En la verdad yo creía
desde que era un muchacho,
en la verdad yo creía;
ahora, infeliz mamarracho,
voy de loco por la vía:
soy embustero y
borracho.
Hasta que yo no volvía
no se acostaba mi mare
hasta que yo no volvía;
que nadie se le
compare,
se fue y me dejó sin guía,
ya no tengo quien me
ampare.
El brillo de los
dineros
hasta la honra arrincona
el brillo de los
dineros;
a quien su afán aprisiona
los amores verdaderos
menosprecia y abandona.
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