El pasado dieciséis de Abril, mi
admirado poeta aljarafeño Antonio Garcia Barbeito, hacia una reflexión en el
diario ABC de Sevilla, sobre la liga de fútbol española. No es precisamente lo
que más me gusta de cuantos artículos le he leído, aunque lo que más me gusta
es su poética; de cualquier forma, el tema me pareció interesante, no así la
alternativa que por inexistente, no parecía aportar Antonio en su texto. El
meollo era el siguiente:
“…La Liga de primera división no es la Liga BBVA sino la Liga
BM, la Liga Barça-Madrid. Y los demás, que hagan la ola. El colmo de los
despropósitos llega con esa noticia de que el Sevilla tendrá que jugar contra
el Levante no a las diez de la noche, como estaba previsto, sino a las diez y
media. ¿Por qué, porque el partido que jugarán Barça y Madrid en el Camp Nou
termina a las diez y cuarto? Pues, no; termina a las diez menos cuarto, pero
como se ve que España necesita llevarse tres cuartos de hora de digestión de
ese partido, que en Sevilla esperen y empiecen a las diez y media. ¿Es o no es
Liga BM, esta Liga?...”
Puesto a pensar, he profundizado
un poco el tema y he hallado una respuesta que dependería de la posible unión
entre los demás otros, es decir, entre los clubs cucharas, que ni pinchan ni
cortan pero sirven a sus dos señores, aunque harto difícil me parece el intento
después de los que hizo Jose Maria del Nido y del que se clarearon los
principales. No obstante, si esa unidad se diera por arte de birlibirloque, la dejo caer.
Existe en el reglamento de la Federación
española de fútbol un artículo por el cual se permite a los clubs alinear
jugadores de los escalafones inferiores, siempre que no hayan cumplido 23 añitos,
de manera ilimitada. Imaginación al poder. ¿Porqué no presentar a los
infantiles cuando los equipos juegan con B o M? Supongamos que el Málaga recibe
a B en su campo y que el once inicial lo componen chavales de catorce años.
Díganme cuánta gente compraría ese partido. Háganme la cuenta de los ingresos
de las televisiones por ver a B y M, y de las reglas y normas con las que se firmaría
la próxima temporada los contratos con los clubs. Con todos. Así, que, sin
salir de la legalidad vigente y cumpliendo con lo que se ha firmado,
obligarían a las plataformas a sentarse con los demás otros, o arriesgarse en
un plis plas a perder todo lo que hasta ahora han venido acumulando. Cuestión
de unidad.
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