Fernández

               

viernes, 15 de noviembre de 2024

LAS PERLAS DE TRIANA

 

                La Perla del siglo XIX, que aparece en el famoso relato de Estébanez  Calderón, no tiene ninguna relación con Antonia Morales Jimenez, nacida a finales de dicho siglo, en el barrio de San Julián y criada en Triana, barrio en el cual transcurrió su vida y en el que parió y crió a sus hijos.

                John Phillips, pintor escocés que visitó Sevilla en 1851, la impresionó en uno de sus cuadros.

El jerezano, sin sombrero, porque lo arrojó a los pies de La Perla 
para provocarla al baile...
El
Jerezano
, sin sombrero, porque lo arrojó a los pies de la
Perla
para provocarla al baile


                Existe una alta posibilidad de que sea la misma de “escenas andaluzas”, donde nuestro gobernador le dedica lo mejor de su poesía:

                “…Los brazos, mórbidos y de linda proporción, ora se columpiaban, ora los alzaba como en éxtasis, ora los abandonaba como en desmayo, ya los agitaba como en frenesí y delirio, ya los sublimaba o derribaba alternati…


ENCARNACIÓN, MADRE DE LA PERLA Y LOS FILLO

                De origen malagueño, Encarnación Jiménez Medrano, nacida en 1870, hija de Juan y Joaquina, que en 1900, aparece como viuda habitando la  casa de su madre Joaquina en San Roque, calle Conde Negro, 19, donde sus hijas Agustina y Antonia no constan, aunque ya existían. Igualmente, viuda en 1898 de un tal Juan Morales, habita en la calle Macasta (San Julián, Sevilla) con dos hijos, Agustín y Antonio, posiblemente un fallo de filiación, porque en 1902 aparecen en la calle Ardilla, 8 (Triana), como Agustina (1891) y Antonia (1894) Morales Jiménez, donde su madre Encarnación aparece agregada a un varón, Manuel Ortega Reyes natural de Morón, con el cual tiene una hija de un año llamada Luisa Ortega Jiménez.

                Este Manuel Ortega, nieto de Francisco el Fillo y de Maria la Andonda, es hijo de Juan y Teresa, que viven en la misma casa, Ardilla, 8. Juan es el primogénito del mítico matrimonio de cantaores, nacido en Málaga en 1856.

ANTONIA MORALES JMÉNEZ, LA PERLA DE TRIANA

                La Perla de Triana, vive en un ambiente flamenco desde la cuna; no en balde, su madre entronca en segundas nupcias con una de las familias fundamentales para nuestro arte durante el siglo XIX, los Fillo, y suponemos que no pocos cantes le escucharía a  la abuela de su padrastro Manuel, María la Andonda, que en esas fechas vivía en casa de su hijos Manuel, en la desaparecida calle Puerto, al sur de Triana. 


                Antonia aparece en 1921 viviendo en Córdoba con el sevillano José Carrasco de los Reyes, (1888) de profesión artista, padre de sus hijos Encarnación, Antonia y Eugenio, poeta popular y escritor, a quien tuve el honor de recitar unos versos el día de su homenaje trianero en el teatro Lope de Vega.

                En 1923 Antonia era profesional del cante, compartiendo cartel en la plaza de toros de Huelva con Manolo Caracol, Centeno, El Niño Gloria, Manuel Torre y Antonio Chacón.


                En 1926, una reseña en “El Defensor de Granada”, da reseña de una tournée en la que participa, con artistas de la talla de La Niña de los Peines, Juana la Macarrona o Niño Ricardo.


                La Niña de los Peines fue madrina de bautismo de su hijo Eugenio. El mismo elenco, en un diario de Córdoba


                En Badajoz, en 1929, triunfadora.


                Una anécdota. Tres días antes del alzamiento, en 1936, en la Maestranza.


                Después de terminada la guerra civil, un cartel semejante, en Granada


                No sabemos el año en que se retiró Antonia, pero su hijo Eugenio contaba que el se preocupó de que abandonara esa vida de farándula y ajetreo, de vivir trasnochando y a veces por unas monedas en fiestas de señoritos, como en esta foto, de pie, la segunda por la derecha.


