Un último azahar quedó a tu pelo
prendido, cuando abril se marchitaba;
quiso dejar su rama, buscó suelo
y vino a ti, jardín
que transitaba
truncando el arrebato de su vuelo.
Dudoso del guión que planeaba
halló en tu trayectoria su consuelo
y súbito el destino que
anhelaba.
Cuán presta se nos va la primavera…
y tú, que hermoseando los colores
a la inquietud del tiempo de la espera
me pintarás de nuevo sus verdores
tañendo con pincel, a tu manera,
un réquiem por la muerte de las flores.
José Luis Tirado Fernández
(De 37 poemas para Reyes, 2012)
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