Sea la primera entrada a este blog un sentido homenaje a aquel que tantas veces me acompañó en el deleite de las notas que sus vertiginosos dedos arrancaban a su sonanta. José Sabín y yo no ensayamos jamás. Nuestros encuentros eran a la hora prevista y en el sitio indicado, llegábamos, entonábamos, charlábamos e incluso en aquellos breves encuentros, de su claro discernimiento musical, recibía de él mágicas lecciones de armonía, ligao y compás, siempre de menor calado que aquellas otras de humanidad, simpatía y compañerismo.
Luego recibí la triste noticia. Primero de su enfermedad y después de su fallecimiento. Lo sentí profundamente, con un dolor familiar, cercano y terrible. Me llamaron para que cantara en su homenaje póstumo. Cómo no. Allí me desgarré por siguiriya como si fuera esa la última. Pero era por Pepe, y aquello era diferente, aunque la emoción no me dejara concentrarme demasiado. Uno ha conocido gentes, unas buenas, otras mejores, de las malas uno siempre huye, de los mediocres uno se olvida. A Pepe Sabín no lo olvidaré jamás.
Esto a que me suena.............. tengo la sensacion que lo he vivido, porque sera, Luis genial de verdad esta primera entrada a sido sublime, sabes que estare siempre aprediendo de Sevilla y como no de ti.
ResponderEliminarMuchas gracias Pepe, todos aprendemos de todos. Agradezco tus comentarios. Saludos
ResponderEliminarCertero comentario en tu entrada. Os he visto y 'sentido' -a los dos-en múltiples ocasiones. Te ennoblece la visión que das de un amigo común que se nos fue. Ramón.
ResponderEliminarQuise que la primera entrada fueraen su memoria. Fue un buen hombre y mi recuerdo de él es magnífico. Gracias por tu evocación.
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