                Grabó en la Antología del cante flamenco y gitano, recopilada por Antonio Mairena. De dicha obra, son estos fandangos



                 Falleció el 25 de agosto de 1972, de un accidente de tráfico. Esta es su esquela.


TRES HIJOS, TRES PERLAS

                Eugenio fue cantaor, pero perdió la voz muy joven y ya de mayor aprendió a leer y escribir hasta convertirse en autor de libros, que publicaba y que él mismo vendía, a cuantos tenía oportunidad de encontrarse por la calle, en los bares, los mercados…os

                Fue compositor de letras flamencas, obteniendo éxitos tales como “Me tocó perder”, que popularizó el malogrado Turronero.

                Triana le ofreció un homenaje en vida, en el Lope de Vega, en Noviembre de 2012. Toda Triana y todo el mundo del flamenco concurrió. Este fue el cartel de aquella memorable noche.


                Antonia y Encarnación formaron parte de Triana Pura, pero fue esta última la que participó más activamente, sobre todo cuando a finales de siglo “El probe migué” fue una explosión de éxito y consiguieron llevar el nombre de Triana y su pabellón a lo más alto no ya de las listas nacionales, obteniendo discos de oro, sino al ámbito internacional, donde tuvo gran repercusión.


                En este video podemos apreciar su arte, en el Lope de Vega, con toda su Triana Pura…


 José Luis Tirado Fernández

Para maria Luisa, la Perla de mi casa.

sábado, 19 de octubre de 2024

REALES ALMONAS DE TRIANA

 

            Alonso de Morgado escribió en 1587 que las dos almonas de jabón establecidas en los barrios del Salvador y de Triana, estaban arrendadas por los duques de Alcalá en veinte mil ducados anuales cada una y seis mil de alcabala, y para dar una idea el mismo Morgado de sus producto, dice que vio vender en un solo dia 445 arrobas de jabón blando, y que de estas almonas se surtían España, Inglaterra, Flandes y América.

 ALMONAS DE TRIANA

                       D. Ángel Vela Nieto, referente fundamental para la historia de Triana lamentaba en 2017 en el diario ABC de que no se pudiera crear un espacio sobre las Reales Almonas, que se situaban en la calle Castilla, en el 24, un museo abierto que pudiera recordar la historia de las fábricas de jabón en Triana. Sin embargo, se construyó sobre el solar y parece que sigue habiendo acceso a los restos pero son privados.

 

            En 1714  D. Alonso de Montoro Vargas y Castillejo, el caballerizo del Duque de Alcalá, era el administrador de las Reales Almonas, según un pleito que en dicho año tuvo.



            Y la verdad que esa industria debió ser importante. En 1758, tenía su administrador



         LA CAPILLA DE LAS REALES ALMONAS

            D. José Gestoso, en sus “Curiosidades antiguas Sevillanas”, en 1910 cita, entre las obras de arte sitas en la Casa de Pilatos, según relato de Rodrigo Caro…


            Ignoramos el valor artístico de dicha capilla, pero estar, estaba.

            Y a partir de ahí, se diversifica; pequeñas industrias repartidas por Triana. En Pelay Correa, constan dos:




            Y en Castilla, en la misma acera de las Almonas, una muy destacada. “La Corona"



            Posteriores propietarios del edificio le añadieron una planta, suprimieron los cierros laterales, hicieron un garaje y cambiaron el balcón de forja por unos herrajes más “modelnos” y prácticos. Lo de siempre, funcionalidad vs. belleza.


Restos de fábricas de jabón en Pelay Correa


José Luis Tirado Fernández

lunes, 30 de septiembre de 2024

ALEJANDRA

 

ALEJANDRA

 



                Llegó. Como una exhalación de abril, sigiloso y sorpresivo, como un gorrión que no se atreve a tomar la miga pero al final se decide y pica. Paró sus andares y dudó por un momento, Me preguntó que si podía sentarse a comer. En el banco, al sol, se estaba bien. Primavera, día laborable, no había mucha gente, en fin.

