Siempre fui cofrade y por ahora
no voy a dejar de serlo. Este mundo siempre me sedujo; crecí en su entorno
lógico y me sumergí en él desde pequeño, atraído por su estética, sus maneras
arcaicas, la belleza de sus ritos y costumbres, en fin, por todo lo externo y
superfluo, que, al cabo, para un chaval, son los principales elementos atrayentes
y que luego, una vez se han liado al cuerpo como una soga sin saberlo uno,
suponen el nexo necesario para amarlos como se ama lo que se roza, eso que nos
ata porque ha pasado a formar parte de nuestra vida.
Ese entorno lógico del que hablo está inmerso, por supuesto, en la
práctica de la doctrina de Cristo y su aplicación a nuestro devenir diario,
puesta al servicio de los demás, sus sufrimientos y sus necesidades como si
fueran nuestros. Primar el bien común y de nuestras corporaciones sobre nuestro
criterios y opiniones. Eso debería ser así, pero amigo cofrade, tú, como yo,
sabes que eso no es así, o que no siempre es así. A menudo en las casas de
hermandad se escucha decir que “en esto, Cristo no tiene nada que ver…”, como
si estuviéramos allí en un congreso de aeronáutica. Luces y sombras.
ES
TIEMPO DE TOMAR DECISIONES DIFICILES
No sabía, y ahora sé, que decir siempre
la verdad, en este entorno, nos puede
provocar el rechazo de nuestros hermanos. Que mucha gente abandona antes de que
el disimulo y el mirar para otro lado mine nuestra honestidad, que deteriore un
milímetro aquello que pensamos de nosotros mismos. El término exacto es
solapar, y me parece muy adecuado para definir cómo se resuelven los asuntos en
las hermandades, muchas de las cuales, sobre todo las pequeñas, han venido
sobreviviendo, a trancas y barrancas, a través de los siglos, a base de solapamientos. Opino que ya ha
llegado el tiempo de cambiar todo el sistema. Lo ocurrido en la Macarena y el
espectáculo ofrecido en la Basílica al término del Cabildo de elecciones, debe
servir como punta de lanza, como ariete para destruir esa naturaleza ruin y
cainita de la que está compuesta la convivencia entre nosotros. Por ejemplo, intentando
que no se vuelva a repetir. Si el Papa Francisco está tomando –si lo dejan- esas
decisiones difíciles que van a cambiar la estructura secular de la Iglesia, los
cofrades sevillanos no nos hemos enterado todavía de qué va la cosa, y seguimos
con nuestro tema como si no fuera con nosotros. Aquí, el Arzobispo Asenjo no da
pie con bola, sumido sin comerlo ni beberlo en un cosmos que ni entiende ni
comparte y que, ante la tendencia eclesiástica de contener la proliferación
desmedida del culto externo niega salidas procesionales a cofradías muchicentenarias
y se enroca cuando es una macro la que decide echarse a la calle. Salir…
depende de quién.
APRENDE
UNO CADA VEZ QUE SE EQUIVOCA
Convivimos con gente de la
farándula que se conecta al mundo cofrade a través de la música. Asistimos a
procesiones de gloria en las cuales acude más público a escuchar la banda que a
contemplar la imagen de la Santísima Virgen, dedicarle una oración y
santiguarse a su paso. El cofrade admira
por igual –o no- a una mala persona que levanta muchos kilos debajo de un paso
que a un buen chaval que se viste de acólito en los cultos de su hermandad, comulga
y colabora en la colecta. Nuestras imágenes pueden salir a la calle sin
costaleros, ¡cómo que no! Lo que no pueden hacerlo es sin devoción, y eso es lo
que cada vez falta más en nuestro ámbito.
Este –digamos colectivo- de capataces y costaleros se han convertido porque
nosotros se lo hemos permitido, en la “gauche divine” de las Hermandades,
mandan y ordenan y piensan que sin ellos esto se ha acabado. Los Diputados Mayores
de Gobierno -para los que el Consejo, por la importancia que estos cargos
ejercen en el ojo del huracán, debería impartir cursos prácticos-, ceden
impunemente, sin pudor y sin recato, a las imposiciones de estos “salvadores”
de la religión católica. Y se solapa, como todo. Jóvenes que se forman en las
casas-hermandad y que conocen las partes de un palio, desde lo que es una
macolla hasta el nombre de la varilla del centro de un pollero, pero que
ignoran que es el amor a Dios el primer mandamiento de Cristo. Y se solapa. Cada
vez me parece más adecuado “solapar”. No puedo seguir citando ejemplos de esta
sinrazón nuestra porque necesitaría algunas páginas y esta entrada se haría
pesada e interminable. Pero deberíamos aprender de nuestros errores, y edificar
sobre ellos. Y si no, analicemos detenidamente lo sucedido estos días.
ASI
ES COMO SOMOS
En este ambiente cofrade, donde
todo se solapa, ha sucedido algo, que por sus características sociales y contenciosas,
ni la Hermandad de la Macarena ni sus hermanos han podido sujetar. El contenido
de esa olla a presión era tan excesivo por su importancia que nada ha podido
impedir que llegara a todos, y por tanto, a través de los medios, a nuestros
detractores. No importa que haya sucedido en esta Hermandad; podría haber
pasado en cualquiera. Lo que esa olla a presión contenía es el peso de la
realidad cruel y despiadada, que nos ha ofrecido un magnifico espejo donde mirarnos.
Penoso cuadro, por el marco donde se produce, donde por una vez y sin que sirva
de precedente, las pasiones humanas y las inquinas desatadas se han impuesto a
los solapamientos a los que estamos acostumbrados. ¿Suerte? Tal vez sirva, como
digo, para algo. Enfrentamiento entre hermanos. Una lanzada directa al corazón
de la doctrina cristiana. Ella, vestida de negro, lloraba.
José Luis Tirado Fernández
Enhorabuena Jose Luis...
ResponderEliminarExcelente reflexión José Luis. Perfectamente asumible en todas sus líneas. Un abrazo.
ResponderEliminarMUCHAS FELICIDADES POR TU COMENTARIO DICE TODA LA VERDAD.
ResponderEliminarTU AMIGO JOSE LUIS
Completamente de acuerdo contigo, estoy seguro que muchos hermanos de la Macarena opinan igual que tu.
ResponderEliminarUn saludo mio y de mi padre.
Es lamentable que el mundillo de las Hermandades sea también un reflejo de los muchos defectos que tiene la sociedad. Me gustaría fuera de otra manera -más limpia, transparente, cordial, sin dobleces...- una utopía, evidentemente.
ResponderEliminarNo por viejo este asunto, deja des ser cierto, pero las pasiones que últimamente se desatan sin tapújosos en algunas hermandes, son rencillas entre hermanos, Por qué?, simple y todos los sabemos, figurar
ResponderEliminarSi Jose Luis, en una etapa de mi vida fui muy cofrade, y desengaños, me hicieron alejarme.La pasión se puede vivir sin tanta parafernalia.Sin enfrentamientos, tu amiga , entre hermanos cofrades, por un mando, o una ategoria.
Gracias , tu amiga gloria