Mi alma se
ausentaba de mis pagos
mas acudían los
pájaros y me confortaban.
¿Amor? No sé
si lo confundo con el miedo.
Sentí arder
mis dedos en tu espalda,
cuando murió
la luz de nuestro día;
fueron
rejones de búsqueda inquieta
sin más
fuste que el calor de la locura,
que iban vistiendo
de encajes tu alameda.
¿Amor? No sé
si lo confundo con el sueño.
Lloré por
las estrofas malgastadas
sin voz de desahogo
y sin consuelo,
sabor de
lágrimas, derrota,
dolor de hebras
sin puntada.
¿Amor? No sé
si lo confundo con tu boca.
Hola Jose Luis.
ResponderEliminarMuy sentida esta poesia...¡me gusta.
Saludos.
bonita foto¡¡saludos
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