                San Jacinto sin turistas, tiene más encanto, aunque prefiero que los haya. Por los bares, por los buscavías. Enfrente, más a la derecha, estaba Jesús Heredia, sentado en un velador con otro flamenco, y le entonaba por lo bajini  alguna tonailla. Nubes altas y desabridas aparecieron de golpe, el  hombre miró hacia lo alto y movió  la cabeza.

                Yo, que estaba más pendiente del cante de Jesús,  no le prestaba demasiada atención, hasta que abrió una bolsa y sacó un envase de plástico  que contenía un guiso.  Creo que lentejas con habichuelas. Le miré. -¿Las monjas? Asintió mientras daba un gran mordisco al bollo que tenía en la mano izquierda. De bocado en bocado, me contaba su historia.

                Me vinieron al compás las canciones de Triana y el “Encuentro fugaz”:


Quería hablarme de la luna

 

y no había visto nunca el mar

 

no tenía más fortuna

 

que unos sueños que quería

 

dejar volar.

                No quería venderme ningún reloj. Me dijo que su último empleo fue en la Feria. Hace dos años que no se celebra. Me fue narrando, mientras trasegaba aquel pan de cielo, como la rueda dentada del tiempo se había comido su vida, la cruz de esa soledad que padecía, la añoranza de su arraigo y la dura ausencia de seres que amaba.

                Con lo que recibía de las ayudas, no llegaba para alquilar una habitación y sostenerse. No me dijo que su casa era la calle, pero lo presentí. Vivía con sus sobrinos y su hermana, hasta que ella le puso los trastos en la calle. Sesenta y uno. Solo. Lamenté no poder hacer nada por él, o de alguna manera, aliviar su desesperanza. Nada me pidió.

                Después de un rato de compartir incertidumbres, llegó la hora de despedirnos. Le dije adiós y me dirigí a suspirar al mar del Altozano. Cuantas lágrimas desembocaron allí, y a veces, cuánta esperanza. Jesús, el ecijano, el cantaor, quedó también atrás, sentado con su amigo. Creo que lo último que le escuché fue la cabal trianera, ahora, más pura, más autentica, más real.

Mi hermana Alejandra

a la calle me echó.

Dios se lo pague a mi primo el gallego

que me arrecogió.

 

José Luis Tirado Fernández

sábado, 28 de septiembre de 2024

CAGANCHO CANTA, CAGANCHO VIVE

 

AQUELLA GRABACIÓN DE LA MARINA

                Ruperto Regordosa Turull, un empresario catalán del género textil, muy aficionado a la fotografía y a la impresión fonográfica, viajó a Andalucía para grabar unos cilindros de cera de los principales intérpretes de la época haciendo tres de Albéniz y (que se conozcan) nueve de flamenco, dos de ellos a nuestro referente del ángel y más grande cantaor de los nacidos en esta orilla, Manuel Rodríguez García, Señó Manué Cagancho.

                Esa grabación, que hacía renegar a los flamencos de los cantes de los Cagancho, aunque hubiera respetuosas y muy sensatas posturas de respeto hacia esta casta de cantaores, es auténtica, está documentada por sí misma, por la presentación que antecede al toque y al cante y contiene la voz legitima de Manuel Cagancho. Digo, por si había alguna duda, algún recelo, que la hemos recibido tal y como en aquel tiempo era posible grabarla con los medios existentes.

EL SITIO

                He podido documentar el Café de la Marina en Garcia de Vinuesa, en una guía de Sevilla de 1865, como una posta de serenos

 

                Tenía mis dudas con respecto a aquella otra, propiedad de Agapito Calvo, propietario además del emblemático “Siete Puertas” de la Alameda, y que ya en los años veinte lucía sus toldos en la fachada que daba a Paseo de Colón, como pueden adivinar en esta foto de la Patrona:

                En 2014, Faustino Núñez en su blog “El afinador de noticias”, que recomiendo a ustedes por su calidad, hizo una entrada sobre cilindros de cera,

http://elafinadordenoticias.blogspot.com.es/2014/06/cilindros-rip-discos-resurgam-buenos.html

en la cual le pregunté, en uno de los comentarios:

