En esta ocasión, traemos al
blog el glosario de un cantaor modesto,
poco conocido y que, a pesar de tener
documentada su familia otros cantes, sólo se prodigaba como intérprete de saeta, difícil
asignatura para un cantaor, dado que el desamparo musical al que se somete –
ausencia de cualquier referencia sonora en la que apoyarse- desemboca no pocas
veces en crestas imposibles de sostener o falta de lucimiento por bajadas de
tono que casi siempre se deben al miedo escénico. Y es que es “mú” difícil cantar
bien a una imagen devocional desde un balcón o a pie de calle, cuando miles de oídos
se conjuran para escuchar lo que uno dice.
Como digo es cantaor poco
conocido, y solamente en un libro, “Triana, la otra orilla del flamenco (II), 1931-1970 ” de Ángel Vela, he podido
encontrar la referencia a su nombre. Dice: “Excelente
saetero que cada Domingo de Ramos le cantaba a la Virgen de la Estrella en la
Cava de los gitanos, imagen de la que era muy devoto, desde un balcón frente a
la iglesia de San Jacinto y en franca competencia con la Niña de la Alfalfa y,
más tarde, con su amigo Pepe Huelva; aquel cantaba saeta por martinete y Pepe
por seguiriya y gregoriana. Todo un espectáculo. Chicharito vivió frente al
colegio Reina Victoria, el gran edificio de Aníbal González (1909), y solía
reunirse con amigos cantaores de la otra Cava como Manolo Oliver, El Teoro y,
muy especialmente con Paco Taranto.”
Por el mal estado en que me
entregan el documento, tecleo y transcribo una entrevista de José María Gómez
para “El Correo de Andalucía en 1981, año en que falleció.
“Un popularísimo
intérprete de la saeta “por martinetes” (SIC) –dentro de ese estilo moderno que
se canta en sustitución de las antiguas (1) desde la segunda decena de este
siglo, es Francisco Ponce Durán “El Chícharo de Triana”. Lo encontramos en la
comida de hermandad de La Estrella. Está contento nuestro hombre porque hoy
tiene “un buen día de garganta”
VIVIR LA
SEMANA SANTA
-Los críticos, amigo Chícharo, le digo-, dicen
que cantar la “saeta por martinete” es lo mismo que cantar un martinete con
palabras propias de la saeta.
-Yo no
quiero entrar en polémicas de esas, yo las canto “por martinete” y “por
seguiriya”, tal y como lo hacía uno de los mejores cantaores de saetas del
mundo: El Niño Gloria.
-¿Aprendiste de ese artista?
-Sí,
señor. Yo me arrimé al Gloria cuando contaba diecinueve años de edad, y hoy
tengo sesenta y nueve.
-¿No ha podido usted evolucionar y haber
variado el estilo? (2)
-¿Variarlo,
dice usted? El Chícharo cantará la saeta “por seguiriya y “por martinete” hasta
que se muera.
-¿Cuántas ha cantado usted en tantos años de
andar por la vida, de ver la Semana
Santa?
-Tres o
cuatro mil. Por cierto, que llevo cantándole a la Estrella más años que la Niña
de la Alfalfa.
-¿Y qué número canta usted en cada Semana
Santa?
- Ciento cincuenta en Sevilla; luego las que canto en los
pueblos.
LOS QUE PERDURAN
-¿Tienes cofradías
fijas?
-Si, hombre, mire: la Estrella, el Domingo de Ramos; Santa
Marta el lunes; Javieres, el martes; Panaderos, el miércoles; los Caballos de
Santa Catalina, el jueves; la Esperanza Macarena, la “madrugá”, y la O, el viernes
por la tarde.
-¿Dejaste algún año de
cantar tus saetas?
-Bueno, como dejar, creo que nunca, aunque sí lo he tenido
que hacer con una faringitis o con un resfriado.
-¿Cómo es que un trianero
canta a la Virgen de la Esperanza Macarena y no a la de Triana?
-Sí que le canto, ya lo creo que le canto. A la Macarena le
canto en la madrugá, pero a la de mi barrio lo hago en la comida de hermandad.
Son cosas del oficio ¿sabe? (3)
-¿Qué me dice de los
artistas actuales?
-Que estamos quedando muy pocos, Peregil, Angelita Yruela y
Pili del Castillo, refiriéndome a los que seguimos al pie del cañón, porque el
Rerre se prodiga muy poco, y Rogelio, su hija y Pepe Cárdenas se han retirado.
-¿Has ganado premios?
-No, no,
porque no me he presentado a ninguno. Mi cosa es cantar en las entradas y
salidas de las cofradías.
-¿Cómo conserva usted tan fresca la voz?
-Cuidándola,
no fumando ni bebiendo en exceso.
-¿Cantas más saetas a los Cristos que a las Vírgenes?
-Igual
por igual. Para que la saeta tenga ambiente depende del capataza, de los costaleros
y, naturalmente, de la gente.
-¿Cuándo empieza usted a vivir ese clima?
-¿El de
la Semana Santa? Pues dos mese antes, desde que comienzan las comidas de
hermandades.
