LA ARQUITECTURA DE HIERRO Y SU ÉPOCA
Cuando,
para deshonra del patrimonio arquitectónico de Sevilla asolaron el Teatro San
Fernando, los niños tuvimos que cambiar de acera cuando pasábamos por la calle
Tetuán; allí, donde entrabamos a mirar las carteleras o a aporrear el teclado
del piano de pared que había en el recibidor, se alzaban las ignominiosas
vallas metálicas que a lo largo del siglo XX hemos padecido los sevillanos y que
han acabado con buena parte del legado arquitectónico que sobrevivió hasta los
cincuenta. Al pasar por enfrente, podíamos ver desnudas las vigas de hierro que
formaban su estructura. Efectivamente, fue el primer edificio de la capital con
estructura metálica. Ello fue producto de aquella efervescencia que supuso para
el mundo civilizado el dominio sobre los metales al que había accedido la
técnica de los humanos, y que se tradujo en la proliferación de edificios,
puentes, estructuras industriales y toda clase de construcciones de exterior,
que gracias al descubrimiento del galvanizado, eran sólidas, resistían el paso
del tiempo y eran todo lo bellas que les permitía el material con que estaban
construidas.
SEVILLA Y SU CUOTA ARQUITECTONICA
Si
antes hemos citado el mercado de San Miguel madrileño, y que es imposible no
ver si se pasa por la calle Mayor en dirección a la Almudena o el Palacio de
Oriente, a la izquierda según se avanza, que por cierto es el último testigo en
Madrid de aquella moda, hemos de señalar
que en Sevilla, aparte de la reseñada nave del barranco, siguen en pie algunos
testigos mudos de esa arquitectura, como el garaje Laverán, de la calle Baños,
que por si ustedes no lo sabían, fue la primera gasolinera estable de la
ciudad, las dos estaciones de tren ya en desuso y que albergan comercios, las
de Cádiz y Córdoba, otros desaparecidos como la Pasarela, los antiguos kioscos
de hierro y cristal, como los de la Alameda, el parque o el paseo de las
Delicias.
Kiosco en laAlameda,hierro y cristal |
La pasarela o"pasadera" |
Y, por supuesto, nuestro puente, el puente más universal, el
de Triana, fruto también de aquel movimiento.
Puente en Estrasburgo (No sólo se
construyeron puentes a imitación del Carrusel de Paris en Sevilla)
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A
nivel internacional, el más claro prototipo y representación ideal, modelo y
universal ejemplo de la arquitectura del hierro, es la torre Eiffel parisina,
construida con la técnica del remache en caliente, arte que merece página
aparte.
LA NAVE DEL BARRANCO, MERCADO CENTRAL
DEL PESCADO
Esta
nave, proyectada también por Eiffel, el diseñador de la famosa torre parisina,
aunque algunos años antes, fue construida como lonja de pescado; los que por su
edad aun puedan recordarla cuando estaba dedicada a esa venta, seguirán
teniendo impregnada en su pituitaria el fuerte olor a pescado que despedían la
nave y su entorno. Recuerdo en su fachada un gran bullicio y gran movimiento
los días laborables, con los vehículos de carga aglomerados en la acera,
esperando su carga. Muy cerca, el mercado central de abastos, en Pastor y
Landero, ocupaba el solar del antiguo convento del Pópulo, y que posteriormente
fue utilizado como prisión.
En la acera de enfrente, de la misma
calle Arjona, varios quioscos de bebidas, de los que ha llegado a sobrevivir
uno, que continua abierto al público,
daban abasto a la sed y al hambre de los trabajadores de aquel mercado,
entre los que se encontraba un tío de mi padre llamado José y apodado “El
Larguiri”, por su estatura. Cuentan de él que quitó mucha hambre a la familia
en los años de la escasez.
Así se quitaban el frio los trabajadores
del barranco las mañanas intempestivas.
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Y
por ahora, no se me ocurre nada más, sólo añadir que ojalá la UTE (unión
temporal de empresas) que se adjudique la gestión del mercado gourmet del barranco,
conserve el edificio tal cual y que en el nombre del progreso no haga una
“gracia”, que supongo el Ayuntamiento que entre todos mantenemos se encargará
de impedir. Me refiero a añadidos “estéticos” que “mejoren” lo habido. Y basta
de comillas. Ustedes me entienden.
José Luis Tirado Fernández
Buenísima esta página, José Luis.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡¡Excelente!!!
ResponderEliminarSí, José Luis, se te entiende estupendamente. Pones el alma en los escritos, es una verdadera delicia pasear por tus logradísimas páginas.
Tenemos que defender lo que nos queda, ojalá hubieses estado en los 50-60, en que tantísimas atrocidades se cometieron por los que estaban llamados a proteger y defender el patrimonio sevillano.
No podemos consentir más destrozos. La primera en manifestarse ten la seguridad que será una "múa"
¡Enhorabuena!
Muy buena esta 2ª entrega, José Luis pero, no te fies mucho del pesonal, y, sino nos remitimos a la torre, tu ya me entiendes, y el resto, también... Por cierto: cuando mencionas el derribo del San Fernando, y aquellas moles de hierro, me viene a la memoria de otro derribo como fuera el del Palacio Central en calle O´donell, y donde tras mucho escabar para la nueva cimentación se encontraron resto de palos, origen de aquellas primeras viviendas (Lacustres) que tuvo la actual Sevilla.
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