<<Jose Luis10 de junio de 2014, 22:17

Cada vez que un cantaor hace un palo le sale de una manera distinta, es imposible la clonación desde el punto de vista del ser humano-intérprete. Camarón lo decía, nunca me sale igual, aunque lo haga dos veces seguidas. Por tanto, lleva usted razón en que cada cante impresionado en esos cilindros y según ese sistema, es único. Por cierto, ¿sabe usted si eso fue lo que le grabaron a Cagancho en el restaurante La Marina de Sevilla? Un saludo y enhorabuena por su entrada.>>

Faustino, muy amablemente, me contestó lo siguiente:

<<Faustino11 de junio de 2014, 17:44

Si, Manuel Cagancho grabó soleares y seguiriyas y en las reconstrucciones que se han hecho se puede apreciar su metal y talla de cantaor, lejos de tener una voz 'afillá' le suena redonda. Muchas gracias por comentar y un saludo>>

                Hace poco, en el archivo de la Biblioteca de Cataluña pude encontrar el registro, insertada dentro del Fondo Regordosa-Turull, de la página web de la Biblioteca. Pero para mi sorpresa, la calidad sonora que encontré en esta grabación satisfizo los deseos que siempre tuve, y supongo que todos los flamencos, de escuchar algún día la voz de Cagancho como yo sabía que era, como en realidad fue. Supongo que alguien se ha preocupado de limpiar y fijar estas impresiones sonoras para que disfrutemos de ellas. No sé si Faustino habrá vuelto a escucharla. La que nos ocupa, la titulada “Seguidillas gitanas. Cagancho de Triana”, quedó de la siguiente manera:

La letra, posiblemente de su autoría, o más que posible.

Una voz anuncia:

“Seguidilla gitana cantá por Cagancho de Triana, impresionada? en la guitarra por Niño´l Carmen. En la Marina. Vaya por Barcelona”

Canta Cagancho:

”Por tu causa me veo herio e muerte,

compañerita mía y herio de muerte.

Y pa más penas me veo aborrecío de toíta mi gente”

 

El momento cumbre de la grabación, en el 1:43, donde, a pesar de no poder hacer exhibición de todo su talento, debido a las circunstancias del momento,  eleva como sólo un genio puede hacerlo, su cante:

“Qué remedio habrá pa´ dos personas

que se quieren mucho y no se puén hablá” 

                Y también esta soleá:

                Los Matices, ahora más claros técnicamente, nos dejan apreciar la capacidad melismática de Manuel, que elabora, posiblemente muy presionado por el ambiente, raro para un herrero de la Cava, aquel aparato delante de su cara, y por un gachó que le indicaba cuando tenía que cantar, toda una demostración de talento. Me habría gustado verle cantar en la plazuela, después de tomarme con él dos o tres medios litros, en un velador. Me parece una voz muy parecida a la de Tragapanes, su sobrino nieto.

LA CARA DE DON MANUEL CAGANCHO

                Fernando el de Triana, en su libro “Cante y cantaores de Triana”, le describe así:

“Manuel Cagancho era un gitano cobrizo, de ojos reventones y pómulos salientes…”

                Y en otra parte del libro decía:

“Al preguntarle a uno de los hijos de Manuel Cagancho si tenía fotografías de su padre y de su abuelo, para que figuraran en este libro, me contestó, con una sencillez infantil:

-Mira, Fernando, mi agüelo no se fotografió en su vía, y mi pare, pasaba por la puerta de mi casa un retratista de aquellos que hacían los retratos de lata al minuto y le hice a mi pare que se retratara, rogándoselo mucho, porque él no quería. Por sierto que salió mú bien; pero un día le fue a quitá mi mare las cagás de moscas con un estropajo y jabón, y cuando se dio cuenta, no quedaba ná más que la lata. Así es, que no te pueo serví.”

                Un blog, que mantienen D. Jose Luis Dorado y D. Juan Carlos Vázquez, llamado “De Triana a San Román”, que visito con asiduidad y que recopila noticias históricas sobre la Hermandad de los Gitanos de Sevilla, me puso en la pista, tras leer un artículo sobre la última madrugá de Curro Puya, en 1931, el año de su muerte. En la presidencia del paso del Señor, iban juntos Francisco Vega de los Reyes, cuyo hermano José fue hermano mayor de la corporación en los años cincuenta, y Joaquin Rodríguez Ortega “Cagancho”.

