¡Cuántas horas de alerta desde el tajo
de la hoz a la blanca nube de la tahona! Te amé como a la hembra, tierno y
cálido, como a lo nuevo, inmaculado y recién hecho, joven. Fuiste, si asentado y en
madurez -textura firme-, besana donde hoyar canales para que habite el aceite. Si
seco y duro, básico ingrediente, fiel de la romana con tomate, vinagre y sal,
eje de la tradición sureña. Si hasta verde, mi bien, te quiero, y mohoso, pues
hallo en tu sinople el mágico secreto culinario de los chefs parisinos. (1)
Eres tú bendito son a crujido de
corteza, arpegio de migajón, blanda soba
que posterga el hambre, diana floreada de los estómagos de la posguerra,
que a una humilde hogaza cuando aún guarda su febril condición, que al más
grato manjar de los fogones reales, que al pícaro tradicional de la comedia.
Eres el pan, en fin, el viejo camarada,
cuando duro o florecido, besaba mil veces mi abuela antes de tirarte, como
añejo ceremonial de culto y gratitud. O material de contrabando, cuando entre las
piernas y camuflado en las faldas salvaban el fielato de la miseria.
Tú eres la reñida estrofa en el paladar
de los poetas, el quimérico deleite de
los flamencos cuando comen, raya en el agua literaria, sordina del dato de los
gobiernos, látigo de las modas y las dietas, negación del artificio, dorado
manto que mayea en el cauce espiritual de los campos.
Sí, tú, partícula divina y eterna que exalta
el cura que consagra, blanco bajel, polvo de los molinos, velero que atraviesa
la tormenta y encalla en los rompientes de la sopa, compañero fiel del cartucho
de pescado. Del horno familiar de los corrales de vecinos, presente solidario
de los desposeídos, tesoro cuando acaece, fortuna cuando abunda, no va más si
encima eres blanco, clara mañana de la infancia, cuando en tus hechuras se adivina
deleite singular del apetito, o bien el tierno beso, libre de la competencia del más sabroso de
mujer, buen aroma, condena del ayuno, gente nuestra, calor de familia y gloria
a Dios en las alturas.
Hola; buena Oda poética al PAN y sus propiedades que son tantas y necesarias, además bien aderezado.
ResponderEliminarYa de vuelta, mi saludo amigo.
Horten
Estimado amigo:
ResponderEliminarGracias por esa loa admirable que has dedicado al pan. Es para mí, con todo, lo que mas me gusta y satisface; tanto es así que me gusta comerlo seco, como vulgremente se dice. Y todos los días él y las aceitunas constituyen mi aperitivo habitual; además de tomarlo con tomate en la mañana.
Tu bajista preferido.
Cuántos 'sopeos' se han enjugado entre sus migas.Cuántos dientes infantiles se ha quebrado en las recias cortezas de antaño.
ResponderEliminarBendito pan.
Bueno, hay que ser muy bueno para hacer de algo tan usado tan mordido,tan compañero nuestro del dia a dia esa oda. Me ha encantado porque desglozas y haces migajas sabrosas ese alimento que tan poca importancia le damos cuando por contra es tan necesario en nuetras vidas
ResponderEliminarPreciosa oda del pan nuestro de cada día. Que hoy por desgracia, y doy fe de ello, no llega a muchas casas. Creo que te comenté en unas ocasión, algunas vivencias con alumnos, que hacen una sola comida al día. ¡De vergüenza! mientra vemos las vacaciones que se toman los políticos, y como roban. ...... No sigo por que me estoy indignando.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo, y pronto nos veremos.
¡Bendito sea nuestro pan! Manjar humilde y necesario, delicioso los desayunos en forma de "hoyo", con el tazón de leche calentita, en la mesa de la cocina con hule de mi casa, mi hermano y yo lo tomabamos antes de irnos al cole, de jovencita, buscaba la panera y daba unos cuantos peñizcos a la telera. Lo que sobraba, se aprovechaba para el gazpacho, migas...
ResponderEliminarMe es especialmente gratificante leerte y participar aquí dando mi opinión sobre tus temas, amigo mío.
¡Viva la mare que te parió!
Amistosamente.
Mari Carmen.
Desde hace ya demasiado tiempo algo tan preciso y económico no llega a muchas casas en la cantidad necesaria y los informativos, nos dan noticias escandalosas, horribles inmorales inhumanas de cómo han saqueado nuestro país los muchos sinvergüenzas, impresentables y viles gentuzas...
Tu prosa poética enaltece lo cotidiano: un humilde trozo de pan. Tan humilde y tan grandioso, el que acompañó a la cultura mediterránea por siglos. Formaba parte de la triada mediterránea, el trigo junto a la vid y el olivo.
ResponderEliminarEstos tres elementos siguen vivos, forman parte de nuestra cultura y espero que por muchos siglos. Las dietas no podrán con ellos. Doy fe.
Recibe un cariñoso abrazo.