Azotea de las delicias
que nuestra infancia
cruzó;
mirador de los
corrales,
pipas de melón al sol.
Quincalla de espejos
nuevos
que a los sentidos
engaña,
nostalgias que se
quedaron
pendientes de la
cucaña.
Calle del río,
novia de mis
inquietudes,
amiga de mis suspiros.
Barquitas que por el agua
son como lienzos de
azúcar;
nardos que flagela el
viento
caminito de Sanlúcar.
Y a paso lento
se ven entre los
geranios
serenos sus movimientos.
Mirada de ojos de niño,
dardos de esperanza
blanca,
flecos de los
mantoncillos
que asoman por la
baranda.
¿Qué tiene el puente
que le disputa la torre
la orilla que
tiene enfrente?
José
Luis Tirado Fernández
Muy bueno, José Luis. Me lo anoto.
ResponderEliminarUn abrazo:
Emilio
...Y Sevilla...
ResponderEliminarEres la Giralda en la poesìa.
¡Qué arte, miarma!