¿Tuvisteis la fortuna de oír a
Tomás Pavón? Si lo oísteis alguna vez, podéis afirmar que habéis descorrido el
secreto de un mundo inédito. De un mundo en el que no es posible permanecer,
por los minutos de una copla, si no es… por la garganta de uno de estos hombres
privilegiados, artífices sutiles de un arte sin parangón posible. Porque por
ejemplo, una “siguiriya”, cuando la “decía” un Tomás Pavón, era una especie de
salvoconducto para que irrumpiéramos, de pronto, en lo intrincado de una raza
inquieta e inquietante que lo expresa todo, todo lo suyo, dramático,
intransferible y lejano, por los “duendes” de su garganta.
Antonio Rodríguez de León en
ABC, 26 de julio de 1952. Acompañaba esta ilustración
SOLEARES PARA TOMÁS
Sonaba
por la alameda
su
voz de almíbar y miel;
blanca
y pura, deja el cielo
la
luna, pa ´estar con él.
Creadores
ha tenío
el
cante, por ser tan grande,
pero
el arte de Tomás
no
me lo presuma naide.
Que
en el tiempo las voces,
desaparecen,
pero
con los pavones,
ni
el tiempo puede.
Muralla,
huerto y jardín
y
puente pa´ que su herencia
nunca
conozca su fin.
Agradecimientos
a David Pérez Merinero y su página “Papeles flamencos”.
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