El
peligro de mezclar las alubias de dos cosechas distintas es que, cuando están cocidas, unas salen
duras y otras tiernas. Me lo dijo mi abuela, cuando entre otras faenas
domésticas me enseñaba a espulgar lentejas, deshilar las vainas de las
habichuelas o machacar almendras crudas para espesar los guisos. Las personas,
como entes pensantes individuales, aplican distintos y variados puntos de vista sobre los
quehaceres a realizar y sobre cómo los realizan otros, y de ellas me enseñó mi
abuela que cada una tiene una leche. El flamenco es una de esas labores y pocas veces
abandona su entorno lógico en las que salga bien parado. En una anterior entrada
de este blog pudimos deleitarnos con el piano de Pedro Ricardo Miño acompañado
por una hija de Shankar, que tocaba el sitar a compás de bulería como si
hubiera nacido en el monte Pirolo, cuando en realidad es londinense. Con tanta basura
que pasa por nuestras tragaderas adobadas con el distintivo “fusión”, es de
agradecer que de vez en cuando nos podamos permitir alguna astillita.
En
esta ocasión, y para desmentir la regla,
traemos esa excepción oportuna y brillante, como es en este caso una que combina
dos bellezas: la salvaje de hembra gitana de Alba Molina, con la de la voz
profunda y arcaica, que parece brotar de un disco de pizarra, pero con la
calidad que la técnica actual nos proporciona. Dos bellezas.
José
Luis Tirado Fernández
Al escuchar el vídeo, y pese a toda la algarabía y aderezo, me acordé de una escena de Rito y Geografía del Cante donde Perrate, bajo la atenta mirada de un niño, nuestro Tomás de Perrate, interpreta unos tangos de Málaga con el simple acompañamiento, mágico y misterioso, de Diego del Gastor. Esta, amigo José Luis, es la fuente de la voz arcaica y profunda que tan acertadamente has definido y que me ha transportado al menos 40 años atrás.
ResponderEliminarTomás, nieto de Manuel Torre e hijo de Perrate de Utrera. Auténtica casta gitana.
ResponderEliminarOjo: tradición e innovación son términos difíciles de conjuntar, requiere mucha habilidad, y sapiencia, para llevarlos unidos a buen término.
¡Ojú, killo! ¿Onde á mariscao esto? P`a guardarlo, endicarlo y escuchá una jartá de veceeeeeeee!!!!
ResponderEliminar¡Ole el arte!