-¿Qué porvenir tiene la saeta?
-Muy
penoso, porque faltan artistas, porque no veo jóvenes valores. Ya verá, ya verá
cuando terminemos los tres o cuatro que quedamos. (4)
¿Por qué el Chícharo de Triana?
-Primero por
devoción y con el fin de ganarme unas pesetas, aunque gracias a Dios no
necesito darme esos ajetreos; claro que también pica la afición.
NACIDO EN
LA CAVA DE LOS GITANOS
-¿Qué recuerda con más cariño de su vida de su
saetero?
-Fue en
la Semana Santa del año 1960, en que nos reunimos para cantar Manuel Mairena,
Rerre y un servidor, para cantar a la Macarena. Como canté yo aquella noche, no
he vuelto a cantar en mi vida.
-¿Inspirado?
-Aquello
fue la gloria, mire usted
-¿Se puede decir que el Chícharo es gitano?
-No,
porque no lo soy. Nací en la cava de los gitanos y me he criado entre ellos,
pero no lo soy.
-¿Quiénes han sido los monstruos del cante de Triana?
-Gordillo,
Oliver, Abadía y el Goro. Este último no ha estado por encima de todos. (SIC)
-El Chícharo, pese a la noche excepcional
aquella de 1960, ha cantado hoy con gran inspiración, con una voz fresca y
vigorosa increíbles.
Ya veremos cómo está el Domingo de Ramos cuando
la Estrella trianera llegue a su capilla, después de repartir su gracia por las
calles de la ciudad.
Tenemos,
por tanto, la semblanza flamenca de un cantaor trianero, Francisco Ponce Galván, nacido en la Cava de
los gitanos en 1912 y fallecido en 1981, discípulo, según sus declaraciones, de Rafael Ramos Antúnez, Niño Gloria, llamado “El Chícharo de Triana”, apodo
heredado de su padre, por ser éste de baja estatura y de rolliza complexión, de
profesión albañil, aunque en su juventud trabajó en los tejares de la vega y
que terminó sus días habitando en la barriada del Carmen. Su familia guarda
grabaciones caseras que me han prometido, para colgarlas en este blog, una vez
salvadas las dificultades de pasar cintas a formato digital. Desde aquí mi
agradecimiento por su colaboración inestimable y la aportación a la historia de
nuestro arte.
(1) El
periodista habla de las saetas por martinetes que han sustituido a las “antiguas”,
y die bien, pero no aclara que las saetas antiguas eran demasiado planas como
para haber sobrevivido a estos tiempos (mediados del XX y hogaño)
(2)
El estilo lo varía cada intérprete que lo canta, el periodista quiere decir “personalizar”,
pero Chícharo contesta de forma categórica.
(3)
Una ramificación del “cuartito”, y que aún perdura en algunas hermandades, es
la amenización, por lo general a los postres, de dicha comida anual,
contratando a saeteros de prestigio. En ese año, 1981, estaba en candelero “Peregil”,
quien, por supuesto, cobraba por su cante.
(4)
Aquí vaticina Chícharo lo que actualmente está pasando, que la cantidad se está
comiendo a la calidad, y escasos artistas del flamenco se aventuran con la
saeta, al menos en la calle, salvo honrosas excepciones, como Chiquetete o Paco
Taranto que de vez en cuando ponen su pica alta.
José Luis Tirado Fernández
Me ha emocionado la historia del chicharo, y tu forma de contarla , me parecia estar viendo al chicharo hablar, me recordaba a mi padre que le encantaban las saetas y entendía bastante y consiguió de mi que me gustaran y me atreviera a acantarlas, te puedes imagnar, mi pader riéndose de mi y yo hasta que no terminaba no me callaba¡ cuantos recuerdos me has traido,un saludo
ResponderEliminarMucho ajetreo el flamenco y la saeta, este ultimo lo comprendéis mejor los que vivís allí.
ResponderEliminarCuantas historia dormidas, habrá por todos lados. Gracias por compartir. Mi abrazo
Difícil arte el de cantar bien saetas. Como dices, pocos de los consagrados se atreven -y menos a la intemperie si no es desde un balcón-. He tenido la oportunidad de sentir 'el pellizo' de estos dardos en los lugares más insospechados, casi siempre con nocturnidad y por sorpresa: frente a mí, en el zaguán de una casa, a mi lado, tras la reja de un piso bajo... ¡a pie de calle! que aún más difícil.
ResponderEliminarIntuyo que 'el Chícharo de Triana' también cantaría así.
Con vehemencia aguardo esas grabaciones familiares. Tengo otras similares, de Rogelio Barrera, y es una delicia escucharlas atentamente -no sólo oírlas-.
Interesante, José Luis, y me ha recordado un momento en el que encontrándome en la Campana, no me di cuenta de que muy cerca de mi se encontraba Jesús Heredia hasta que comenzó a cantar; qué voz a sus más de 80 años. Por cierto creo que sería interesante, al menos para mi, nos instruyeras acerca de ese estilo: la Saeta Gregoriana y que no conocía. Saludos y gracias por estas entradas tan educadoras.
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