Llanto
por el Herejía
(Siguiriya
de Triana)
I.-
Plegaria a los duendes del flamenco
Se
me ha muerto el Herejía,
tener
compasión de mí;
si
se acaba la torcía,
¿de
qué me sirve el candil?
Por
convertirse en historia
va
a habitar vuestros corrales;
qué
suerte gozar la gloria
de
su cante y de su baile.
Y
recordármelo,
y
de vez en cuando
poner
su voz, su gracia en mi garganta
cuando
estoy cantando.
II.-
Qué sola se queda Triana
Acunarse
a su talento,
gitanitos
de la cava;
que
hizo al tango monumento
de
lo bien que lo cantaba.
Alta,
azul tu torre,
negra
madrugá;
cómo
te buscan por la calle larga
y
la de San Juan.
Y
se queda sola
y
triste, Triana ahora;
la
brisa que abanica el altozano
su
muerte llora.
III.-
El compás está en el cielo
Cómo
templaba y mecía
las
chuflillas de Triana
y
su cadencia seguía
la
torre, con sus campanas.
Gitano
que se sentaba
en
el trono del compás:
tan
alto puso el asiento
que
no alcanzan los demás.
Qué
pena más jonda,
a
Dios le pedía
viniera
el Titi, Cagancho y la Andonda
con
el Herejía.
La última foto que le hice, cuando vino a visitarme |
José Luis Tirado Fernández
Muy emotivo el canto a tan singular artista.
ResponderEliminarEsto llega a lo más hondo del alma, José luis.
ResponderEliminarUn sentimiento profundo expresado con exquisita delicadeza y sensibilidad en una oda preciosa que es todo un homenaje por la pérdida de un gran artista que tanto arte derrochó y tan buenos recuerdos nos dejó.
Para tí que fue amigo de toda la vida, su marcha debe ser muy dolorosa.
¿sabes? creo que realmente desaparecemos cuando ya nadie nos recuerda. El Herejia nos dejó un extraordinario legado y pienso que será recordado por nuestros hijos, nietos, biznietos...
Un abrazo