Vino una nube a mi limbo y
sostuve su mirada, aguda daga de oro que descose la mañana y empuja desde
poniente a las barquillas cercanas. A las faldas de su vuelo cedió el freno de
mi alma y se me ocurrió una letra, que de cielo y brisa hablaba, sales que en
una cuarteta escondidas siempre andan.
Viento que del sur llega,
cálido instante que pasa,
soplo que pronuncia el nombre
de la esperanza…
Pero las luces del alba no
prestan sueños manidos y el aire trajo una lluvia que me causó escalofrío, me
traicionó aquella brisa, fue disparo de cuchillos y se me volvió el paraguas por
los forros del olvido, quise dibujar las olas
sobre mi fiel cuadernillo, pedí favor a las musas y me salió un juguetillo:
Cuando luz te pedía,
mala persona,
me trajiste el faro
de Chipiona.
Así, la sesión de tarde aligeró
su embeleso porque una nota de paso quebró la toná del tiempo, imponiéndole su
acento para que sonara así; se despidió
presurosa, componiéndose, nerviosa, su tocado de organdí, pero de la prisa loca
se le desprendió una rosa que al momento recogí; una flor, que en otra estrofa,
quise dedicarte a ti.
Si esto es tuyo y esto es mío,
si es nuestro y es de los dos,
te digo, cariño mío,
que esto me parece amor.
Me fui con los resplandores de
la cúpula amarilla, cepa de estirpe cristiana con las raíces fenicias, brújula de
los bajeles que van buscando su orilla, manantial de nuestra historia, principio
de las sonrisas, reino del cante y la copla, solar de la cortesía, de la gracia
dicha a tiempo, del piropo a Mariquilla, bastión de la libertad, nación de la
simpatía.
Desde Aurelio a Pericón,
desde el Mellizo a La perla
lucieron el galardón
del empaque de esta tierra.
Tienen caminos los mares que no
los conoce nadie, sólo algunos marineros que salen al mar y saben donde paran
las sirenas llevados por sus cantares; y como son realidades los cantes de su
bahía, recordé el goce de un rato cuando cantaba alegrías brindando entre trago
y trago una voz que todavía mi memoria no ha olvidado, un juguetillo salado que
escuché en la barbería que está cercana al mercado; me parece que decía:
Una vez que te dije
cómprame ropa
me quitaste las ganas
de un tapabocas.
José Luis Tirado Fernández
Con tu arte de siempre, voy a Cái cuando quieras.
ResponderEliminarUn fenómeno del cante...Te felicito
ResponderEliminarEsto me llega hasta los tuétanos. ¿Qué ARTE derrochas! Y hay que compartirlo. Es mi segunda Patria Chica, Cái está en mis sentidos...
ResponderEliminarImsuperable, Impagable, Imponente, de eso somos testigos...
¡¡¡GRACIAS!!!
Don Luis esto es una maravilla
ResponderEliminarDon Luis esto es una maravilla
ResponderEliminarMe faltan palabras para describir la admiración,la envidia de la riqueza de tu vocabulario,de la grandeza de tu arte . La perfección de tus versos....siento envidia y a la vez gratitud por regalarnos las joyas que de ti se desprenden
ResponderEliminarEres digno de publicar y compartir en puertas abiertas el don que Dios te dió
No te limites al blog, publica José Luis pues eres como te dije un día arquitecto del arte ,haz que las semillas caigan en prados mas abiertos para goce de tierras más lejanas
Leer cuanto escribes es reconfortante. Como es para un náufrago, la isla; al perdido en el desierto, el oasis; el alimento del hambriento; la luz de quien no ve; la música del melómano sordo.
ResponderEliminarGracias por nutrirnos.
Querido José Luis: La gracia y sonoridad que les imptimes a tus versos,erizam la piel, emocionan mcuho por lo menos a mi, pero veo en los comerntarios que es a todos lo que te leén.
ResponderEliminarYo opino como mi querida Concha eres un artista y que deberias publicar, darte a conocer.
Un fuerte abrazo querido amigo.
digo como Concha, tienes un vocabulario impresionante, que manejas de una manera tan especial, siempre nos da escalofrios, te felicito Maestro.¡¡que cosa más hermosas publicas!!!un abrazo
ResponderEliminar¡Qué tendrá Cádiz! Que te inspira de esa manera. Es insuperable. En realidad siempre estás insuperable. Emocionas, transmites...De eso se trata pienso yo. ¡Enhorabuena! Y abrazos.
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