El
viernes tarde, cuando íbamos de camino hacia el Lope de Vega, iba explicando a
mi hija Reyes lo que sucedió en Triana desde principios de los sesenta -aunque
algunos daten el tema algunos años antes-, y buena parte de los setenta, para
ponerla en antecedentes de lo que íbamos a ver, pero lo que yo no esperaba es
que lo que nos ofreció este documental se ajustara con tal fidelidad a esa
realidad que tuve la suerte o desgracia de conocer.
DIÁSPORA
No
me gustó el término utilizado por los autores, “expulsión”, sino que yo me
inclino a definir aquello como un “lo tomas o lo dejas” que dejó a los vecinos
de aquellos corrales que se caían sobre sus cabezas, sin otra alternativa que
la empezar a vivir en las casitas –nunca fueron chabolas, como se afirma en
alguna página web, y lo digo porque yo viví en ellas-, que el Ayuntamiento les
ofrecía, tan lejos de su Triana y separados de sus familiares que, por hacerlo
antes o después, podían ir alojados en distintos refugios. La foto que aparece en
el documental y que reproduzco, da una idea de lo que significaba ese dolor:
En cualquier corral que se desplomaba, bien podían residir
treinta o cuarenta familias; de ahí la gran movilización que se producía en
cada desalojo
Estas eran las casitas de La Corchuela. De Chabolas nada. Humildes, sí, pero dignas. El que ha dicho lo de las chabolas nunca estuvo allí. La fotografía me la ha cedido mi amigo Paco Menudo |
Cuando
uno de estos corrales comenzaba a dar señales de hundimiento –la mayoría eran
de dos plantas, con el típico “corredor” superior que daba acceso a las viviendas
de la primera planta- el Ayuntamiento organizaba inmediatamente el desalojo. A
veces había sucedido alguna desgracia porque los palos con que estaban
fabricadas estas casas, algunas de más de dos siglos de uso y existencia,
cedían y la techumbre se desmoronaba sobre los inquilinos. Milagros se
produjeron en Triana en aquellas fechas.
LA CEREMONIA Y LA PROYECCIÓN DEL DOCUMENTAL
Gracias
a la gentileza de mis amigos Emilio Jiménez Diaz y José Luis Jiménez tuve
acceso al teatro, joya que nos dejó la Exposición del 29 que se celebró en el
30 y una vez en el interior, pude comprobar que allí estaba la flor de la
trianería, tanto flamencos como autoridades y personalidades, así como público
que poco o nada tiene que ver con Triana, el flamenco o los gitanos, y que
acudieron en relación con el evento que estaba organizado por el X Festival de Cine Europeo de Sevilla en
cuya sección Panorama Andaluz se inserta, habiendo sido galardonado con el
premio “Imagenera”, que otorga el Centro de Estudios Andaluces. Me dolieron los asientos vacios que pude ver en los palcos, cuando había gente fuera solicitando entradas, que no salieron a la venta al ser organizado por rigurosa invitación.
Cuando escucho soleá,
siempre me suena a Triana,
yo no sé porqué será...
Tras
la presentación del acto, hubo una actuación de flamenco en la que
intervinieron Chiquetete, Carmen Ledesma, Paco Vega, Emilio Caracafe, José
Lérida y Antonio el Cordobés por soleá, cuyo compás aceleraron para terminar por bulerías, siendo
ovacionados por el público del Lope de Vega puesto en pie. A continuación, tras
un paréntesis de cinco minutos, se dio paso a la proyección del esperado
documental.
Ricardo
Pachón es un crack; pocos han hecho por el flamenco lo que él, y además,
chanela de cante la tira, además de hablar claro y alto sobre lo que hoy está
consumiendo la gente como flamenco, ñoñerías descafeinadas que poco tienen que
ver con lo que él produce. Y si no, díganme ustedes quién está capacitado para
dirigir la carrera de Camarón, entres otros muchos artistas, o implicar a Canal
Sur en una producción o a quien haga falta para llevar a cabo sus proyectos, o
tener un archivo que espero algún día ponga a disposición de los aficionados;
digo antes de morirse, como suele suceder.
TRIANA PURA Y PURA
El
documental no sólo trata del flamenco y los gitanos de Triana, sino que abarca,
desde un punto de vista crítico y sentimental, adornado con las intervenciones testimoniales de Manuel Molina, Matilde Coral, Raimundo Amador y el propio Pachón, un
análisis detenido sobre los hechos históricos que acabaron con la Triana del
arte para que terminara siendo un lugar residencial con el metro cuadrado más
caro de Europa. ¿Qué todavía existen corrales? Si. ¿Qué todavía hay gente que
canta y baila en Triana? Si. Y también que se sigue llamando Triana. Pero no es
lo mismo.
No
aparecen todos los que bailaban y cantaban en el 83, como La Pillina, Juan
Breva, pero fue el propio Ricardo quien me explicó
que tuvieron que recortar mucho material para reducir el metraje hasta los
sesenta minutos. En cambio se prodigan Herejía, la Calzona, El Titi, su hermana
Carmen, y Tragapanes, que también aparece hablando para el documental. A pesar
de que ya tenía este video en mi colección, ahora me ha parecido verlo con
mucha más claridad y calidad, incluso de sonido; puede haber sido
remasterizado, aunque no puedo afirmarlo. He encontrado este tráiler en YouTube;
me parece bueno.
¿Y JOSÉ LUIS ORTIZ NUEVO?
Me
pareció extraño no verle, no sé si estaba en el teatro. Desde luego, ni en la
presentación, ni durante los diálogos de la obra se le hizo ninguna mención.