                Pedí permiso a D. José Luis Dorado para usar dicha foto, el cual no sólo me animó a hacerlo, sino que me envió otra reseña, la página de una revista de 1912, “La exposición”, donde un periodista, que no firma el trabajo, acude a Triana para refrendar, según él, el gracejo secular de los gitanos. Creo que hace burla en algunos tramos de esas buenas personas.

Ese hombre, el de mayor edad de los tres, que con camisa blanca, mira fijamente a la cámara, es Manuel Rodríguez Garcia. El joven que mira asombrado debe ser su hijo Antonio el Rubio, mientras que no identificamos al machacador y mucho menos, porque no se ve la cara, al hombre que está en el fuelle.

Sé que es él y sé porqué. Muy sencillo, las miradas no engañan. En la foto de la presidencia del Cristo de los Gitanos que aparece en el blog de Don José Luis Dorado, aparece su nieto, Joaquín, con una pose semejante. Miren y comparen.

                También podría tratarse del hombre que está machacando, con la camisa de cuadro y el mandilón blanco. Si lo ven demasiado alto, Cagancho lo era, para aquella época, casi metro ochenta, según este llamamiento a quintas de 1867:

                En 1866, nace su hija Concepción, en casa de sus abuelos maternos, Verbena 38, aunque Manuel y María no se casaron hasta 1870, teniendo después, en 1871, a su hijo Joaquin, también cantaor y padre del torero. Se echa en falta una buena biografía de Don Manuel Rodríguez Garcia, “Cagancho”, que en 1877 vivía con su mujer, cigarrera, en mi calle, en la misma acera, a dos casas, de Francisco “El Fillo”

EL TORERO DE LOS OJOS VERDES.

                Fiel devoto y cofrade del Cristo de los Gitanos, Joaquin, tras una larga y magistral carrera taurina en la que dejó fijada una escuela cuyo estilo y manera de entender el toro seguirían algunos toreros, entre ellos Paula y Curro Romero, se fue a vivir a Méjico, donde falleció en 1984.

EL APODO DE LOS CAGANCHO

                Según Ángel Vela, es una deformación de “cada gancho”, pronunciado en andalú. Toma forma cada vez más esa aseveración, ya que leyendo y leyendo…

                Según el profesor Santainés: “En su cotidiano quehacer callejero pregonaba su mercancía diciendo: “¡A real ca gancho¡” Y el «ca» gancho (cada gancho) se convirtió por cacofonía en Cagancho, nombre con el cual pasó a la historia el singularísimo torero.”

Blog de sol y sombra. Un titular de este blog:

CAGANCHO FUE ÚNICO Y EL PRIMER TORERO ARTISTA DE VERDAD

                Protagonizó dos películas, junto a Carmen Amaya.




                No soy muy aficionado, pero me doy a la razón, y entiendo, que un gitano, hijo de Joaquin, un hijo de Don Manuel y de Amparo, hija de Francisco el Fillo, no puede dejar de ser artista. Nieto de Cagancho y nieto del Fillo. ¿Alguien da más?

 

José Luis Tirado Fernández

 


domingo, 22 de septiembre de 2024

TAGUA, PAVIMENTADOR. LA ESCALERA DE TRIANA.

 

                Hay escaleras con historia. Hasta hubo un café cantante de Sevilla que se llamó La Escalerilla, predecesor del Burrero, o la famosa y cinematográfica de Odessa, que aparece en el acorazado Potenkim, puro drama, o las famosas de Roma, la espiral del Vaticano, la inacabable del capitolio, o la Scala Santa que me dejó dolores en las rodillas para una semana, Triana no es menos y tiene una. Y muy nombrada. Y con historia.