Según lo que Herejía me había contado y por lo que yo tenía entendido, tuvo una
participación en el 83 más que decisiva, en su apoyo a Gloria Moreno, que fue
la que se tomó el trabajo de localizar y reunir a los participantes en el
“Triana pura y pura”. Pregunté, pues, a Pachón y me contestó que sí, que había
aparecido en la parte dedicada al “Morapio”, pero bueno, lo entendí como una larga
cambiada y le insistí; me dijo que claro, que Ortiz se había encargado de
conseguir la financiación y la concesión del teatro para la celebración del
evento. Como si eso fuera poco. Preguntando se va a Roma, pero en este caso, yo
me quedé como estaba.
¿UN HASTA NUNCA?
Los
productores entienden o así lo expresaron que lo del 83 se trataba de una
despedida artística de aquellos gitanos dispersados por la especulación urbanística,
pero eso no es del todo como ellos lo plantean; hoy siguen naciendo, viviendo y
creando en las Tres mil, Madre de dios, Torreblanca, etc. y quien quiera hoy disfrutar
de flamenco del bueno, necesariamente tiene que acudir a esos barrios como
antes había que ir a Pelay Correa, Evangelista o la plazuela.
Además, en los refugios y nuevas barriadas se
produjo otro fenómeno, digno también de estudios y documentales, como fue el
encuentro de familias –gitanas y payas- de arte, que procedían de barrios
sevillanos imbricados en el flamenco como la Alameda, Puerta Osario o Macarena
y que a mí personalmente me permitió la convivencia con la familia de la Tomasa
y Pies de Plomo, sus hijos Federico y Manuel, de mi edad, hermanos de José el
de la Tomasa, sus primos Manuel y Carmelita, todos ellos familiares de Manuel y
Pepe Torre y tantos otros niños de mi edad de los que pude aprender cantes que
ellos llevaban haciendo desde la cuna. A lo mejor eso contribuyó a un
enriquecimiento del flamenco, que no ha parado de crecer y mejorar nunca.
En
fin, una noche magnifica, llena de emociones y recuerdos que florecieron de
nuevo. A la salida, pude abrazar a mis primas Elisa y Salud, las hijas de
Herejía, que habían estado presentes en el acto. Durante un corto espacio,
demasiado corto, hablamos sobre él, sus cosas y lo que significó en nuestras
vidas. Los buenos deberían durar lo que dura una palmera.
José Luis Tirado Fernández
Excelente reseña. Retrospectiva en su inicio, actualizada y vigente después. Plena de emociones toda ella.
ResponderEliminarFelicidades, José Luis. Amas a Triana con la verdad y la fuerza del origen. Que Triana lo tenga en cuenta, amigo.
ResponderEliminarComo siempre, tu narrativa y exposición nos hace sentir cómodo estuviéramos allí contigo...excelente...
ResponderEliminarAmigo Pepe Luis...
Absoluta y dolorosamente con cuánto expones, José Luis, nada más lejos de esa realidad, no sólo conocida de cerca, sino vivida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Santiago.
Así es como fue. Lo vimos y vivimos juntos. Ánimo, aportas mucho y todo se entiende mejor cuando tú intervienes.
ResponderEliminarUn abrazo,
fernandoGP
La verdad es que me hubiera gustado acompañarte pero por diversos motivos me quedé en casa. He sido muy crítico con la forma que han tenido de organizar el evento y no hay derecho que quedaran asientos libres, sobre todo porque el Festival se paga con dinero público que en este caso asciende a cerca de 1 millón de euros.
ResponderEliminarInteresante tu apreciación sobre los refugios que acogieron a tantos miles de sevillanos - no sólo gitanos y trianeros- que se quedaron sin sus casas por diversos motivos, fundamentalmente por las riadas. Al paso transitorio por los refugios se le llamaba "el purgatorio" y precisamente de los últimos que quedaron en pie, ya casi llegando a los años 80 fue el que ilustra la entrada que junto con el de Charco Redondo tenían una magnitud y rotación de familias considerable.
Gracias por contar la vivencia, José Luis.
A ver si alguien nos dice qué calle es la de los camiones, a mi me parece Castilla.
Enhorabuena por tu entrada y por esa descripción precisa de la Triana que, desgraciadamente, se fue. Los gitanos, en casi todas las capitales decisivas para el arte flamenco, parecen condenados siempre a la misma ecuación urbanística: arrabal (o sea, lejos de) + hacinamiento, partido de expulsión, es decir, "al favor por cojones, vete". Pero soy optimista igual que tú y el arte sigue en Sevilla, repartido por la ciudad y seguirá dando figuras tan gigantescas como las que ya ha dado desde el setencientos, a un lado y a otro de la orilla. Un abrazo.
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ResponderEliminarFelicitación sincera para el autor del blog, “El flamenco y la poesía como yo lo siento”; siempre nos congratuló el contenido de sus páginas, de manera especial la que trata de Triana Pura y Pura y que hace años presentábamos frente a la “catedral de Triana”, como si se tratase de una relación de los reyes godos.
Tuvimos que aprendernos a pie de escenario, parte de sus componentes; entre ellos “El Coco”.- “La Perla”.- La Calzona.- La Pillina, Juan Breva, Tragapanes.- “Pastora la del Pati”.- El Titi y su hermana Carmen.- El Justo, y José Moreno Moreno “El Herejía” que nació en la C/ Evangelista, una de las calles más gitanas de Triana.
Fueron años en donde este grupo, nos obsequiaron con su manera tan peculiar de su baile, unida con aquella alegría de sus canciones que tanto popularizaron con las rumbas, bulerías o tangos.
Desde el blog. Balcón Trianero, nuevamente aplaudimos el flamencólogo artículo dedicado a un grupo de tanta enjundia.