                La datación, tanto de la escalerilla de Tagua como del pretil del malecón de la calle Betis, rueda por páginas de internet y prensa, como un balón que se deja pasar pero que nadie controla y juega. Puede leerse en prensa y blogs de historia pinceladas artísticas empleadas para adornar artículos o escritos, sin otra intención que la demostrar que se sabe lo que es la escalerilla y su historia. Pero no es así. Podemos leer fantasías tales como que la escalerilla la construyó Baldomero Tagua, que fue en 1799, que era ingeniero, y la verdad es que resulta harto difícil su datación ya que a mí me ha costado Dios y ayuda encontrar algún dato útil y al final, me he quedado como estaba. En fin... tengo las siguientes sospechas:

-Primera sospecha

                La escalerilla se construyó junto con el puente. Jamás he visto una imagen, grabado, foto, pintura del puente que enfoque la zona en la que no aparezca la escalerilla y la casilla sobre la que luego se edificó el Faro. Lo más antiguo que he hallado, de 1876, en La ilustración española y americana, este grabado


1876 22 dic La ilustracion española y americana


                Se aprecian tanto la escalera como la casilla, en primer término. Por cierto, no comunica la calle Betis y el Altozano, sino la calle Betis y el puente. Tiene su lógica que al construir el puente a este  se le diera salida tanto a la plaza como a Betis. En 1865, trece años después de su inauguración, en la Guía de Sevilla y su provincia, parece indicarlo:

-Segunda sospecha

                No fue construida por Baldomero Tagua, porque éste nació en 1866. Esta es su partida de nacimiento.

1866 nacimiento de Baldomero Tagua

                La sorpresa fue el lugar donde nació Baldomero. ¡¡¡Allí mismo, en la casilla!!! He leído que fue tostadero de café, y lugar de compra-venta de chatarra, y hasta es posible que se alojara allí alguna industria, ya que se aprecian dos chimeneas emergiendo de dicho sitio, en la famosa foto de Lucién Levy, de 1885:


                También nació en el mismo lugar su hermano Félix, en 1869. Sus demás hermanos, todos trianeros. En 1856, José, en la calle Manga gabán (Rocío), en 1858, Dolores, en el Altozano, en 1861, Francisco, en calle Flota, y en 1863, Carlos, en calle Pureza.

     He leído también que Baldomero era de ascendencia italiana, quizá por su segundo apellido, Garoni. Lo era su abuelo Carlos, un piamontés casado con una mujer de trianerísimo apellido, Doña Juana Pareja.

DON FRANCISCO TAGUA GARCIA

                Un herrero de Alcalá de Guadaira, según los padrones, casado con Doña Dolores Garoni Pareja, que en marzo de  1876 consta como asfaltador, según reseña del diario El Español:

                Aunque ya en 1888, su hijo José le sustituye al frente del negocio. Siguen en la caseta del puente, según el anuncio de la misma guía:

-Tercera sospecha

                La llamamos escalerilla de Tagua porque:

                Los Tagua tenían allí su negocio, o incluso una vivienda. Dado el oficio de esta familia, también es posible que pavimentaran la escalera, o la repararan. Yo, de pequeño, recuerdo que algunas losas de los escalones se movían, así que imaginen ustedes en 1897:

                La primera reseña sobre la denominación "escalerilla de Tagua" la encuentro en 1900, en el Diario Sevilla, en un suceso acaecido en el río con un ahogado. Sólo, sobre esta familia, añadir que en 1934, seguían dedicados a esta profesión:

                Y que no me consta el título de ingeniero de Baldomero, que aparece en los padrones de finales del XIX como jornalero. De ahí para acá, hay más noticias y material de información. Sólo mi recuerdo personal, porque allí compré pipas y caramelos de pequeño, y en julio, avellanas verdes:

Avellanas verdes, hoy día desaparecidas de la Velá. Ya nadie las vende

Sobre la casilla se construyó el Faro, como hoy lo conocemos, que fue donde se despachaban los billetes para los vapores que salían desde allí mismo hacia Sanlúcar:

VER AQUI...

EL PRETIL DE LA CALLE BETIS

                Otro tema que me ha dejado como estaba, aunque también puedo recortar fechas. Esta foto no la tengo datada. Se aprecia la calle Betis terriza y sin el pretil:

                La primera foto que se tomó en España fue en 1848, así que supongo que a partir de mediados del XIX, pudo ser. Ignoro por qué se ha datado en 1799. Hoy contamos con notables estudiosos de Triana, quizá tengan alguna aportación. Por ahora, hasta la próxima.

 

José Luis Tirado Fernández